Trancones interminables, colapsos en TransMilenio, ciudadanos caminando horas para llegar a su destino y poca calidad de vida han demostrado la ineptitud de la administración del alcalde Carlos Fernando Galán con la capital
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
“Bogotá está a dos horas de Bogotá” ha sido un chiste flojo entre los habitantes de la capital, que cada vez toma más fuerza por la situación de colapso en el transporte público.
Con más de mil obras, entre ellas la construcción de la primera línea del metro, el tráfico en Bogotá cada vez se vuelve más insostenible. Las personas pueden tardar hasta cuatro horas en un bus, ya sea por desvíos insuficientes, retrasos masivos en TransMilenio o trancones monumentales.
No hay calidad de vida, cientos de personas están perdiendo horas de su día mientras intentan llegar a trabajar, estudiar o descansar.
Misión imposible: salir de las Américas
Lorena Gonzales vive cerca del Portal de las Américas, en la Avenida Ciudad de Cali con Villavicencio, donde empieza la primera línea del Metro, “antes de la construcción del metro, ya había otras obras, como TransMilenio hacia Bosa, que no ha terminado. Llevamos más de cinco años con la Avenida Cali sin paso de carro particular y con TransMilenio en un solo carril” explica Lorena.
Entra a trabajar a las 9 de la mañana, despierta muy temprano para alcanzar a salir del barrio sin tanto colapso, sin embargo, del Portal Américas a la estación Transversal 86, donde el viaje es una sola parada, dura más de media hora, “es insoportable, cuando está atascado puedo durar una hora”.
Las dificultades se intensifican si hay protestas o accidentes, “cierran el Portal de las Américas, no hay paso para vehículo particular en la Cali, se colapsa la Primera de Mayo, la Guayacanes, y quedamos encerrados, es imposible salir del barrio”, señala.
Recuerda lo difícil que fue el transporte el jueves 30 de octubre, puesto que, había manifestaciones de motociclistas en contra de la medida del Distrito que restringió el parrillero, y la circulación nocturna por las avenidas principales de Bogotá desde el jueves 30 de octubre hasta el 4 de noviembre.
Para llegar a su trabajo duró más de tres horas, donde la situación la obligó a agarrar taxi y después SITP, los desvíos de TransMilenio no eran suficientes.
Por otro lado, la demolición de los puentes de la intersección donde se encuentran las avenidas calle 13, calle sexta, carrera 50 y avenida Las Américas en Puente Aranda, para llevar a cabo el proyecto de la nueva Calle 13, causaron grandes problemas en la movilidad de las personas que viven en el suroccidente de la capital, “ahora los trancones son interminables, muchas veces he quedado atrapada en la intersección, y la opción de agarrar un taxi es muy costoso, y no me puedo dar el lujo”.
La Caracas: entre esperar y sobrevivir
Lorena trabaja en Teusaquillo, y debe pasar por la Avenida Caracas, que también está cerrada por obras del Metro, “muchas de las estaciones de TransMilenio están cerradas, y ahora son caminatas muy largas para llegar a mi trabajo”, antes su trayecto de la estación al trabajo duraba cinco minutos, ahora dura veinte.
“No hay calidad de vida, salgo de mi casa a las 7 de la mañana y llego a las 9 de la noche por culpa del transporte, es agotador. Los habitantes del sur merecemos una ciudad que también esté pensada en nosotros” finaliza.
Como Lorena, hay cientos de trabajadores que sufren cada día por las ineficientes acciones de Galán frente al transporte.
El SITP
Ahora bien, el caos no solo se encuentra en TransMilenio, también en el Sistema Integrado de Transporte Público de Bogotá, SITP que tiene un déficit estructural y financiero.
En el marco del Día Mundial de las Ciudades, la concejala Heidy Sánchez señaló a través de sus redes sociales que, el SITP “fue concebido bajo un modelo neoliberal que garantiza la rentabilidad de los privados a costa del erario y del bolsillo ciudadano. Los contratos del sistema trasladaron todos los riesgos al Estado, consolidaron la opacidad en la información financiera y permitieron la concentración del negocio en tres grandes sociedades que hoy controlan cerca del 60%.
» Así, mientras el Distrito destina billones a cubrir pérdidas a través del Fondo de Estabilización Tarifaria, los concesionarios acumulan ganancias aseguradas, y los usuarios enfrentan tarifas cada vez más altas. No se trata de un problema de evasión ni de ineficiencia técnica, sino de un modelo diseñado para privatizar las ganancias y socializar las pérdidas”.
Para Sánchez, el SITP tiene un déficit financiero desde el año 2000, ya que, el Estado asume los principales riesgos y subsidios, mientras persiste la opacidad en la operación privada, “entre el 2022 y 2024, todas las fases de TransMilenio fueron operativamente rentables, aunque con fuertes contrastes en sus márgenes. La Fase IV registró una rentabilidad neta del 13%, mientras las Fases III y V reportaron pérdidas, atribuidas a presuntos malos manejos y especulación con recursos públicos” señala el Concejo de Bogotá.
El sistema tuvo ingresos de más de 14,5 billones de pesos, pero con una rentabilidad del uno por ciento. Por tal razón, la concejala de Bogotá propuso una reforma estructural del SITP dirigida a la equidad, transparencia y eficiencia, “la iniciativa propone publicar los costos y utilidades del sistema, renegociar contratos para limitar las ganancias privadas y redistribuir recursos hacia mejores condiciones laborales y mayores subsidios para usuarios de bajos ingresos, bajo una gestión pública más sólida y abierta”.
El caos de Bogotá no solo se debe a TransMilenio, sino a déficits financieros, una administración alejada del pueblo, basuras, inseguridad y desalojos; y es la ciudadanía quien está sufriendo.







