domingo, septiembre 28, 2025
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La otra cara de la guerra: mujeres entre pobreza y violencia

Desde los años noventa, y pese a las tantas leyes aprobadas, luchas, vidas perdidas de militantes y activistas por la equidad de género, vivimos la década donde más mujeres están expuestas a conflictos armados a en todo el mundo.  En Colombia, se reflejan versiones de la desventaja estructural que enfrentan las mujeres

Diana Galvis  

Las mujeres colombianas siguen sufriendo las consecuencias del conflicto interno: desplazamientos forzados, minas antipersonales, violencia sexual en zonas rurales -especialmente en comunidades indígenas y afrodescendientes-.

Entre la denigración en zonas rurales y en comunidades étnicas, las mujeres enfrentan desigualdad no solo por la violencia directa, sino por la falta de acceso oportuno a servicios de salud. Esta carencia incrementa la mortalidad materna. Además, se suma el poco acceso a educación, transporte y justicia, factores que profundizan los efectos del conflicto.

Pobreza, brechas de género y jefatura femenina

Las madres cabeza de familia son quienes más cargan con la responsabilidad de sacar adelante a sus hogares. Estos, en todo el país, se encuentran en situación de pobreza monetaria, frente a una cifra considerable de aquellos dirigidos por hombres. En cuento a la pobreza extrema, la diferencia es del 16,7% de hogares con jefatura femenina frente a 11,6% con jefatura masculina

Según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, DANE, son 42,4% encabezados por mujeres y 33,2% dirigidos por hombres. Estas cifras comprenden la necesidad de trabajar por la dignificación de las mujeres cabezas de familia y sus hogares.

En zonas rurales los contrastes son aún más agudos, ya que la pobreza extrema afecta aproximadamente 120% más hogares rurales, encabezados por mujeres, en comparación con hogares urbanos bajo jefatura femenina. Así lo refleja la asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística, DANE.

De acuerdo con cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares, GEIH, de 2023, la pobreza monetaria en las mujeres alcanzó un 37,7%, mientras que para los hombres fue del 29,5%. En pobreza extrema, las mujeres representaron un 13,9% frente a un 9,5% en los hombres.

Brecha digital: otro frente de desigualdad para las mujeres

Representación del liderazgo y la resistencia de las mujeres afrodescendientes en Colombia. Foto: Flickr Presidencial.

Entre otros puntos significativos que además de la violencia también repercuten en la dignificación de la mujer colombiana, se encuentra la brecha digital, otro de los factores que profundiza la desigualdad de género en Colombia.

Aunque el acceso a internet ha aumentado en la última década, aún hay diferencias entre lo urbano, lo rural y el género femenino y masculino. De acuerdo con la encuesta de Calidad de vida DANE 2024, un 70% de población metropolitana accede a internet, mientras que las zonas campesinas son de tan solo el 35%.

Esta limitación afecta en gran escala a mujeres, quienes enfrentan barreras adicionales para el uso de tecnologías, ya que reducen sus oportunidades de educación virtual, trabajo remoto o emprendimientos digitales.

La ONU mujeres advierte que el hecho de cerrar estas brechas digitales mejoraría la calidad de vida de millones de mujeres y niñas, además, generaría un impacto positivo en la economía global al incorporar el potencial, sus artes, creatividad utilizando estas herramientas en el mundo digital.

No hay mayores estadísticas consolidadas y actualizadas sobre la totalidad de estas brechas de género en Colombia. Sin embargo, las cifras disponibles evidencian la urgencia de trabajar por aquellas que realizan su aporte de manutención y cuidado, mientras enfrentan las tantas desventajas sociales.

ODS: Un reto pendiente para la desigualdad y la paz

No es solo dar estadísticas y cifras de las entidades, es, a partir de esto, realizar una reflexión crítica. La indiferencia de gobiernos anteriores ha hecho más difícil asumir la reconstrucción social, convirtiéndose en un reto conectar con la agenda 2030 de la ONU y dar cumplimiento a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, ODS, en donde se quiere dar cumplimientos a metas sobre educación, salud, reducción de desigualdades, paz y justicia, en especial a las mujeres.

Cada año de atrasos significa mujeres con menos dignificación humana, expuestas a más violencia, menos oportunidades laborales y una sociedad que renuncia a la mitad de su potencial transformador. Cumplir con los ODS no es un tema lejano ni de discursos internacionales, es una necesidad urgente para que en Colombia haya paz, justicia y un desarrollo que beneficie a todas y todos.

Una deuda pendiente

Aunque el mundo reconoce que las mujeres son hoy las más afectadas por los conflictos, en Colombia también se sienten con fuerza estas consecuencias. Si bien ha habido algunos avances como la reducción en las muertes maternas y ciertas mejoras en indicadores de pobreza, gracias a las reforma laboral y políticas públicas implementadas en pro de la población femenina; aún las desigualdades de género, las diferencias regionales y los impactos del conflicto siguen generando costos altos para las mujeres, niñas y sus familias.

Los datos son claros: se debe fortalecer el compromiso con políticas públicas efectivas que garanticen igualdad, salud, educación y justicia. Solo así será posible avanzar hacia el cumplimiento de las metas internacionales de desarrollo sostenible y dignidad humana. Además, estos indican que se debe seguir trabajando en pro del beneficio de las mujeres para cumplir con las metas internacionales sobre igualdad, salud y justicia para todos.

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