viernes, agosto 22, 2025
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“La tierra es para quien la trabaja”: Nevys Niño

La líderesa atlanticense, exdirectora territorial de la SAE, habla de la reforma agraria y los avances del movimiento social

Miguel Espinosa

Se define como compañera. Caribeña. Filósofa, magíster en Estudios de Género y Violencia Intrafamiliar, con trayectoria feminista y política. Coautora del libro “Desafíos: Perspectivas de género para la construcción de paz en el posconflicto colombiano” y actualmente docente de la universidad del Atlántico.

Después de dejar la entidad y asumiendo nuevos roles sociales e institucionales, Nevys Niño Rodríguez, hace balance, con la franqueza y firmeza que siempre la ha caracterizado.

Cuando asumió la territorial Caribe de la SAE, ¿cómo la encontró después de años de gobierno de la derecha?

Asumí esta tarea gracias a la invitación de Daniel Rojas y el entonces vicepresidente de Bienes Muebles e Inmuebles, Jaime Osorno. Lo primero que nos llamó la atención fue un “parqueadero de bienes”: predios “estacionados” en el inventario, sin productividad financiera o social, y ocupados irregularmente; activos que seguían al servicio de los investigados penalmente, o con figuras de testaferrato; y además, la tierra más productiva, con cánones irrisorios. Por ejemplo: arrendaron por 6 millones de pesos una hacienda de más de 1000 hectáreas: ¡desde luego que terminamos ese contrato! Y se inició un proceso de saneamiento y beneficio social desde las capacidades de la SAE.

Única directora territorial mujer por más de dos años; ¿Cómo afrontó esta tarea en una entidad que se mueve en las minucias legales?

Sinceramente, para una mujer, en una sociedad androcéntrica y patriarcal, con inequidad y desigualdad en los diferentes espacios de la vida social y política, que invisibiliza nuestros aportes, no fue fácil. A eso, hay que sumar que dirigir una empresa mixta del Estado que se mueve con un componente jurídico y financiero, representó un gran reto.

Era frecuente la pregunta: ¿Qué hace aquí una mujer filósofa? Valiéndose de eso, en ocasiones se nos intentó inducir en errores, intentos de “plan tortuga” y dificultar el desarrollo del proyecto del cambio. Por eso fue clave nuestra formación política y un equipo de trabajo siempre alerta, principalmente de mujeres, como una apuesta feminista. La formación humanística y política permitió darle un enfoque social y de implementación del programa de gobierno nacional, con enfoque territorial.

En 2 años y 4 meses que estuvo en la SAE, ¿qué logros destaca en su gestión?

Hay que reconocer que este tipo de gestiones siempre son productos colectivos entre lo nacional y lo territorial. Ahora, quisiera destacar que fue una apuesta priorizar la reforma agraria, especialmente en los departamentos Córdoba, Sucre y Atlántico por su historia de violencia y de concentración de la tierra.

En Córdoba son significativas las entregas de Támesis (zona rural de Montería), donde se transfirieron más de 500 hectáreas al Fondo de Reparación de Víctimas, beneficiando a 50 familias víctimas del conflicto armado. También está Pontevedra (en Buenavista), con más de 1000 hectáreas en coordinación con la Agencia Nacional de Tierras, para beneficiar a 100 familias.

El Mochalito, Las Mercedes, y Santiago Pobre (Ciénaga de Oro). En Sucre, entregamos La bendición de Dios a la comunidad indígena de Mata de Caña, como acto de reparación y reconocimiento al territorio ancestral despojado por el conflicto. El Paraíso (San Marcos), a ASOTRACDES, con una producción arrocera ejemplar. No solo entregamos la tierra, sino que se articuló con la ANT y la ADR para asegurar la economía campesina, buscando garantizar la soberanía y seguridad alimentaria de los territorios.

También hicimos entregas de inmuebles urbanos que han impactado a las víctimas y a los jóvenes, transformando la vocación de estos activos provenientes de economías ilícitas, que hoy están al servicio de la comunidad en Barranquilla, entregamos un inmueble a la Escuela de fútbol “Toto Rubio”, y otro, al MOVICE – Atlántico, para una casa de la memoria.

La SAE es central en la reforma agraria. ¿Qué avances tuvo la reforma agraria en la región caribe?

Desde la SAE contribuimos con varios aportes, se movilizaron más de 10 mil hectáreas para beneficiar al campesinado, a comunidades indígenas y de mujeres, a través de los mecanismos dispuestos por la Ley. Hubo una articulación con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y la ANT, para la organización de las comunidades a través de los núcleos de reforma agraria. Por iniciativa de la SAE, se constituyó la Escuela Agraria Campesina Manuel Hernández “El Boche”, para la formación política, agroproductiva y de comercialización. La entidad jugó un papel de apoyo a la formación y movilización del movimiento campesino e indígena como sujetos políticos.

Usted en nombre de la SAE, entregó a la universidad del Atlántico el predio Villa Arte, en Barranquilla. ¿Qué ganó la comunidad universitaria y el movimiento estudiantil?

Esta entrega fue el resultado de una triple confluencia: la lucha estudiantil de Bellas Artes, quienes por años han reivindicado la necesidad de una sede en óptimas condiciones para el estudio; el compromiso del presidente Petro el 20 de octubre de 2023, en el Gobierno Escucha, y la decisión institucional de cumplir con el Proyecto del Cambio. El inmueble actualmente es de propiedad de la universidad, en una gestión que hicimos bajo la iniciativa de Daniel Rojas y el Ministerio de Educación Nacional.

Hoy, la universidad tiene un inmueble que incrementa su patrimonio, sumado al valor cultural y arquitectónico, al estar ubicado en el barrio El Prado. Dejamos gestiones adelantadas para que se entregara otro inmueble a la universidad del Atlántico, así como se hizo con la universidad de Córdoba, del Magdalena, y otras instituciones, y esperamos que esto pueda concretarse prontamente.

¿Qué más se necesita en el Caribe para avanzar en reforma agraria, cumpliendo esa vieja consigna: “la tierra es para quien la trabaja”?

La concentración de la tierra ha sido una de las causas principales del conflicto social, político y armado; por eso, la lucha por el acceso y la transformación de las relaciones en el campo y su articulación con la urbanidad, se constituyen en un foco central para las grandes transformaciones, y de cierta forma, está presente en las reformas que ha recogido el gobierno.

Es necesario seguir fortaleciendo al movimiento campesino e indígena, como sujetos políticos llamados a estos cambios, de la mano del pueblo trabajador. Su avance por el acceso a la tierra, la propiedad, la producción, la dignidad, y pensarse en nuevas formas de relaciones sociales, son vitales para la soberanía y seguridad alimentaria. Colombia cuenta hoy con una institucionalidad aliada, en cabeza de la actual ministra de Agricultura Marta Carvajalino, quien es una convencida de estos esfuerzos.

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