viernes, abril 25, 2025
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Francisco, el papa del sur

Su pontificado duró doce años. Impulsó reformas progresistas al interior de la Iglesia, defendió la paz entre los pueblos y redactó documentos claves en defensa de la naturaleza y la gente humilde

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

“A las 7:35 de esta mañana (21 de abril), el obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre. Dedicó toda su vida al servicio del Señor y de la Iglesia”. Con estas palabras, el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, anunció el fallecimiento del principal representante de la Iglesia católica.

La última aparición de Francisco, paradójicamente, fue el domingo de resurrección el 20 de abril, donde pidió el alto al fuego en Gaza y denunció el asesinato de civiles inocentes “en tierra santa”.

El pontificado del argentino duró doce años donde impulsó reformas progresistas al interior de la institución, defendió la paz entre los pueblos y redactó documentos claves en defensa de la naturaleza y la gente humilde.

“Les pido que sean revolucionarios… tengan el coraje de ir contra la corriente. Tengan el coraje de ser felices”. Este llamado de Francisco a la juventud del mundo resume, en parte, lo que fue su papado.

El argentino

Junto a esa imagen construida por su trabajo como sucesor en la tierra del apóstol Pedro, también está la historia de Jorge Mario Bergoglio, el argentino nacido el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, hincha de San Lorenzo de Almagro, teólogo e ingeniero agrícola que, antes de ser papa, cocinaba y lavaba su propia ropa, viajaba en autobús y visitaba barrios populares.

El mismo que sería criticado o exculpado, según la fuente, por sus posiciones como provincial de la Compañía de Jesús en la dictadura de la Argentina entre 1976 y 1983. Mientras muy pocas voces hablan de complacencia con el régimen militar, otras versiones (entre esas, la del mismo Francisco) y varios documentos evidencian que no solo exigió ante los uniformados fascistas la libertad de sus colegas presos, sino que también promovió redes clandestinas para salvar la vida de muchas personas opositoras.

Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, se convirtió en papa durante el cónclave de marzo de 2013. Este Colegio Cardenalicio es recordado por la fotografía de la gaviota Larus argentatus, con cabeza blanca y plumaje albiazul, que posaba sobre la chimenea de la Capilla Sixtina mientras emanaba el humo negro de la segunda votación.

La paz del mundo

Aquella tarde del 13 de marzo, desde el Balcón de la Bendición en la basílica de San Pedro del Vaticano, Francisco habló a los 1.400 millones de fieles esparcidos en todo el mundo: “Comenzamos este camino, obispo y pueblo”.

Desde ese momento, la figura del papa Francisco representó muchos cambios. Fue el primer sumo pontífice jesuita y latinoamericano; el primero en ser elegido con su antecesor vivo; y también fue el pionero en firmar un acuerdo de fraternidad con autoridades del islam, al tiempo que visitó tierras inhóspitas, como Irak, Cuba o la República Centroafricana, solo para dar un par de ejemplos.

Además, fue esa autoridad que se dotó de un consejo de cardenales para presidir la Iglesia, en asignar por primera vez funciones de responsabilidad para las mujeres, en abolir el secreto pontificio para los casos de abusos sexuales y en suprimir la pena de muerte del catecismo.

La paz mundial fue uno de sus principales objetivos. En sus más de 300 llamados por el fin de las “muchas guerras”, consideró siempre que la confrontación armada sería una derrota. Este mensaje perduró en sus últimos pronunciamientos por el cese al fuego y la violencia, tanto en Ucrania como en Gaza.

Durante la década larga que duró el pontificado de Francisco, muchas de sus oraciones fueron para promover la paz en Colombia. Respaldó el Acuerdo de Paz firmado en 2016 entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las extintas Farc, así como hizo permanentes llamados a la esperanza, la verdad y la justicia.

En ese contexto, visitó el país entre el 6 y el 10 de septiembre de 2017, donde pudo escuchar a numerosas víctimas del conflicto armado. Desde Villavicencio dijo: “Aun cuando perduren conflictos, violencia, o sentimientos de venganza, no impidamos que la justicia y la misericordia se encuentren en un abrazo que asuma la historia de dolor de Colombia”.

Laudato si’

El papa Francisco redactó cuatro encíclicas, entendidas estas como misivas solemnes sobre asuntos fundamentales de la Iglesia católica.

La primera fue Lumen fidei, escrita junto al papa Benedicto XVI, acerca de la fe. La segunda fue Laudato si’, sobre el cuidado “de la casa común”. La tercera fue Fratelli tutti, a propósito de la fraternidad como “única vía para el futuro de la humanidad”. Y, finalmente, publicó Dilexit, una exaltación al amor humano y divino de Jesús de Nazareth.

No obstante, Laudato si’ estremeció los cimientos de la Iglesia. La carta publicada el 24 de mayo de 2015 fue rápidamente identificada no solo en favor de los pobres, sino como un enjuiciamiento a las causas políticas y económicas del cambio climático y la catástrofe ecológica.

En la encíclica, el papa Francisco critica abiertamente el capital y sus políticos por ser los culpables del uso irresponsable de los bienes “que Dios ha puesto en la Tierra”. También llama la atención sobre la desgracia de la deuda externa y advierte de la existencia de una deuda ecológica que tienen los países ricos con los países del sur en vía de desarrollo.

Asimismo, el sumo pontífice reconoce el papel de las organizaciones sociales que defienden la naturaleza, porque luchan con vigor “para resolver las consecuencias dramáticas de la degradación ambiental en la vida de los pobres del mundo”.

Sin rodeos, Francisco finaliza el documento trazando los retos del futuro: “El cambio climático es un problema global con graves dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, y plantea uno de los principales desafíos actuales para la humanidad (…). El cambio es algo deseable, pero se vuelve preocupante cuando se convierte en deterioro del mundo y de la calidad de vida de gran parte de la humanidad”.

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