martes, abril 30, 2024
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Murió Tony: “el amigo fiel” de Brayan en Ibagué (Tolima)

Nelson Lombana Silva

A pesar de los ingentes esfuerzos de los médicos veterinarios que atendieron a Tony, “el amigo fiel” del niño de 12 años Brayan Vargas Triana, éste murió al parecer de paro cardiaco y por la pérdida exagerada de sangre, deceso que se produjo el 11 de marzo en horas de la mañana. Para toda la familia de este niño el suceso es doloroso, casi familiar, por cuanto el perrito de sólo siete meses de edad era considerado un miembro más de este núcleo familiar, que con su nobleza y habilidad para el juego se había ganado el afecto de los habitantes vecinos de esta familia en el barrio Restrepo.

El perrito Tony, "el amigo fiel" de Brayan ha muerto. Foto Nelosi
El perrito Tony, «el amigo fiel» de Brayan ha muerto. Foto Nelosi

El perrito Tony fue víctima de un brutal atentado a manos del iracundo Rómulo Roa Cruz, quien ni corto ni perezoso lo impactó con una escopeta de cápsula, mientras el noble animal jugaba con Brayan el 1 de marzo en el parque de este barrio.

Para esta familia hay un vacío enorme en su hogar muy difícil de llenar, un dolor, una rabia contenida ante la falta de humanismo por el sujeto que la autoridad policial de alguna manera tolera, porque al parecer hasta el momento no ha actuado como debiera ser, según los atribulados propietarios de este cachorro.

Con lágrimas en los ojos Ana Milena Triana explica por qué querían tanto a Tony: “La muerte del perrito para mí ha sido muy dura. No tanto por lo que me haya valido el perro, sino por el animalito que teníamos como mascota, tanto para mi esposo, para mí, para mis hijos. Nos parece como si hubiera sido la pérdida de una persona. Lo único que quiero es que se haga justicia”.

La corta existencia del noble animal permaneció prácticamente en su totalidad en el seno de esta familia. Ana Milena señala apesadumbrada, como sí efectivamente, hubiera perdido un familiar muy querido: “Ese perrito yo lo tuve amamantándolo como un niño con un teterito, durante la noche y durante el día, lo mantenía como si fuera un niño. Desde recién nacido me lo vendieron y yo lo compré para mis hijos”.

Cuando pronuncia su nombre siente uno que se le hace un nudo en la garganta y las lágrimas aparecen en sus ojos: “Se llamaba Tony el perrito, era juguetón, no mordía a nadie, era solamente jugando con la gente. Por acá en el barrio muchos han sentido la muerte de Tony”.

Mario Mora, el padrastro de Brayan narra escuetamente el desenlace fatal del perro sin poder ocultar el pesar que esto le genera: “El domingo 10 de marzo, entre las seis y siete de la noche el perrito sufrió un sangrado, llamamos al veterinario quien lo cogió y lo llevó para operarlo y hacerle transfusión de sangre, pero el perrito no aguantó y al amanecer el lunes 11 de marzo, entre las seis y siete de la mañana, el perrito falleció, al parecer le dio un paro cardiaco”.

¿Cómo siente por dentro Mario Mora la pérdida de su mascota? “Siento mucho dolor, no tanto por la plata que se gastó en el perro, sino porque el perrito era un niño que estaba entre los siete y ocho meses, era un perrito juguetón como un niño, como una persona, un ser humano normal. No tenía por qué haberle pasado eso. Ese señor no tenía corazón al momento de hacer eso”.

Brayan Vargas Triana se lamenta una y otra vez y siente que es una herida muy difícil de sanar. Con los ojos vidriosos y su voz quebrada por la fuerte emoción, narra nuevamente el momento en que fue alcanzado por las balas su “fiel compañero”: “Lo que pasa es que yo estaba en el parque con mi perro, entonces yo le mandé un palito y él se fue detrás del palo. A lo que yo me volteé, yo escucho un ruido, volteo a mirar y el perrito arrancó a correr. Yo me fui detrás del perro y el perrito pasó la avenida y cayó en una esquina. Cuando lo cogí el perrito estaba sangrando. Fui llamé a mi mamá, a mi padrastro y fuimos todos, y estaba todo herido el perrito, no se podía mover”.

Sobre su muerte señala: “El perrito ya murió y todo. Le hicieron una cirugía en una piernita, no la podía mover, tenía como seis puntos en la piernita, le sangraba, cada ratico le salía sangre. El domingo por la noche comenzó a sangrar, no sabemos cómo se lastimó. Lo llevamos para la veterinaria y al otro día como a las siete de la mañana el perrito murió”.

Brayan suspira y agrega apesadumbrado: “Me duele mucho la muerte del perrito, porque yo lo quería mucho. Yo todos los días lo sacaba por la mañana, por la tarde y por la noche. Eso me da mucha tristeza porque sé que no lo volveré a ver”.

La muerte del cachorro Tony no es ajena a la descomposición del sistema capitalista, tiene relación, por cuanto este sistema económico es el sistema de los antivalores, es el antihumanismo ramplón que hace perder toda sensibilidad al ser humano, sobre todo, la capacidad de asombro. Si Rómulo Roa Cruz hubiera estudiado en el sistema socialista donde la vida es prioritaria, lo mismo el respeto y la solidaridad, jamás hubiera cometido semejante crimen. Jamás hubiera atentado contra el animal, prácticamente en la presencia de su propietario, del niño que se divertía sanamente con su mascota.

Así como fue el final trágico de Tony, sucede a diario con cantidades enormes de animalitos de las más distintas clases en diversas regiones de Colombia por obra y gracia de los bombardeos y ametrallamientos del rabio militarismo ordenado por los Estados Unidos y ejecutado al pie de la letra por el presidente Santos. Esa es la cruda realidad.

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