martes, abril 30, 2024
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Empresarios llegan a la mesa de negociación

“Pudimos escuchar su respaldo a los diálogos, algo que de por sí es importante. Expusieron preocupaciones como la falta de apoyo de algunos sectores al proceso, las desconfianzas y la necesidad de ganar más respaldo sobre la base de avances concretos en la mesa”: Carlos Antonio Lozada

Carlos Antonio Lozada, vocero de las FARC-EP. Foto Carolina Tejada.
Carlos Antonio Lozada, vocero de las FARC-EP. Foto Carolina Tejada.

Carolina Tejada

Un importante grupo de empresarios colombianos arribó a La Habana el pasado jueves 12 de noviembre, con el ánimo de dialogar con la mesa de negociación de las FARC-EP y el Gobierno Nacional, sobre los compromisos hacia la “construcción colectiva de una visión de paz”, según versa en el comunicado entregado por ellos mismos a la prensa.

A esta reunión asistieron los presidentes de siete empresas catalogadas como las más importantes del país, como Antonio Celia, de Promigás; David Bojanini, del grupo Sura; Carlos Raúl Yepes, de Bancolombia; Harold Eder, del grupo Manuelita; Carlos Enrique Cavelier, de Alquería; Gustavo Carvajal, de Carvajal; Carlos Gallego, de Nutresa, además de Juan Luis Mejía, rector de la universidad EAFIT.

Por parte de las FARC-EP asistieron los seis miembros del Secretariado que hacen parte de la Mesa de Conversaciones, y de la delegación del Gobierno asistieron Frank Pearl y el doctor Gonzalo Restrepo.

VOZ conversó con Carlos Antonio Lozada, uno de los voceros de las FARC que hace parte de la mesa de conversaciones, quien aseguró que este fue un importante encuentro: “Desde hace algún tiempo se venía trabajando por parte de las dos delegaciones, aunque para que se concretara fue decisivo el papel del doctor Gonzalo Restrepo, quien es actualmente plenipotenciario de la delegación del Gobierno”.

Según mencionó el comandante guerrillero, el objetivo trazado para esta reunión: “era poder informar al empresariado de viva voz sobre los avances y dificultades del proceso; así como escuchar sus preocupaciones con relación a los acuerdos y desde luego expresar también nuestra visión de los mismos”.

Un diálogo franco

Ambas partes destacaron públicamente el ambiente positivo que reinó en el encuentro. “Además de la franqueza y la forma directa en que las partes planteamos nuestras visiones, siempre con gran respeto y mucha cordialidad. En el desarrollo de la reunión se presentaron propuestas entre las partes tanto para lo que queda de la negociación, como para el post-acuerdo”.

Igualmente recordó Lozada que la “reunión se desarrolla dentro del contexto creado por la carta entregada por el Consejo Gremial Nacional, al presidente Santos, en la que hacen una serie de reflexiones sobre los acuerdos firmados y el proceso de paz en general, aunque hay que decir que los asistentes venían a título personal y no en representación de ningún gremio”.

Este acercamiento se da en un momento crucial del proceso y está considerado como un mensaje positivo para el país y para los diferentes sectores empresariales y de la pequeña industrial, que aún guardan distancia con lo hasta ahora pactado.

Lozada comenta: “Fue muy importante escuchar de los empresarios su respaldo a los diálogos; algo que de por sí es importante; a la vez que expusieron preocupaciones como la falta de apoyo de algunos sectores al proceso, las desconfianzas existentes y la necesidad de ganar más apoyo sobre la base de avances concretos en la Mesa; el costo de la paz en términos financieros; los proyectos económicos que pueden adelantarse en los territorios donde hasta ahora se ha desarrollado la guerra. Además, otros temas relacionados con investigación, tecnología, educación y financiamiento”.

Los delegados de las FARC-EP, hicieron una amplia exposición sobre el estado actual del proceso y sus dificultades: “Especialmente lo relacionado con la persistencia del paramilitarismo; a la vez que ratificamos nuestro compromiso con la salida política. Asimismo, expresamos nuestra visión sobre los acuerdos firmados y cómo vemos su implementación en los territorios, luego de la firma del acuerdo final”.

Este elemento lo menciona Lozada, no sin antes afirmar: “Es evidente que en varios aspectos tenemos diferencias, pero lo más importante es que todos coincidimos en la necesidad de parar la guerra para poder tramitar esas diferencias sin la necesidad de seguir matándonos entre colombianos. Eso es lo fundamental. Ese denominador común nos une a todos como colombianos, allí queremos poner el acento”.

La tarea apenas empieza

Al tiempo que los empresarios afirmaban la necesidad de lograr “la firma de un acuerdo con el propósito de que se pueda superar la página de dolor y guerra que ha vivido Colombia”, los voceros de la insurgencia más antigua del mundo y con quienes hasta ahora se han podido ver avances nunca antes alcanzados en un diálogo por la paz en el país, reconocen que los alcances de lo pactado hasta ahora más la suma de los acuerdos firmados y los que vienen “constituirán lo que denominamos el acuerdo final. En ese sentido lo que todos debemos comprender es que no pretendemos hacer una revolución con los acuerdos de la Mesa. No. Lo que buscamos es sentar unas bases mínimas que nos permitan detener la guerra fratricida que nos está desangrando hace más de medio siglo. Acordar unas reglas que nos permitan zanjar las diferencias, sin necesidad de las armas, que es como debe ser en una verdadera democracia”.

Los acuerdos hasta hoy firmados, tal y como lo plantean desde la insurgencia, serían el inicio de una brega por alcanzar la profundidad en cambios estructurales para el país. “Apuntan a convertirse en un principio de solución a problemas estructurales que tienen a Colombia anclada en el pasado; como los acuerdos sobre Política de Desarrollo Agrario Integral y el de Participación Política”.

Finalmente, el vocero insurgente afirma que: “Al final del conflicto armado deben abrirse otras posibilidades para que los colombianos podamos diseñar las bases de la nueva Colombia en paz, con justicia social, democracia y soberanía; y esa es una tarea que demanda la participación directa del pueblo soberano, de donde se desprende la necesidad de que sea una asamblea nacional constituyente la que acometa esa otra parte de la tarea. Se trata en últimas, de unos acuerdos que deben permitirnos la reconciliación y la reconstrucción de Colombia sobre unas nuevas bases. Una tarea a la que ningún colombiano puede ser indiferente”.

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