Con la captura de la ex directora del DAS, se aspira a que se despejen las incógnitas sobre quién desde la Presidencia ordenaba las interceptaciones ilegales a la oposición, periodistas y magistrados de las altas cortes. La estrategia del Centro Democrático es desprestigiar a la Justicia.
Redacción Política
Álvaro Uribe Vélez, tres meses después de terminar su segundo gobierno, el 19 de noviembre de 2010, viajó de forma inesperada a Panamá, para gestionar ante su amigo Ricardo Martinelli, a la sazón presidente de la República de Panamá, el asilo para María del Pilar Hurtado, directora del DAS durante su segundo gobierno. Martinelli, ahora procesado por corrupción en su país, accedió a la petición del ex mandatario colombiano.
Hurtado viajó de inmediato al istmo, donde contó con bastantes privilegios, y dicen fuentes cercanas al gobierno que asesoró al entonces presidente en cómo espiar y desprestigiar a sus opositores. Se le vio en fiestas y contrajo matrimonio. En una de ellas apareció disfrazada de coneja y desde entonces la prensa colombiana la apodó “La Coneja”. Sin embargo, como algo muy propio de la catadura de Martinelli, ahora que María del Pilar cayó en desgracia y está presa en Colombia, dice que el asilo se lo concedió su ministro de Relaciones Exteriores, Juan Carlos Varela, ahora presidente panameño. La típica lavada de manos. “Tal para cual”, si se le compara con su gran amigo Álvaro Uribe Vélez.
Pero con el cambio de gobierno en Panamá y el ascenso a la presidencia de Juan Carlos Varela, “La Coneja” perdió todos los privilegios y contactos en la casa presidencial. El círculo se le fue cerrando y este año fue despojada de su condición de asilada y la Interpol, que se había negado a expedir la circular roja, terminó distribuyéndola a todas sus agencias en 120 países. María del Pilar Hurtado entendió que no tendría salvación y que en ningún país, ni siquiera en Panamá, conseguiría tranquilidad porque siempre existiría el peligro de una captura inminente.
La entrega
El pasado viernes 30 de enero, después de conversar con su abogado vía telefónica, se comunicó con la embajadora de Colombia en Panamá, Ángela Bennedeti, y anunció la entrega. A las cuatro de la tarde llegó a la sede diplomática y horas después se realizaron las diligencias de rigor de expulsión de Panamá y la entrega a funcionarios del CTI y la Dijín que la trasladaron a Bogotá en la madrugada del sábado 31 de enero.
En la tarde del sábado se hizo la legalización de la captura y el juez de garantías ordenó su reclusión en el búnker de la Fiscalía General de la Nación con drásticas medidas de seguridad. La propia María del Pilar Hurtado dijo que su vida peligra, pero no hizo mayores comentarios.
La Corte Suprema de Justicia ya cerró el juicio contra la ex directora del DAS y según algunos juristas ya no podrá contar con beneficios judiciales si decide colaborar con la Justicia. Pero el fiscal general de la nación, Eduardo Montealegre, declaró que se puede buscar alguna modalidad de beneficio judicial si la colaboración es eficaz. Durante la gestión de Hurtado el DAS persiguió a varios dirigentes de oposición como a Piedad Córdoba, Iván Cepeda, Gustavo Petro; abogados como Ramiro Bejarano; magistrados de la Corte Suprema de Justicia y del Colectivo Alvear Restrepo; periodistas como Carlos Lozano, Hollman Morris, Daniel Coronell y Claudia Julieta Duque, entre otros.
Según han dicho otros funcionarios del DAS procesados y condenados, la directora recibió órdenes de la Presidencia y los informes le eran entregados de forma directa al presidente Uribe Vélez. Los delitos que se le imputan son: concierto para delinquir agravado, peculado por apropiación, falsedad ideológica en documento público, violación ilícita de comunicaciones agravada y abuso de función pública. Le darían entre 15 y 20 años de cárcel.
Es importante el testimonio de María del Pilar Hurtado porque puede llevar a los determinadores, que ya se conocen, pero se requieren las evidencias plenas para juzgarlos. Son los inquilinos de la “Casa de Nari”, como se conoció a la sede presidencial en aquellos años de ingrata recordación.
La reacción de Uribe Vélez lo dice todo. Con virulencia atacó al gobierno de Santos por haber traído a la ex directora del DAS y le envió un mensaje de “fuerza” que no se entendió bien si es para que guarde silencio o una velada amenaza. “Uribe está temblando”, decían los periodistas que cubrieron la audiencia de legalización de la captura de María del Pilar Hurtado.