Desde finales de 2024, esta multinacional adelanta una política de recorte de personal. El sindicato denuncia que echan trabajadores enfermos y buscan reducir costos laborales
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Como desde hace 20 años y ocho meses, el 31 de octubre del año pasado, Adriana Camargo* adelantaba su rutina laboral con normalidad como supervisora de control y procesos, en su oficina de Bogotá, en la que manejaba las bases de datos para los call center.
A las 4:20 de la tarde, recibió una llamada de su gerente y de un funcionario de gestión humana para citarla al cuarto piso. Allí el empleado le manifestó: “Queremos decirte que la empresa decidió llevar tu contrato hasta el día de hoy”. Ella solo pudo preguntar: “Pero, ¿por qué”, la respuesta fue: “Son decisiones de la compañía”. Al voltear a mirar a su jefe, este solo atinó a decirle: “Yo tampoco lo sabía, de verdad que no, no tenía ni idea”.
La vida de esta trabajadora de la Empresa de Comunicación Celular S.A. Comcel cambió. Pero para la empresa, el caso de Adriana es solo uno más de los 300 trabajadores que despidió ese día.
Ricardo Velasco, presidente de la subdirectiva de Bogotá, de la Asociación Sindical de trabajadores de las Telecomunicaciones, Asintratelco, explica que Claro es una marca dentro de la cual hay varias empresas. Además, que “quien maneja el sector de las telecomunicaciones, el que tiene la licencia del espectro electromagnético, del internet y televisión es Comcel S.A.”.
Comenta que anteriormente, cuando existían Comcel y Telmex eran alrededor de 11 mil trabajadores. No obstante: “Desde 2011, al Comcel absorber a Telmex, todos los trabajadores de Telmex llegan a Comcel y la empresa comienza a despedirlos. Entonces, más o menos son alrededor de seis mil trabajadores directos los que hay. El sindicato que había en Telmex también pasó a Comcel”.
El dirigente sindical explica que al sumar a los trabajadores de la empresa Global Hitss son alrededor de 10 mil en total. Además, que en la contratación existen varias modalidades, término fijo, término indefinido y temporales.
Los despidos
Los despidos han sido una práctica de años, pero los más recientes son los de octubre y el 31 de enero cuando sacaron a alrededor de 500 en Plaza Claro, Bogotá. “Era triste ver a la gente llorando en las escaleras, en los baños. Llegaron abogados a ayudar a la empresa para que los trabajadores firmaran su bono transaccional, para que renuncie sin poder reclamar cualquier cosa, si sale enfermo o con alguna condición que haya adquirido dentro de la empresa”, comenta el líder sindical.
Las primeras responsabilidades que tuvo Adriana en la empresa fue ser consultor de servicio personalizado en los centros de atención y supervisor de retención, luego de años de experiencia y dedicación terminó como supervisora.
Lamenta que para su despido no tuvieron en cuenta que contaba con una reubicación de puesto por artrosis degenerativa, artritis reumatoidea y fibromialgia en grado 2. Estaba pendiente de hacerse una cirugía en los ojos con un plan de medicina prepagada: “También me habían dicho que pronto iba para cirugía de cadera, y pues a raíz de eso yo paré todo porque no tengo cómo pagar esa cirugía. Tampoco tuvieron en cuenta que soy mamá de niños menores de 14 años escolarizados y que yo soy mujer cabeza de familia”.
Tenía un contrato de trabajo a término indefinido y le dieron 80 millones de pesos de indemnización.
Sobre la práctica de la multinacional, Ricardo Velazco señala: “En el Ministerio de Trabajo nos han dicho que la empresa no está atentando contra la ley laboral colombiana. Los trabajadores firman las cartas por coacción, dicen ‘Firmemos porque si no de aquí me van a echar sin plata’”.
Sin oportunidades
A sus 53 años, Adriana ha buscado trabajo en otras partes, pero le ha sido negado. Se ha postulado en tres empresas y le han dicho que no argumentando su edad, que está sobrecalificada y que su aspiración salarial es alta.
Dice que con un salario mínimo podría laborar desde su casa ya que, por sus prescripciones médicas, debe movilizarse con la ayuda de un bastón.
Se siente muy mal de que la empresa la haya sacado de esa manera, después de haberle entregado los mejores años de su vida, su salud, su juventud: “Al señor de gestión humana le dije, ‘Por favor, no me saquen rápido, si me sacan, por favor, dentro de esa plata denme la posibilidad de darme más dinero para la operación de mis ojos. A mí la Reina Sofía, la prepagada, me cobra 14 millones por la operación, al menos denme en esa plata’. Y él dijo, ‘Yo lo voy a escalar’ y aquí estoy esperando. No hay una respuesta. No me entregaron una carta de medicina de egreso”.
Ella y su familia, el pasado diciembre no tuvieron ropa nueva, tampoco paseo, “porque pues… no voy a gastarme lo que no tengo”.
De la misma manera, hace dos años, después de 22 años de trabajo habían sacado a su esposo de la misma empresa y tampoco se ha podido reubicar.
Una pelea que continúa
El dirigente sindical explica que con esos procedimientos la empresa minimiza costos laborales. “Entonces, sacan trabajadores que llevan 15, 20 años y a veces en condición de enfermos, porque para ellos es un problema tener personas enfermas y lo que hace es contratar mano de obra más barata”.
Ante el abuso, la trabajadora despedida contrató a un abogado laboralista para que le ayude a instaurar las acciones necesarias que le permitan ser reintegrada. También manifiesta que le hizo falta haberse organizado: “Me arrepiento de no haber estado en el sindicato. Desafortunadamente lo dejé pasar, nunca me enteré del sindicato para meterme”.
Mientras muchos despedidos pelean por su lado, algunos otros lo hacen con Asintratelco que ha realizado movilizaciones, mítines, ha denunciado en medios de comunicación y buscan llevar el caso a instancias internacionales.
“Queremos que el Ministerio de Trabajo les ponga los ojos a estas multinacionales porque en vez de generar trabajo estable, bien remunerado, lo que hacen es generar más pobreza”, concluye Ricardo Velasco.
* Nombre cambiado a petición de la entrevistada.