jueves, abril 17, 2025
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La USO se suma a las movilizaciones

La atomización de Ecopetrol, el alto nivel de endeudamiento, la descapitalización y la reducción de su participación en negocios estratégicos de la cadena del petróleo, condenan al marchitamiento y privatización del activo público más importante que le queda a los colombianos.

Héctor Vaca

Los trabajadores petroleros afiliados a la Unión Sindical Obrera, USO, se unen al paro nacional de este 17 de marzo. Saldrán a protestar contra la política económica y social del Gobierno, que conduce al país a un abismo de inequidad, pérdida de soberanía y un colapso de la producción nacional.

Las reformas implementadas por los últimos gobiernos, han favorecido inmensamente los intereses de las multinacionales y los empresarios nacionales; mientras sacrifica a los trabajadores y el interés nacional. Para dar solo un ejemplo, en 2014 las grandes empresas tuvieron exenciones tributarias, es decir dejaron de pagar por concepto de impuesto de renta $43,6 billones de pesos.

Mientras tanto, el Gobierno prepara una nueva reforma tributaria con la que pretende recaudar cerca de ocho billones de pesos. La nueva reforma contempla más exenciones tributarias a las grandes empresas; aumento en la base gravable para que más colombianos de bajos recursos paguen impuestos; gravar las pensiones; extender el IVA a todos los productos básicos de la canasta familiar y aumenta el IVA del 16 al 19%. Les quita a los más pobres para darles a los ricos. “Por qué no más bien eliminan parte de las exenciones tributarias que tienen hoy los grandes capitales y con esto el país podría obtener mucho más que con la mal sana reforma tributaria que hoy plantean”.

De otra parte, ya se cocina una nueva reforma pensional, que aumenta la edad de jubilación a 65 años para hombres y mujeres; reduce el monto de la pensión al 50% del promedio de los últimos 20 años de trabajo; acaba con el régimen de prima media, para beneficiar los fondos privados y finalmente lleva a que los colombianos deban trabajar entre 40 y 45 años para lograr una pensión que con suerte será de un salario mínimo legal. Obviamente, esto va a permitir que los fondos privados puedan lucrarse aún más con el ahorro de millones de colombianos, que ni siquiera tendrán derecho a pensionarse.

Rechazo a venta de empresas públicas

La venta de Isagén es una clara demostración de que este gobierno está comprometido con la privatización total de las empresas públicas, cumpliendo las directrices del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial y afectando el interés de los colombianos. Además de vender el patrimonio público nacional, la venta de Isagén también significa la pérdida de la soberanía energética, pues se deja en manos de empresas extranjeras el control absoluto del suministro eléctrico nacional.

Es absolutamente ridículo el argumento con el que se vendió Isagén: “Para prestarle la plata a los constructores de las vías 4G” quienes en un plazo moderado de 30 años o más, tal vez devuelvan dichos recursos al país, si no se declaran en quiebra antes, y cuando ya hayan recuperado la inversión con el cobro de peajes. Es decir, vendemos el patrimonio público para financiar la riqueza de los grupos económicos privados, los mismos que financiaron la campaña presidencial a Santos.

Privatización de Ecopetrol

Desde 2003, Ecopetrol sufre cambios estructurales que la han atomizado, debilitado y dejado vulnerable para su paulatina privatización. Antes del 2003 era una empresa comercial e industrial del Estado, que exploraba, producía, transportaba, refinaba y transformaba los hidrocarburos del país. Esta condición le permitió superar sin mayores contratiempos la crisis del precio del petróleo en la década del 90, donde el precio cayó a niveles de US$10 barril.

Hoy Ecopetrol es un Holding (Grupo Empresarial Ecopetrol- GE) – Grupo Empresarial con 27 filiales; de las cuales más de 10 son vehículos financieros ubicados en paraísos fiscales que no le aportan un solo centavo a la compañía; cinco empresas son de exploración y producción en el exterior, cuyos pobres resultados no se compadecen con las gigantescas inversiones realizadas y la gran burocracia que manejan; otras han sido creadas a partir del desmembramiento de Ecopetrol; y otras fueron adquiridas en el momento de la bonanza de precios en condiciones que sería muy bueno revisar. (Ver gráfico).

A Ecopetrol S.A. (casa matriz) la están haciendo cada vez más pequeña, descapitalizándola para crear nuevas filiales, transfiriéndoles gran parte de sus activos y quitándole espacio vital para su existencia futura. Ejemplo de esto son los casos de Reficar y Cenit; para las cuales la estatal petrolera cedió todos los activos de la Refinería de Cartagena para participar con el 49% de la nueva empresa y posteriormente compró la participación de Glencore en un gran negocio para la multinacional. En el caso de Cenit, entregó activos por más de 14 billones de pesos y se convirtió en subcontratista de éstas, para manejar la operación y realizar el mantenimiento; dicho de otra forma pasó de ser dueño a ser contratista de sus filiales.

De otra parte, el presidente de la empresa, Juan Carlos Echeverri, anuncia la creación de una nueva filial para explorar y producir en costa afuera, justo después de anunciarse el hallazgo de hidrocarburos en exploraciones en el Caribe colombiano, realizadas por Ecopetrol S.A., cerrándole el paso para que participe en una de las áreas más prospectivas que tiene el país.

El cuadro de las desacertadas políticas contra la petrolera estatal se profundiza con el anuncio de entregar al capital privado, campos de producción actualmente operados por Ecopetrol, porque de acuerdo con nuevos criterios ya no serían rentables.

Al negro panorama del marchitamiento de Ecopetrol S.A. se suma la decisión de suspender de manera indefinida el Plan de Modernización de la Refinería de Barrancabermeja, lo que sentencia el futuro cierre de la refinería más importante del país y con ello da una estocada definitiva a la existencia de la estatal.

Ya se anuncian la venta de Propilco y Comai; y se rumora la venta de Cenit. La atomización de Ecopetrol, el alto nivel de endeudamiento, la descapitalización y la reducción de su participación en negocios estratégicos de la cadena del petróleo, condenan al marchitamiento y privatización del activo público más importante que le queda a los colombianos.

Crisis no es por precios bajos

Luego de casi cinco años de altos precios del petróleo, éste empezó a caer a los niveles en los que normalmente se ha mantenido, es decir cercano a los US$40 el barril. Lo anterior, nos permite deducir que las empresas ya sabían que el escenario de precios bajos era inminente y no se prepararon.

Contrario a esto, en el caso de Ecopetrol, la burocracia administrativa creció con estructuras sobredimensionadas y costosas, que dispararon los costos de producción y redujeron los márgenes de utilidad de la empresa. La subcontratación llegó a los niveles más altos de su historia, creándose una nómina paralela que llegó a los 44 mil trabajadores, mientras los directos apenas llegaban a los 9.150 en 2014.

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