Redacción Internacional
“Todo lo que pueda estar en manos del sector privado, va a estar en manos del sector privado”, dijo, pocas horas después de confirmarse su elección como futuro presidente de Argentina, Javier Milei, quien se proclama como libertario, pero en realidad se alinea en la ultraderecha, al lado de Carlos Menen y otros personeros de la peor reacción, heredera de las dictaduras militares que azotaron ese país austral.
Pero además de las privatizaciones y el desmonte del sistema de seguridad social, prometió garrote para quienes se muestren descontentos con su gestión. En efecto, el nuevo gobernante anunció reprimir los denominados piquetes, como se llama en Argentina a la protesta social.
Milei adelantó que privatizará los medios de comunicación públicos, Radio Nacional, la Televisión Pública y la agencia de noticias Télam, la más grande del país. “Nosotros consideramos que la TV pública se ha convertido en un mecanismo de propaganda”, precisó. Agregó en tono de venganza que “el 75 por ciento de lo que se habló en nuestro espacio se habló de manera negativa, con mentiras y abonando la campaña del miedo” y pronosticó: “No adhiero a esas prácticas de tener un ministerio de propaganda”.
YPF en la mira
“El ajuste, inexorablemente hay que hacerlo”, precisó, refiriéndose no solo a las privatizaciones sino a la política social de los gobiernos progresistas anteriores.
Uno de los objetivos de la política privatizadora de Milei es la estatal YPF, Yacimientos Petrolíferos Fiscales S.A., empresa de energía dedicada a la exploración, explotación y distribución de energía eléctrica, gas, petróleo y derivados. Se trata de la ‘gallina de los huevos de oro’, de la que el Estado posee el 51 por ciento de las acciones y que el presidente electo quiere entregar al sector privado, muy probablemente a empresas multinacionales.
“A YPF primero la tienen que recomponer. Desde que el señor Kicillof decidió estatizarla, el deterioro que han hecho de la empresa en términos de resultados para que valga menos que cuando se la expropió”, afirmó Milei. “Por eso, lo primero que hay que hacer es recomponerla. En la transacción que estamos pensando en la cuestión energética, YPF y Enarsa tiene un rol. Mientras se racionalicen esas estructuras, se las pone a crear valor para que se las pueda vender de una manera muy beneficiosa para los argentinos”, puntualizó.
Anuncios de protesta
En lo que podría ser además del anuncio de la era Milei, vendría también el inicio de una época de grandes movilizaciones sociales en rechazo a su política privatizadora. Los trabajadores de los medios de comunicación fueron los primeros en reaccionar y lo hicieron de manera inmediata.
Los trabajadores de la prensa de Argentina se declararon en estado de alerta luego del anuncio de privatización de los medios públicos, lo que afectaría a alrededor de 4.000 reporteros, fotógrafos, camarógrafos, diseñadores, editores y personal administrativo.
En respuesta a los anuncios de Milei, la Federación Argentina de Trabajadores de la Prensa y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires, donde tienen sede la mayoría de las empresas candidatas a la privatización, ya comenzaron a organizar desde el martes de esta semana asambleas en los medios afectados, bajo el lema: “Sin medios públicos no hay democracia”.
Pluralidad e inclusión
Las directoras de Radio y Televisión Argentina, Rosario Lufrano; la Agencia Télam, Bernarda Llorente; Radio Nacional, Alejandro Pont Lezica; la Televisión Pública, Claudio Martínez; y la gerenta general de Contenidos Públicos, Jéssica Tritten, repudiaron el anuncio del presidente electo.
“Esta posición demuestra un gran desconocimiento del rol que cumplen (los medios públicos) en la construcción democrática”, dijeron en un comunicado en el que enumeraron los motivos por los que deben existir: calidad de los contenidos, respeto a la audiencia y garantías de información como derecho, no como mercancía.
También destacaron que, a diferencia de los medios privados, los estatales cubren todo el territorio nacional y a partir de premisas de pluralidad, diversidad e inclusión.