En un emotivo y simbólico acto de reconocimiento, la Facultad Tecnológica de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas fue condecorada con la Orden de la Democracia Simón Bolívar, de la Cámara de Representantes, por su compromiso con la democratización del conocimiento
Mónica Andrea Miranda Forero
@Emedemoni_
La ceremonia, llevada a cabo el 7 de abril de 2025 en el Auditorio Gustavo Caamaño de la sede tecnológica, reunió a autoridades académicas, docentes, estudiantes y egresados, quienes celebraron el legado de esta institución como bastión de la educación superior pública en Colombia.
El acto estuvo liderado por el Representante a la Cámara por Bogotá, Gabriel Becerra, quien entregó oficialmente la condecoración. La Orden Simón Bolívar, una de las distinciones más importantes del Congreso, honra a personas o instituciones que han contribuido de manera significativa al fortalecimiento de la educación, la cultura o los valores democráticos del país.
El origen de la Facultad Tecnológica
Para Becerra, esta celebración tiene un profundo valor personal y colectivo. Becerra fue un histórico líder estudiantil, fundador de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU) y firme defensor de la educación como un derecho fundamental. En su intervención, recordó cómo la Facultad Tecnológica nació como fruto de la organización popular y estudiantil de Ciudad Bolívar en la década de los noventa, cuando el acceso a la universidad era un privilegio lejano para miles de jóvenes en sectores populares.
“La entrega de la Orden Simón Bolívar a la Facultad Tecnológica no es solo un reconocimiento institucional, es un homenaje a la lucha de todo un territorio que se levantó por el derecho a estudiar”, expresó Becerra. “Que este modelo se replique en el Pacífico colombiano, en el Catatumbo, los Llanos Orientales y cada rincón del país, porque todos los jóvenes colombianos merecen una educación superior pública, de calidad y cercana a sus realidades”.
La Facultad Tecnológica fue concebida desde su inicio como un proyecto de inclusión y equidad. Ubicada en el sur de Bogotá, ha brindado oportunidades a estudiantes que históricamente han sido marginados por las políticas educativas. Sus programas técnicos y tecnológicos responden a las necesidades del contexto socioeconómico, contribuyendo a la inserción laboral de sus egresados y al desarrollo local. En estos 30 años, la Facultad ha formado a miles de profesionales que hoy impactan positivamente en sectores clave de la economía nacional.
Durante la jornada, se hizo un recorrido por la historia de la Facultad, destacando su papel estratégico en la democratización del acceso a la educación superior. El evento también sirvió para resaltar el rol transformador de la universidad pública en la sociedad colombiana, no solo desde la perspectiva académica, sino también como espacio de resistencia, debate y construcción de ciudadanía.
Una universidad transformadora
Ana María Nates, delegada de Presidencia ante el Consejo Superior Universitario y egresada de la misma universidad, hizo hincapié en la lucha universitaria “Hoy más que nunca sentimos un profundo orgullo de nuestra universidad, de nuestra historia, de ese legado de lucha que nos trajo hasta aquí”, afirmó. “Este aniversario es también una reafirmación del camino que debemos seguir recorriendo: uno que nos lleve hacia una universidad verdaderamente democrática, incluyente y transformadora”.
La voz del estudiantado también tuvo un papel protagónico. David Reyes, estudiante de la licenciatura en Ciencias Sociales y líder universitario, habló en representación de los jóvenes que hoy hacen parte de la comunidad distrital. En su discurso, recordó que la universidad pública ha sido, históricamente, una conquista del pueblo trabajador, y llamó a sus compañeros a continuar la lucha por una educación al servicio de las transformaciones sociales.
“La universidad no puede ser un privilegio ni un instrumento de élites. Debe ser un espacio donde el conocimiento esté al servicio de la sociedad, especialmente de aquellas comunidades que han sido históricamente excluidas”, señaló Reyes. “Hoy más que nunca tenemos la responsabilidad de defender su carácter público, su apertura al debate, su vocación crítica. Porque sin educación no hay justicia social, y sin justicia social no hay democracia real”.
Desde el Congreso, Gabriel Becerra reiteró que su bancada ─integrada por la Unión Patriótica en la coalición del Pacto Histórico─ continuará impulsando iniciativas legislativas que fortalezcan la educación pública, garanticen el bienestar de los estudiantes y promuevan una financiación justa y suficiente para las universidades. “Estamos aquí para sembrar esperanza, para dignificar la lucha estudiantil y para recordar que la educación es la base de cualquier transformación profunda y duradera”, concluyó.
Fortalecer la educación pública
Uno de los momentos más emocionantes del acto fue cuando Clemencia Garavito, profesora y habitante de la localidad, recordó con entusiasmo la historia de cómo el terreno donde se construyó la universidad antes era un paradero de buses que llegaban de Corabastos a lo que, en ese momento, era uno de los límites de Bogotá.
“Yo llegué a esta localidad más o menos en el año 1985, en autoconstrucción levantamos el barrio, un vecino le pedía prestado al otro lo que necesitaba y así empezamos a construir alrededor. Más o menos en 1997 comenzaron a encerrar este lote en lonas verdes para construir la universidad. Un día llegué a presentar la hoja de vida y desde ahí duré aproximadamente 20 años trabajando en el área de matemáticas”, expresó Garavito.
Al final de su intervención, la profesora enfatizó en la importancia de la labor docente para la transformación de las realidades: “Cada trabajo que hacemos los docentes por un alumno o alumna, es un hogar que se transforma”.
El evento cerró con una reafirmación colectiva del compromiso con la educación pública como eje de un proyecto de país más justo, equitativo y soberano. Representantes de la comunidad académica, del movimiento estudiantil y del Congreso coincidieron en la necesidad de seguir fortaleciendo las instituciones públicas, proteger su autonomía y asegurar los recursos necesarios para su funcionamiento y expansión.
La conmemoración de los 30 años de la Facultad Tecnológica de la Universidad Distrital no solo fue una celebración institucional. Fue, sobre todo, una reafirmación del poder de la educación como motor de cambio social, un reconocimiento a las luchas del pasado y un compromiso con el futuro de miles de jóvenes que sueñan con construir un país mejor desde las aulas, los laboratorios, los barrios y las comunidades.
¡Que viva la educación pública, gratuita y transformadora!