Sobre Barranquilla quieren vender la idea de que, como no fue fundada sino poblada, y que por su estratégica ubicación geográfica les servía para su desarrollo, muchos inmigrantes llegaron hasta La Arenosa para traer el “progreso”
Wilfrido Jiménez Díaz
Algunos historiadores, comprometidos con el proyecto de convertir en verdad ciertas mentiras, nos han querido vender la idea de que, como Barranquilla no fue fundada sino poblada, y que por su estratégica ubicación geográfica les servía para su desarrollo, muchos inmigrantes llegaron hasta La Arenosa para traernos el “progreso”.
No negamos algunos casos, pero para decir verdad, muchos de los que aquí llegaron sólo se sintieron motivados por sus voraces y egocéntricos apetitos económicos, que aprovechándose de la humildad y la amabilidad de los lugareños, los explotaron hasta amasar grandes fortunas que los presentan hoy, como familias “distinguidas”, pero que para nada les importa la ciudad, sino el dinero que le pueden sacar; y en este desenfrenado intento, no les importa acabar con el patrimonio cultural, arquitectónico e histórico de los barranquilleros.
Una familia con mañas
Por ejemplo, tenemos el caso de una familia sirio-libanesa que llegó a Lorica atraída por dos monedas de oro que llegaron a sus manos, allá en su Damasco de origen. Los integrantes de la familia se esparcieron como verdolaga por toda la Costa y llegaron a Barranquilla. Con sus mañas “turcas” para el comercio, de un día para otro, se convirtieron en grandes negociantes, hasta tal punto que ya manejan la administración de la ciudad y con ese poder que han adquirido, acabaron con un lugar emblemático de “Curramba”, como lo fue la Plaza de Toros “La Monumental del Caribe”, para darle paso a uno de sus almacenes y la construcción de conjuntos residenciales.
En el Barrio Las Nieves, como por arte de magia, desaparecieron el querido Teatro Apolo, en cuyo remplazo tenemos hoy una supertienda de su cadena de almacenes; en la carrera 43 con calle 60 acabaron el Hospitalito San Francisco de Paula, para construir también un almacén de su cadena y un conjunto residencial y actualmente acaban de demoler gran parte de una joya arquitectónica, cultural e histórica, como lo fue el edificio del antiguo Club Unión “La Española”, en donde hasta hace pocos días funcionaba una sede de la Caja de Compensación Familiar Cajacopi, tan solo para construir un parqueadero para uno de sus centros comerciales.
No se les ha escapado ni el Júnior, como patrimonio deportivo de los “quilleros”, mucho menos el Carnaval que es Patrimonio Inmaterial e Intangible de la humanidad.
No sé si los barranquilleros de pura cepa estén dispuestos a deponer el nombre de Barranquilla, “La Arenosa”, “Curramba” o el de “La puerta de Oro de Colombia”, por el vergonzoso alias de “Ciudad Olímpica”.