viernes, junio 21, 2024
InicioPaísPazUn ejemplo de amor, berraquera, optimismo y lucha por la paz

Un ejemplo de amor, berraquera, optimismo y lucha por la paz

Marly Acosta soporta los vejámenes de la guerra con el convencimiento de construir paz, reconstruir los tejidos sociales y los territorios

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino

El último susto de Marly Alejandra Acosta Franco fue el pasado 20 de enero cuando la secuestró un grupo armado, en una vía rural de Norte de Santander.

Inicialmente, creyó que iban por el vehículo y las armas de sus dos escoltas, pero se impresionó cuando uno de los hombres armados con fusil tocó a la ventana del carro. Ella expresó: “Tranquilos, no pasa nada, si vienen por la camioneta y las armas se las entregamos”. Su sorpresa fue mayor cuando le preguntaron “¿Usted es Marly, la lideresa?”; ella respondió “Sí, señor, soy yo”. El anuncio fue “A partir de este momento queda retenida”.

Inició una travesía de cuatro horas en el vehículo y seis horas a pie hasta un campamento guerrillero. Pero por presión de organismos de derechos humanos, la sociedad civil y entidades del Estado, dos días después la liberaron.

Este es solo uno de los capítulos que ha sufrido esta lideresa por su trabajo con las comunidades, en medio de las guerras vividas en el Catatumbo.

Ella es oriunda de San Calixto y, actualmente, es la directora de la Fundación Mujer Popular del Nororiente Colombiano e integrante del Movimiento por la Constituyente Popular, MCP.

Liderazgo en la sangre

La violencia no permitió estar toda su niñez en la finca cafetera de su familia, en San Calixto, donde vivía con su mamá, su padre, su hermana gemela y su hermano.

Está segura de que la vocación de trabajo con el campesinado y su liderazgo los heredó de su progenitor, quien la llevaba a reuniones con la convicción de buscar mejores condiciones de vida.

“Me acuerdo que, de pequeña, iba detrás de mi papá a la Junta de Acción Comunal y de ahí llevo ese liderazgo en la sangre. Pero después, en el 1999, cuando se agudizó el paramilitarismo, mi papá tomó la decisión de salir del pueblo, de vender la finca y llegar a Ocaña. La finca no se la pagaron; un grupo armado se la quitó. Y creo que muere de pena moral por la falta de sus animales, de la tierra; se enfermó y murió en 2001”, evoca la lideresa.

Aún sin que se apaciguara su dolor, ese mismo año fue secuestrada por paramilitares. Recuerda que estaba en casa con su mamá, su hermana y su hijo de cuatro años. Eran las seis de la mañana cuando arribaron hombres armados, “diciendo que yo era la mano derecha de un comandante del ELN, me llevan en una camioneta y me tienen cerquita al batallón, en una cabaña. Me amarraron, me tuvieron cuatro días en una habitación muy pequeña, me apuntaban con armas y me decían que les confesara la verdad, que les dijera dónde estaban las armas, dónde estaba la plata, cómo se llamaban los comandantes, y pues yo no sabía nada”.

Segundo desplazamiento

La liberaron con la condición de salir inmediatamente del municipio. Como pudo empacó su ropa y viajó a Bogotá con su hijo. A esta ciudad llegó a pasar necesidades, sentirse deprimida y enfrentar su embarazo en soledad: “Estaba muy desesperada y cinco meses después dije, ‘me voy a regresar a Ocaña, tengo que hacer algo, aquí es muy difícil’”.

Asumió todos los riesgos y volvió. Pero las amenazas continuaron por lo que, apenas tuvo a su bebé, se desplazó al Bajo Cauca, adonde su hermana: “Allá era mucho más difícil que en Catatumbo. Allá en Puerto Claver, Antioquia, montamos un negocio de trago y cerveza y conseguí una pareja”, rememora.

Trabajó con el cabildo indígena de ese municipio durante cinco años, hasta que en 2009 los paramilitares intentaron asesinarla: “Esa vez tuve tiempo de recoger solo a mis tres hijos, ya tenía una niña, coger una chalupa y salirme, no alcancé ni a recoger la ropa. Llegué a Nechí, luego a Caucasia y otra vez a Ocaña”.

Con su nuevo compañero de vida y sus tres hijos, intentó construir algo diferente, siempre en relación con las organizaciones sociales.

Sin embargo, en 2012 asesinaron a su esposo por ser líder social. Se desplazó a Valledupar, aunque la situación económica la obligó a regresar a Ocaña, donde en 2014 asumió el liderazgo de una asociación que persiste en la restitución de tierras. En 2016, participó en una organización de mujeres campesinas, que quedó casi disuelta por la guerra entre el ELN y el EPL, en 2018.

Sin egoísmos

En 2020, la dirigente social sufrió un intento de secuestro. A su casa llegaron cuatro hombres armados: “Mi hermana me alcanzó a avisar, salí de mi casa y me salvé. Pero me amenazaron y me tocó irme para Barranquilla. Envié a mi hijo a Sincelejo, a mi hija para Bogotá y el otro se fue conmigo”.

Rápidamente, se cansó de ocuparse de una tienda en esa ciudad. Regresó a Ocaña. El Estado le asignó esquema de protección desde 2021. En el 2022, ella organizó la Fundación Mujer Popular, que preside y que cuenta con más de 300 asociadas, con presencia en seis municipios del Catatumbo.

Marly Acosta participó en la Asamblea Regional por la Paz, convocada por la Unión Sindical Obrera, USO, la semana pasada. Un ejercicio en el que delegados de organizaciones de Norte de Santander discutieron y propusieron soluciones para sacar al territorio de la guerra. Sus intervenciones plantearon asuntos sobre cómo avanzar en la unidad de los distintos sectores populares y que las conclusiones no queden en letra muerta.

“Construyendo hijos para la paz, encaminados al buen saber le arrebatamos hijos a los grupos armados. Si no, no estamos haciendo nada porque las madres somos las que hemos sufrido. Nosotras somos las mamás de los policías, de los soldados, de los guerrilleros y no estamos dispuestas a parir más hijos pa’ la guerra”, concluye Marly Acosta.

RELATED ARTICLES

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Most Popular

Recent Comments

Rodrigo Carvajal en Elefantes blancos en Coyaima
Rodrigo Carvajal en No Más Olé
Rodrigo Carvajal en ¡A hundir el acelerador!
Rodrigo Carvajal en Semana contra el fascismo
Rodrigo Carvajal en Ucrania, ¿Otro Vietnam?
Rodrigo Carvajal en ¿Quién es Claudia Sheinbaum?
Rodrigo Carvajal en Odio y desinformación
Rodrigo Carvajal en La inflación y sus demonios
Rodrigo Carvajal en No cesa la brutalidad sionista
Rodrigo Carvajal en Putin gobernará hasta el 2030
Rodrigo Carvajal en De Bolsonaro a Lula