domingo, diciembre 1, 2024
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En defensa del vallenato meleguero

A propósito del fallecimiento del acordeonero y compositor Omar Geles, el país volvió a escuchar vallenato chillón, también conocido peyorativamente como “llora culo”, meleguero, guiso o coimero

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Murió Omar Geles, el aclamado acordeonero, cantante y letrista. No hubo un año en el que el “diablo” no pegara un éxito musical, así como no existe artista vallenato que, en algún momento de su carrera, no interpretara sus canciones. Incluso, distintas y disímiles estrellas de otras órbitas musicales han grabado sus composiciones.

Geles falleció en Valledupar el martes 21 de abril mientras jugaba tenis. Llegó sin signos vitales a la clínica. La reacción del pueblo vallenato fue el llanto, eso sí, con música a todo volumen y whisky por los juglares muertos. Lo despidió una multitud.

Más allá de Los caminos de la vida

Sobre su verdadero origen, la información es imprecisa. Si bien la todopoderosa Wikipedia ubica a Mahates, Bolívar, como el lugar de su nacimiento, la Registraduría publicó su primera cédula de ciudadanía, siendo Valledupar el punto natal del juglar. En todo caso, era un hombre visiblemente negro alcanzando el reconocimiento artístico en una sociedad desafortunadamente clasista y racista.

Omar Geles fundó su primera agrupación musical en 1985, inicialmente junto al cantante Miguel Morales. Se llamaron Los Diablitos y por cerca de dos décadas se convirtieron en los pioneros del vallenato popular que se posicionó en todo el territorio nacional finalizando el siglo XX. Alex Manga, Jesús Manuel Estrada, Ernesto Mendoza, entre otros cantantes, integraron la nómina del conjunto.

Con el posicionamiento de Los Diablitos y contra todos los pronósticos de la vallenatología ortodoxa, Geles alcanzó el máximo anhelo de cualquier acordeonero. En abril de 1989, en la tarima Francisco El Hombre, digitó magistralmente el instrumento armónico de viento y logró ser rey profesional en el Festival de la Leyenda Vallenata.

Es probable que la canción Los caminos de la vida sea la más importante en la historia de Omar Geles. Más allá de las 37 versiones, donde se destaca la hecha por el cantante Vicentico de la agrupación de ska-rock Los Fabulosos Cadillacs, esta composición autobiográfica es un homenaje a doña Hilda Suárez, la madre del juglar, que, ante el abandono del padre, asumió los dos roles para sacar a su familia adelante. Sin lugar a duda, el éxito de la canción se debe a la conexión que produce en millones de personas, cuyo núcleo ha sido una madre soltera, dispuesta a trabajar sin descanso por el bienestar de sus hijos.

Además, canciones como Busca un confidente, No voy a llorar, A besitos, Que no me faltes tú, Cuando casi te olvidaba, Tú vas a volar, entre muchas otras, convierten a Los Diablitos en un clásico del vallenato meleguero.

Por eso, no se exagera al identificar a Omar Geles como uno de los grandes compositores contemporáneos, si a esa lista agregamos canciones como Tarde te conocí, Me dejaste sin nada y Cambiaré, interpretadas por Patricia Teherán; La falla fue tuya, No puedo vivir sin ti y Con mucho gusto, cantadas por Diomedes Díaz; A blanco y negro y Mi amor por ella, en la voz de Silvestre Dangond; además de casi mil canciones entonadas en distintas y variadas voces del vallenato.

Música que escucha la gente pobre

En este capítulo de homenajes, con farándula incluida, el común denominador ha sido la hipocresía. Es verdad, Omar Geles se codeaba con la elite valduparense y las casas políticas del Caribe, como lo hacen la mayoría de artistas que integran el universo de este género. Pero, en este punto, lo curioso es que se exalte la música que el establishment vallenato siempre ha despreciado.

Se le llama vallenato meleguero porque es la música que escuchan las melegas, la forma despectiva que se usa en el Caribe para identificar a las trabajadoras de los servicios domésticos. Y Omar Geles y Los Diablitos, junto con Miguel Morales, Los Inquietos del Vallenato, El Binomio de Oro de América, Los Chiches, entre otras agrupaciones, son los exponentes de esos sonidos románticos de acordeón, populares en todo el pueblo trabajador, pero, menospreciados por vallenatólogos del Caribe y el interior.

Por eso, el llamado es a defender la música del pueblo. La virtud de artistas como Geles, independientemente de sus posiciones políticas o religiosas, es la herencia cultural y social que deja para la historia. En cualquier esquina, cocina, estanco o fiesta familiar, suena un meleguero y la gente canta, ya sea por un amor imposible, un despecho fatal o un recuerdo etílico.

Y así la senadora de extrema derecha María Fernanda Cabal salga a lamentar el fallecimiento de Geles, estamos seguros que cualquier meleguero le produce escozor, porque es la música que le gusta a la gente pobre. Es la lucha de clases, ¡nojoda!

Escuche el homenaje completo de la Bolcheradio AM a Omar Geles, escaneando el código QR

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