Queda por resolverse la logística del traslado, la seguridad de los aparatos y la capacitación de los militares ucranianos en una tecnología que en algunos casos dispone de inteligencia artificial. Ciertamente, “el equipo es una cosa, usarlo es otra”, dijo un alto mando militar norteamericano
Alberto Acevedo
Después de fuertes presiones por parte de la OTAN, el gobierno alemán de Olaf Scholz decidió no solo ‘autorizar’ el envío de un importante número de sus tanques insignia Leopard 2 al terreno de operaciones en Ucrania, sino darle el visto bueno a que hagan lo mismo cualesquiera de los países miembros de la alianza atlántica.
Las potencias occidentales hacen cuentas alegres de que el envío de un nuevo arsenal, que incluye los famosos tanques Leopard 2, cambiará en cuestión de días el curso de la guerra, propinándole una aplastante derrota y una humillación militar a Rusia.
El miércoles de la semana pasada, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, saludó el paso dado en esta dirección por el gobierno alemán y anunció que la administración norteamericana enviará 31 tanques Abrams a Kiev, considerados los más poderosos y sofisticados del ejército norteamericano.
Peligroso arsenal
El anuncio de Alemania implica que, en lo inmediato, enviará 14 tanques Leopard 2A6 a Ucrania. Varios países miembros de la OTAN, han dicho por su parte que incrementarán este peligroso artesanal, disponiendo el envío de poderosas armas de sus reservas al teatro de operaciones ucraniano.
Polonia, por su parte, sigue el ejemplo de sus aliados de la coalición atlántica y anuncia el envío de 14 tanques del mismo tipo de los alemanes. Los Países Bajos entregarían 18 unidades. Finlandia, Noruega, España, Portugal, Grecia, Turquía y Francia, entre otros países occidentales, seguirán el ejemplo de Alemania.
En todos los casos, se trata de vehículos de guerra de alta sofisticación, considerados élite por los ejércitos de los países donantes. En el caso del Leopard alemán, es un vehículo fabricado por el consorcio alemán Krauss-Maffei, que combina potencia, fuego, movilidad y protección. Cada unidad pesa 70 toneladas y desarrolla una velocidad de hasta 70 kilómetros por hora.
No es como lo pintan
En el caso de Estados Unidos se trata de unidades Abrams, de alta tecnología; el Reino Unido dispone de sus carros de combate Challenger 2 y hasta Eslovenia anuncia la movilización de 30 tanques T-22 del tipo conocido como el “León de Babilonia”. Ucrania suma así a su arsenal una nueva compañía de tanques que, en opinión de sus estrategas militares, “podría marcar la diferencia en el frente de guerra”.
Y a pesar de la desbordada euforia triunfalista que se respira en estos momentos, la llegada de los carros de guerra no es todavía una cuestión para la próxima semana. Queda por resolverse la logística del traslado, la seguridad de los aparatos y la capacitación de los militares ucranianos en una tecnología que en algunos casos dispone de inteligencia artificial. Ciertamente, “el equipo es una cosa, usarlo es otra”, como dijo un alto mando militar norteamericano.
De estos modelos de carros de guerra, el que se lleva los mayores honores es el Leopard alemán, conocido también como el “tanque universal”. Porque combina una gran capacidad de fuego, un blindaje grueso y movilidad. Pero precisamente en esas cualidades radical también su debilidad.
¿Tigres de papel?
Los Leopard han sido desplegados por países de la OTAN en media docena de misiones, como en Kosovo y Macedonia, pero su movilidad se vio restringida debido a su enorme peso, que en muchos casos le impidió cruzar puentes sobre el terreno, a riesgo de quebrar esas estructuras, no diseñadas para soportar el tanque de guerra.
Las primeras pérdidas de los Leopard en un campo de batalla sucedieron durante la guerra de Estados Unidos en Afganistán. En el combate con los talibanes, estos destruyeron tres Leopard 2 canadienses y seis daneses. Otros 15 aparatos fueron inutilizados, aunque más tarde reparados. Los daños en los tanques, en su mayoría se produjeron por explosivos colocados al borde de las carreteras.
Entre 2016 y 2018, Turquía desplegó decenas de Leopard 2A4 en el norte de Siria y sostuvo feroces combates contra los kurdos e Isis. Por lo menos una docena de esos tanques fueron completamente destruidos. En estas condiciones, observadores alemanes comenzaron a dudar de la conveniencia de emplearlos en entornos urbanos o en guerras contrainsurgentes.
En el caso de los despachos a Ucrania, sería la primera vez en que tanques alemanes llegan a suelo ex soviético, desde la Segunda Guerra Mundial, lo que presupone una peligrosa escalada de la crisis, un intento por desequilibrar la correlación de fuerzas entre países poseedores de estos arsenales y el peligro de empujar al planeta a una guerra nuclear. Las perspectivas del fin de la guerra en Ucrania, que pregona Occidente, parecen cada vez más ilusorias.
No definen la guerra
Es en estascondiciones que se han conocido reacciones diversas condenando la posición de Estados Unidos y la OTAN en su empeño por cruzar una línea roja que puede llevar al planeta a la hecatombe. El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia y ex presidente ruso, Dmitri Medvédev, calificó el anuncio de un nuevo arsenal para Ucrania como una escalada en el conflicto y aseguró que, en el desafortunado evento de una tercera Guerra Mundial, “no serán los tanques, o incluso los aviones de combate, los que determinen la victoria. Todo eso será destruido definitivamente”.
Criticó la estrategia de Occidente de “proteger a Ucrania, que nadie necesita en Europa”, asunto que “no salvará al viejo mundo del castigo si algo ocurre”. Dijo Medvédev que se equivoca de cálculo la OTAN si persevera en entregar todas las armas a Ucrania, incluidos cientos de tanques y sistemas de misiles de largo alcancé, como única forma de bloquear a Rusia.
El anuncio de Medvédev insinúa que Rusia no va quedarse con los brazos cruzados. Y en esta dirección ya se prepara para un escenario peor. Ucrania, con la ayuda de la OTAN podría disponer en algunos meses de una flotilla de unos 100 tanques de guerra de nueva tecnología. Un despacho reciente de una agencia de noticias indica que Rusia está aumentando la producción de sus armas más potentes.
Aún sin esto, Rusia cuenta con una cantidad estimada de cuatro mil tanques de guerra activos, y unos siete mil tanques en reserva, de los cuales una parte considerable de ellos se pueden incorporar al servicio con una mínima inversión. Los tanques rusos son más ágiles, veloces, pequeños y livianos. Pero además, como dicen los oficiales rusos, no serán los tanques los que definan el destino de una guerra en gran escala. Ese papel parece estar destinado a los drones y en última instancia a las armas nucleares.