viernes, marzo 29, 2024
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Por la vida, el agua y la biodiversidad

El campamento ecológico organizado por la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, impulsó una agenda en defensa de la naturaleza, las zonas de reserva campesina y los derechos humanos, así como alternativas de sustitución de cultivos de uso ilícito y acciones reales para defender la línea amarilla como eje que proteja la serranía de San Lucas

Agencia Prensa Rural

Desde el 12 de agosto se realizó en la extensa y emblemática región del valle del río Cimitarra el quinto campamento ecológico organizado por la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, que en esta ocasión reivindica la consigna “Por la vida, el agua y la biodiversidad”.

Participaron medio centenar de personas de diversas organizaciones sociales, ambientalistas, estudiantes de universidades del nororiente colombiano y de carácter nacional, investigadores, académicos, comunidad campesina de la región y brigadistas de acompañamiento internacional.

La metodología del campamento se desarrolló en la dinámica de recorridos por el territorio. Fueron tres rutas que atravesaron literalmente la Zona de Reserva Campesina del Valle del río Cimitarra. La ruta por el agua y la vida en la zona rural de los municipios antioqueños de Remedios y Yondó, la biodiversidad en Cantagallo y la ruta de la línea amarilla en San Pablo, sur de Bolívar.

En ellas se realizaron intercambios con habitantes del territorio y también el reconocimiento de la situación del ecosistema y el estado ambiental en medio de los impactos que representan las dinámicas de economías ilícitas y la dinámica de conservación, gracias a acuerdos comunitarios de preservación como la denominada línea amarilla, una demarcación realizada por el campesinado hace mas de 20 años que ha garantizado el sostenimiento del último bosque seco tropical en el norte del país, hoy en peligro de extinción después de la salida del territorio de las antiguas FARC, que eran garantes del cumplimiento de acuerdos de no explotación.

Un poco de historia

Esta iniciativa ambiental y conservacionista de la organización campesina del Magdalena Medio que emergió en 2007 se ha convertido en una institución, cuando con el lema de defender la babilla y la tortuga, especies emblemáticas de la región y en medio de la agudización del conflicto armado, el campesinado de la región ubicada en las estribaciones de la serranía de San Lucas impulsó la realización de la primera versión del campamento ecológico.

La propuesta nace gracias al compromiso de las comunidades, sus juntas de acción comunal y la profunda convicción de que el papel del campesinado es defender el territorio como un todo, donde la defensa de los recursos naturales frente a los impactos de los megaproyectos y la deforestación, es una tarea central que debe realizar la comunidad que hace parte de su dimensión articulada al territorio.

Al centro están los acuerdos comunitarios para la preservación que han permitido mostrar la resiliencia y trabajo de la organización campesina nacida en medio de la defensa de la vida y los derechos humanos, como un proceso que concibe que la defensa del territorio pasa necesariamente por la defensa de su biodiversidad, íntimamente ligada con la cotidianidad campesina de esta región.

Es así como se desarrolló el segundo campamento en el 2010 con la consigna “En defensa del territorio y los recursos naturales” exigiendo la reactivación de la figura de la zona de reserva campesina que había suspendido el gobierno de Álvaro Uribe y el fin de las fumigaciones con glifosato que contaminaba dramáticamente las fuentes de agua de la región, que son un recurso no renovable de todo el pueblo colombiano.

Defensa de la biodiversidad

En octubre de 2014 se organiza el tercer campamento que agitó la divisa “Por la constitución de una Zona de Reserva Campesina agroecológica, y la defensa de su territorio, su biodiversidad, su cultura y su vocación campesina” donde se avanzó en la construcción de una agenda ambiental para el valle del río Cimitarra, basada en el eje de medio ambiente de su plan de desarrollo sostenible construido para erigirse como zona de reserva, que potenció un trabajo conjunto, solidario y comprometido entre académicos, organizaciones no gubernamentales, colectivos de apoyo, instituciones y campesinado.

La última versión del campamento se realizó en noviembre de 2017 impulsando el llamamiento, “Por la defensa de la Zona de Reserva Campesina, el territorio, el agua, la biodiversidad y la cultura campesina” que permitió articular el proceso de lucha por el ambiente y el territorio al escenario de implementación del Acuerdo de Paz.

Esta experiencia permitió la emergencia de la coordinadora que permite la confluencia de los comités ambientales construidos por el campesinado en la región.

Vuelve el campamento

Diversas organizaciones, estudiantes universitarios, investigadores, brigadistas internacionales y comunidades de la región participaron del campamento. Foto Prensa Rural

Después de cinco años de no realizar el campamento, se logró realizar esta bella experiencia de interacción con el territorio, a pesar de la situación humanitaria en la región y la zozobra que esta genera.

La ACVC no ha descansado en su compromiso con los ejes planteados en estas experiencias, se han realizado diferentes acciones de protección del territorio, se han producido actividades de identificación de biodiversidad con el apoyo de universidades e instituciones gubernamentales y organizaciones ambientalistas.

Se mantienen los comités ambientales en las diferentes seccionales y se sigue participando del espacio interinstitucional de Parques Nacionales Naturales y las organizaciones del territorio en búsqueda de construir una figura de protección para la serranía de San Lucas. Sin duda esos son los efectos y aportes concretos del acumulado que representan los campamentos ecológicos.

Particularmente, frente a la limitada implementación del Acuerdo de Paz, específicamente en lo contenido en el punto uno que fortalezca los procesos como las zonas de reserva campesina, el incumplimiento del Programa Nacional Integral de Sustitución de Cultivos Ilícitos, PNIS, y la nula presencia del Estado en los territorios que dejó la antigua guerrilla de las FARC, que como se anotó garantizaba el cumplimiento de acuerdos con las comunidades para preservar el territorio e impedir la deforestación, explotación minera e intervención de las zonas protegidas.

Es decir, se han desatado dinámicas en el territorio que amenazan la existencia del ecosistema; es clave visibilizar esta problemática y repotenciar el trabajo de organizaciones y otras comunidades campesinas en el propósito de defender el último bosque seco tropical del norte del país, hoy en vía de extinción.

Potencia mundial de la vida

Por la situación anteriormente señalada, es de vital importancia la realización de esta iniciativa que desarrolló recorridos y mesas de discusión frente a la realidad ambiental del territorio.

La metodología permitió interactuar con las comunidades y recorrer el territorio para identificar nuevas problemáticas, abordar los debates frente a las perspectivas de la defensa de la biodiversidad e impulsar una agenda que incorpore de manera transversal ambiente, derechos humanos, figuras de protección, zona de reserva campesina, alternativas de sustitución de cultivos de uso ilícito, papel del campesinado en la preservación y conservación, y acciones reales para defender la línea amarilla como eje para un modelo que permita salvar la serranía de San Lucas.

Al cierre de esta edición culminaban los recorridos y se aprestaban las personas participantes a presentar las relatorías y sistematización de las actividades realizadas en el territorio. El campamento culminará con la presentación de propuestas y propósitos hacia adelante en un acto social y político en la ciudad de Barrancabermeja, Santander, donde participantes y la organización campesina como defensores de la tierra, y como hombres y mujeres que aman la vida y trabajan por defender el hogar común, expondrán esta experiencia que se articula en la bella idea de hacer de Colombia una potencia mundial de la vida.

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