Lo que le dio mayor reconocimiento como prócer de la Independencia suramericana fue el nombramiento que en 1822 recibió de El Libertador Simón Bolívar como Jefe del Ejército del Sur, cuerpo destacado para someter a Popayán y la resistencia de los habitantes de San Juan de Pasto, quienes habían asumido una actitud proclive a la Corona española
Alberto Acevedo
En desarrollo de las campañas emancipadoras de las tropas de Simón Bolívar, especialmente las que se cumplieron en territorio de la Gran Colombia, León Torres se destacó por su compromiso militar, su heroísmo en el combate a los últimos reductos españoles y por su capacidad como estratega. El joven oficial venezolano nació en 1787, en Carora, Estado de Lara y, al final de su vida, fue ascendido por El Libertador Simón Bolívar al grado de General de las tropas patriotas.
Mucho le debe la nación colombiana al general Pedro León Torres. Bajo la orientación de Bolívar, en diciembre de 1815, participó en la defensa del fuerte de San Felipe, en Cartagena, en ese momento asediado por las fuerzas españolas. Lamentablemente, en este episodio, las tropas realistas, al mando del general Morillo, copan la plaza. Torres burla el cerco militar y huye a Jamaica y más tarde a Haití.
Con la ayuda del presidente haitiano Alejandro Petión, quien suministró armas, municiones, comida y logística, los patriotas al mando de Bolívar organizan la Expedición de Los Cayos, en 1816, con la finalidad de liberar a Venezuela. El movimiento revolucionario fracasa en Ocumare de la Costa, y Torres organiza la Retirada de los Seiscientos, con Gregor MacGregor, un militar británico nacionalizado venezolano, y Carlos Soublette, quien más tarde llegó a ser el séptimo presidente de Venezuela, sucedido después por José Antonio Páez.
Orden mal entendida
En la Batalla de San Félix, el 11 de abril de 1817, una de las tantas libradas por la independencia de Venezuela, Manuel Piar ascendió a Torres al grado de General de Brigada. Fue nombrado gobernador de las fortalezas de Guyana, para defender las posiciones ya conquistadas por los patriotas, y diputado al Congreso de Angostura en 1819.
Lo que le dio mayor reconocimiento como prócer de la independencia suramericana, fue el nombramiento que en 1822 recibió de El Libertador Simón Bolívar como Jefe del Ejército del Sur, cuerpo destacado para someter a Popayán y la resistencia de los habitantes de San Juan de Pasto, que habían asumido una actitud proclive a la Corona española.
La mayor preocupación de Simón Bolívar es que los realistas españoles tomaran posición de una colina, que las fuerzas independentistas consideraban estratégica. Por eso, durante la Batalla de Bomboná, que iba a definir en favor de quién estaría la ventaja, Bolívar dio al general Torres la orden de atacar a los realistas.
La orden era perentoria: “Hay que salir de inmediato, inclusive sin almorzar”. Un buen apetito puede distorsionar el mensaje recibido y Torres pensó que había que almorzar primero. Cuando Bolívar regresó de una ronda y encontró que las fuerzas de Torres almorzaban mientras los españoles ocupaban la colina, reaccionó enfurecido, llamó a Torres indigno de servir a la patria, lo relevó del mando y le rompió la espada.
Al campo de batalla
La reacción de Torres no se hizo esperar. Le arrebató el fusil a un soldado y le dijo a su superior: “Libertador, si no soy digno de servir a mi patria como general, le serviré al menos como granadero”. Pedía que lo dejaran ir al campo de batalla como soldado raso. Esta actitud conmovió a Bolívar, quien lo abrazó y le devolvió el mando. El Libertador le entregó su propia espada, para que se colocara al frente de la contienda.
Como era de esperarse, la batalla entre realistas españoles y patriotas criollos fue cruenta y sin cuartel. Las bajas fueron numerosas de ambas partes, pero especialmente de las fuerzas patriotas. Los realistas al fin y al cabo tenían la ventaja de dominar la colina que Bolívar consideró estratégica. El enfrentamiento fue tan duro que el general Torres resultó herido y puesto en prisión por los españoles. Fue trasladado en delicadas condiciones a un hospital realista en Yacuanquer, Nariño, y varios meses después murió a causa de las heridas.
La noticia de la muerte del general Torres conmovió hasta en sus fibras más íntimas a Simón Bolívar: “Cuantos sacrificios por esta causa de nuestro corazón. Con la muerte de Pedro León Torres hemos perdido a un compañero digno de nuestro amor; el ejército a un soldado de gran mérito y la república, a uno de sus hijos de esperanzas para el día de la paz”, dijo El Libertador.
Repatriar sus restos
En octubre de 2022, en el portal Aldea Educativa magazine, el académico Luis Eduardo Cortés Riera, doctor en Historia de la Universidad Santa María, de Caracas, dijo en un breve artículo: “Han trascurrido largas y prolongadas dos centurias desde que el General de División Pedro León Torres ascendiese con gloria a la inmortalidad, allá en Yacuanquer, departamento de Nariño, Colombia, y aún no hemos logrado los venezolanos del tercer milenio repatriar los restos mortales del Héroe de las decisivas batallas de El Juncal, San Félix y Bomboná, la más destacada figura de una familia completa, los llamados Siete Macabeos de la Independencia, los Siete Hermanos Torres, consumidos por nuestra hecatombe guerrera, una fascinante historia con resonancias bíblicas, una pertinaz deuda, una obligación histórica que debemos saldar a la brevedad”.
El historiador pone sobre la mesa la idea de que la nación venezolana aspira a la repatriación de los restos del héroe nacional. En el mundo, planteamientos semejantes están a la moda. Colombia ahora mismo trabaja en el rescate de los restos del Galeón San José, al que considera, no un tesoro por repartir, sino un patrimonio arqueológico nacional. El gobierno colombiano ha conseguido la repatriación de otras piezas arqueológicas en los meses recientes.
En el caso del general Torres, el primer escollo que surge es que en los territorios donde perdió la vida, ofrendada generosamente por la independencia colombiana, es querido con la misma devoción con que lo hacen los venezolanos y es poco probable que los pastusos, en este caso, accedan sin resistencia a la idea del traslado de los restos del héroe latinoamericano.
Cuando el profesor Cortés Riera menciona a los Siete Macabeos de la Independencia, hace alusión al hecho de que Pedro León Torres y seis de sus hermanos, desde muy jóvenes, se enrolaron en las filas del Ejército libertador, y uno a uno derramó su sangre y entregó su vida por la independencia y la libertad de estas tierras latinoamericanas. Por lo demás, la mención de los Macabeos es un símil con un movimiento judío, en tiempos bíblicos, que luchó por la defensa del templo de Jerusalén y su religión, contra el sojuzgamiento de que eran objeto por los griegos.