martes, mayo 14, 2024
InicioEdición impresaGuerra en Siria: Peligrosa línea de no retorno

Guerra en Siria: Peligrosa línea de no retorno

El argumento de que Siria utilizó armas biológicas contra los rebeldes, los bombardeos de Israel sobre ese país y el suministro de armas a grupos terroristas por parte de la CIA son elementos que ponen en grave riesgo el equilibrio en la zona. Rusia y China piden conferencia internacional

Alberto Acevedo

Las incursiones aéreas israelíes al menos en dos ocasiones en este mes de mayo contra objetivos estratégicos sirios, las imágenes divulgadas ampliamente de mercenarios de la ‘resistencia’ comiendo el hígado de un combatiente enemigo, al que previamente han descuartizado vivo, y la noticia reciente de que la Casa Blanca y los gobiernos de Gran Bretaña y Francia han decidido establecer nuevas líneas de colaboración en armas, dinero y asesoría militar a los grupos terroristas que luchan por derrocar al gobierno, son elementos que, sumados, introducen un peligroso escenario de confrontación en la crisis en desarrollo en Siria.

A este complejo panorama se suma una desafortunada resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 15 de mayo, condenando al gobierno sirio, posición calificada por Rusia como “medida irresponsable y contraproducente”, porque daña una serie de acuerdos ya iniciados en busca de una salida negociada al conflicto en este país.

La resolución de la ONU apenas critica a los grupos rebeldes sirios, que han incurrido en crímenes de guerra, como el desmembramiento de sus opositores y que han sido denunciados por organismos internacionales de derechos humanos. Rusia, Cuba, China y nueve naciones más, entre las que se cuentan cuatro latinoamericanas, se opusieron al texto de la resolución, pues obstaculiza la búsqueda de una solución diplomática al conflicto, y por el contrario facilita una intervención armada en gran escala, en la que vendrían trabajando Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.

Acusación infundada

Un elemento particularmente peligroso en el manejo de la situación es la reciente acusación por parte de Estados Unidos en el sentido de que las autoridades de Damasco estarían utilizando gas sarín y otro tipo de armas biológicas contra sus opositores. La grave acusación no tiene ningún elemento probatorio, y alguna agencia de la ONU ha dicho que tiene indicios de que quienes utilizaron gas sarín han sido las fuerzas opositoras y no las autoridades sirias.

En realidad, coinciden muchos analistas, el cuento del gas sarín es un pretexto para justificar una escalada intervencionista directa por parte de Estados Unidos y sus aliados. En ese sentido, guardan pasmosa similitud estos argumentos con los esgrimidos por Washington para justificar la intervención en Irak y posterior derrocamiento y asesinato de su líder Saddam Hussein.

En el caso de Irak, nunca se comprobaron la existencia de armas de destrucción masiva ni las alianzas de Hussein con Al Qaeda. En el caso de Siria, se acude a argumentos similares, pese a que Al Qaeda es uno de los más rabiosos opositores al gobierno de Damasco.

Descrédito

Esta perspectiva muestra que Occidente no aprende de sus errores anteriores. Desde el fin de la segunda guerra mundial, Estados Unidos ha intervenido militarmente en Corea, Vietnam, Laos, Camboya, Libia, Irak, Afganistán, Granada y Panamá. Sus victorias militares han sido pírricas y, por el contrario, la potencia occidental se ha granjeado nuevos enemigos, descrédito internacional, sentimiento antiimperialista, y alentado la formación de grupos extremistas que, como en el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, reclaman para sí el derecho a cobrar venganza.

Ahora, el Pentágono hace cálculos en el sentido de que una intervención directa en Siria implicaría movilizar una cantidad no inferior a 75 mil soldados. Una aventura militar semejante aseguraría no sólo miles de muertos más por parte de la población civil en el país invadido, sino centenares de soldados norteamericanos regresando a sus hogares en ataúdes, como en Vietnam.

La intervención abierta por parte de Occidente significaría un suicidio para los Estados Unidos, que enfrenta graves problemas económicos y financieros que han llevado a la reducción de su presupuesto militar. La gran potencia tendría que enfrentar una resistencia feroz y global, que involucraría a aliados sirios, encabezados por Rusia, y que pondrían al mundo al borde de una guerra generalizada.

Papel de Rusia

La defensa antiaérea siria ha demostrado eficacia en varias ocasiones y los misiles de Bashar al-Assad estarían en capacidad de golpear a Israel y a las bases militares norteamericanas en varios países de la región.

Las fuerzas de la resistencia en Líbano han mostrado disposición de unirse con las tropas sirias para enfrentar a Israel, principal aliado de Estados Unidos en la región. Queda por ver, además, la reacción que tomaría la flota naval rusa que en estos momentos se encuentra frente a las costas sirias. De hecho, Moscú, según informe del The New York Times la semana pasada, entregó ya “armamento sofisticado” al ejército sirio, consistente en misiles crucero antibuque y un potente radar, de gran ayuda militar si las fuerzas de la OTAN se inclinan por la intervención directa.

En estas condiciones, lo que inicialmente se planteó como un conflicto interno sirio, amenaza con convertirse en una hoguera que incendie toda la región, en la medida en que, de una parte se cohesionen las fuerzas antiimperialistas, y de la otra se unifique un frente antisirio en el que participarían países como Qatar, Arabia Saudí, Turquía e Israel, interesados en apoyar a los grupos terroristas en Siria y ocultar problemas internos y una eventual extensión de la “primavera árabe”.

Conferencia internacional

Visto este panorama, es necesario detener la mano de los pirómanos que sueñan con un incendio generalizado. Rusia ha propuesto esta semana la realización de una conferencia internacional sobre Siria, bajo los auspicios de las Naciones Unidas, y abogó por propiciar una salida entre las diversas fuerzas políticas de ese país sin acudir al expediente de la intervención extranjera.

En esta conferencia internacional participarían los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, representantes de los países de la región afectados por el conflicto, comenzando por los que comparten fronteras con Siria, representantes de la Unión Europea y de la Liga Árabe.

Los 94 mil muertos que señala el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos desde que se inició el conflicto en 2011, el millón de ciudadanos refugiados, los miles de niños, mujeres y ancianos heridos y mutilados, la escasez de alimentos y la destrucción material, son argumentos lo suficientemente sólidos para reclamar una salida definitiva a la cuestión siria, sin la intervención de las potencias imperialistas, ansiosas de apoderarse de cuantiosos recursos energéticos.

Artículo anterior
Artículo siguiente
RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments