lunes, mayo 13, 2024
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Espionaje telefónico: Songo le dio a Borondongo…

En su peor momento está el escándalo por las chuzadas telefónicas que los Estados Unidos hacen en todo el mundo. Hasta los amigos, víctimas de interceptaciones en sus celulares

Fotomontaje
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Alberto Acevedo

No ha podido, hasta ahora, el presidente de los Estados Unidos, dar explicaciones satisfactorias a los gobiernos de numerosos países que, iracundos, demandan satisfacciones diplomáticas ante las denuncias por las masivas interceptaciones telefónicas a mandatarios, empresas, agencias de desarrollo, de noticias y cuanta entidad sea susceptible de espionaje por parte de los servicios de inteligencia norteamericanos.

La situación se ha puesto tan incómoda y de bulto, que los argumentos tradicionalmente esgrimidos para justificar las dimensiones del espionaje, se han derrumbado estrepitosamente. Se decía que el espionaje cobró tales dimensiones después de los acontecimientos de las torres de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. Pues hoy se sabe que muchos años antes ya se desplegaba una red de escuchas por todo el mundo; a los senadores norteamericanos, por ejemplo, se les espía desde hace cuarenta años.

Otro argumento es que se trata de una herramienta indispensable para contrarrestar el terrorismo. No hay tal. Informes de inteligencia recientes indican que el espionaje no ayudó en estos años a prevenir actividades terroristas contra Estados Unidos. De hecho, no hay evidencia de que el espionaje generalizado haya prevenido un solo acto terrorista y las labores de dirigidas a potenciales grupos enemigos, han significado “poca inteligencia reportable”.

Con todo y eso, el espionaje se incrementa. Hace poco se supo que la Agencia Nacional de Seguridad de los Estados Unidos, ANS, interceptó las líneas telefónicas privadas de 35 jefes de estado y personalidades importantes en el mundo. Esto incluye a tradicionales aliados de la Casa Blanca, como la presidenta Ángela Merkel, de Alemania, el mandatario mexicano, los gobernantes de Francia y España, y el gobierno de Dilma Rousseff, en Brasil. Ni siquiera el Vaticano y el papa Bergoglio escapan a los pasos sigilosos de los sabuesos gringos.

Obama sabía

Se dijo en medios de la Casa Blanca, que el presidente Obama no estaba enterado de la magnitud del espionaje ni había autorizado que se hiciera contra tradicionales aliados de Estados Unidos. Varios medios de prensa, conectados a círculos diplomáticos autorizados, desestiman esta versión. Más aún, las interceptaciones se hicieron con el visto bueno de Obama.

Y es así como se pasó a espiar a la Unión Europea, al Parlamento Europeo, a los socios norteamericanos del G-20, los movimientos económicos, militares e industriales de China, de Rusia, de Irán, de Venezuela. Hasta la agencia Associated Press ha sido chuzada.

Hay informaciones escabrosas, reveladas en la última semana, como la de que solamente en un mes, entre diciembre de 2012 y enero de 2013, según el diario Le Monde, los norteamericanos interceptaron 70 millones de llamadas y mensajes de ciudadanos y empresas de Francia. Insólito es que en el mismo mes, la ANS interceptó en tiempo real, sesenta millones de llamadas a celular en España.

Sin respetar lealtades

Como era de esperarse, las reacciones no se hicieron esperar y, particularmente enérgicas han sido las reclamaciones de Ángela Merkel, en Alemania, y Dilma Rousseff en Brasil. Ambas mandatarias han coinciden en acudir a escenarios internacionales para buscar frenar el espionaje masivo. Tanto en las Naciones Unidas como en la Unión Europea, cursan solicitudes en esa dirección.

En América Latina, los ministros de relaciones exteriores de los países miembros de Mercosur, reunidos en Caracas, en una declaración del 30 de octubre condenaron el “espionaje global” de Estados Unidos y delinearon propuestas para avanzar en un sistema de protección de telecomunicaciones y cibernético a nivel regional.

Como se sabe, el entramado de espionaje masivo por parte de Estados Unidos quedó en evidencia a partir de junio pasado, con las revelaciones del ex colaborador de la CIA, Edward Snowden. Allegados al agente de inteligencia indican que lo publicado no es nada en comparación de lo que se viene. Se habla de que Snowden conserva en su poder alrededor de 30 mil nuevos archivos secretos. Que revelan entre otras cosas, que Alemania, Francia, España y otros países, y particularmente la OTAN, también espiaban, en colaboración con Estados Unidos y contra sus amigos. Todos contra todos. Como en la célebre canción de Celia Cruz.

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