viernes, mayo 10, 2024
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El rito académico anual

José R. Llanos

En el ritual de cada año que mantiene insomne a científicos y al mundo intelectual, la Academia Sueca otorgó los premios de medicina, física, química, economía, el de la paz y el de literatura. Naturalmente nos referiremos más extensamente a este último.

Foto: life serial via photopin cc
Foto: life serial via photopin cc

Por primera vez el Nobel de Literatura fue otorgado a una canadiense, el galardón fue asignado a la cuentista Alice Munro. El fallo destaca que tuvieron en cuenta “su armonioso estilo de relatar, que se caracteriza por su claridad y realismo psicológico. Sus historias suelen estar ambientadas en pueblos pequeños, donde la lucha por una existencia social aceptable resulta en relaciones complicadas y conflictos morales”.

En Alice Munro se premia también, simbólicamente, a la generación de escritoras canadienses modernas, “modernistas” al decir del crítico y narrador Robert Weaver. Además, dada la escasa producción de literatos dedicados al cuento en Canadá en la primera mitad del siglo XX, Alice Munro pertenece a las iniciadoras de la cuentística del país del norte.

El mismo autor, reconoce el casi inexistente cuento en ese país, en su antología el Cuento Corto canadiense, (1958): “En estos días, afirma, el número de cuentistas canadienses es pequeño, pero el mercado potencial de sus lectores es todavía aún más reducido…” Podemos afirmar que en Alice Munro se galardona la narrativa corta del país de Mcluhan y a las pioneras del cuento en ese país norteamericano. La generación de cuentistas a la que pertenece la nueva Nobel, incluye a Margaret Laurence, Norman Levine, Margaret Atwood, Mavis Gallant, que no solo enriquecieron el acervo literario. Sino que también contribuyeron a formar un público lector de ficción en el país septentrional.

La crítica literaria reconoce en ella su magisterio en el manejo del relato corto -no a la manera de Augusto Monterrosa-, pero si relativamente corto.

El contenido de su obra se destaca por un cierto intimismo en el tratamiento de las acciones de sus personajes. La vida de sus protagonistas son analizados con un refinada mirada sicológica, Alice Munro nos entrega las motivaciones más profundas de las acciones de sus personajes prioritariamente femeninos.

La crítica considera que según sus recursos narrativos bien puede considerarse como una buena discípula de Chejov. Pero también por la gran significación que le da en la descripción al detalle minucioso de la acción de sus personajes o de sus reflexiones, se puede calificar como la más proustiana de las escritoras canadienses.

En Alice Munro, se cumple lo que acertadamente conceptuaba Tolstoi: “Si quieres ser universal describe tu aldea.” En efecto la geografía, el espacio en que discurre la vida de sus personajes siempre está situado en Canadá, especialmente el mundo rural, el cual conoce plenamente.

A pesar de la calidad de la obra de la nueva premio Nobel de la literatura, sólo a partir de los años ochenta empezaron a publicarse en español sus libros: Las lunas de Jupiter (1982), Progreso del amor (1986), Amistad de juventud (1990), Secretos a voces (1994). El amor de una mujer generosa (1998), Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio (2001), Escapada (2004) La vista desde Castle Rock (2008), Demasiada felicidad (2009). El contenido de sus cuentos y la técnica narrativa facilita la elaboración de guiones, por lo cual siete de sus obras han sido llevadas a la televisión.

Por los aportes de su investigación a futuros procesos que conduzcan al mejor conocimiento de las causas del autismo, el alzheimer y la diabetes fueron premiados los científicos James Rothman, Randy Schekman y Thomas Sudhof. Ellos identificaron las redes mediante las cuales circulan dentro de las células sustancias como la insulina utilizando burbujas, llamadas vesículas. En la justificación del galardón el Instituto Karolinsca destaca: “A través de sus descubrimientos Rothman, Schekman y Sudhof han mostrado el sistema de control exquisitamente preciso para el transporte y entrega de la carga celular”.

El lunes 15 de octubre la Real Academia de la Ciencia Sueca, le asignó a los estadounidenses Eugene Fama, Peter Hansen y Robert Shiller el premio Nobel de economía, “por sus aportes al pronóstico de la fluctuación de los precios de las acciones y bonos en el largo plazo”, según afirma el texto del fallo.

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