lunes, mayo 13, 2024
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Portugal: Hace 40 años germinó una revolución

Gracias a un cuidadoso movimiento de militares patriotas, en 17 horas acabaron con una dictadura de medio siglo. Nació la Revolución de los Claveles

Alberto Acevedo

Hace cuarenta años, Portugal fue escenario de una revolución que, por sus características, llamó la atención de los pueblos del viejo continente y mostró que Europa también es tierra fértil para este tipo de conmociones sociales.

Después de cincuenta años de dictadura fascista, liderada en los últimos tiempos por un sanguinario personaje llamado Antonio de Oliveira Salazar, justamente un numeroso grupo de mandos medios militares lideraron un alzamiento tan meticulosamente preparado, que en 17 horas liquidaron un régimen de oprobio de medio siglo.

La movilización de tropas comenzó a primera hora del 25 de abril de 1974 y más tarde, columnas de tanques militares se abrían paso por las principales calles y avenidas de Lisboa, en una marcha triunfal a la que se sumaron guarniciones de Infantería, de la Marina, la Aviación y oleadas de trabajadores, habitantes de los barrios, estudiantes, artistas y gentes de toda condición social.

En medio de la euforia, a una humilde vendedora de flores se le ocurrió colocar un clavel rojo dentro del cañón del fusil de un soldado, gesto que fue aplaudido e imitado por miles de personas que colmaron de flores a los soldados insurgentes. En adelante, al alzamiento militar y popular de Portugal contra la dictadura se le conoció como la Revolución de los Claveles.

Fue un movimiento social que estremeció las estructuras sociales de Portugal, dando vida a las más profundas aspiraciones de justicia social. Uno de los protagonistas del alzamiento, Otelo Saravia de Carvalho, llamó a los lusitanos a “vencer el miedo”. Las gentes tenían miedo a perder el empleo, la libertad, a no conseguir trabajo, a vivir en la miseria.

A partir del 25 de abril, las gentes renovaron la esperanza y tras el llamado de los militares patriotas a reconquistar la felicidad, la dignidad, la libertad, el concepto de ciudadanía y sobre todo, que fuera el pueblo el que tomara las decisiones, en pocos meses se constituyeron más de cinco mil comisiones, nombradas por la base, para tomar el control de empresas, emisoras, periódicos, instituciones de comercio, financieras, que fueron puestas al servicio de la revolución.

Contra el colonialismo

Sólo en Lisboa fueron ocupados más de 2.500 apartamentos sin uso, para que cumplieran una función social. En un año y medio que duró la que fue consideraba como la revolución más romántica y hermosa de la historia, la junta de gobierno profirió medidas que apuntaron a restaurar los derechos políticos y sociales básicos, democratizar el país, nacionalizar empresas estratégicas, dar comienzo a un proceso de reforma agraria, afianzar la alianza pueblo-fuerzas armadas e iniciar un proceso de descolonización, facilitando la independencia de Angola, Mozambique y Guinea Bissau, cuyos pueblos eran subyugados por tropas de la dictadura portuguesa.

Estas medidas progresistas fueron plasmadas en una nueva Constitución Nacional. Los mandos militares que controlaron el nuevo poder, conocidos como ‘los capitanes de abril’, levantaron la consigna “fuera la OTAN de Portugal”, y no ocultaban sus simpatías con la Unión Soviética y la revolución socialista de ese país.

Para el mes de marzo siguiente, la burguesía lusitana, aliada a un grupo de generales corruptos, soporte de la dictadura, planearon un golpe de estado a la revolución, al frente del cual estuvo el general Spínola. El resultado de la confrontación fue un triunfo contundente para la revolución. Oleadas de trabajadores bloquearon calles y avenidas impidiendo el paso de los automotores de los golpistas, que finalmente fueron sometidos y puestos en prisión.

La debilidad de la Revolución de los Claveles fue, sin embargo, la falta de una dirección política consecuente, revolucionaria y capaz de sacar adelante el proceso de cambios sociales. La izquierda estaba dividida y golpeada por la dictadura. El Partido Socialista terminó plegado a los intereses de la burguesía, que también tenía contradicciones con el antiguo régimen dictatorial, pero que en noviembre de 1975 logró revertir el proceso revolucionario de los militares patriotas.

La luz de abril rompió la oscuridad del fascismo en Portugal. Pero la gesta de los claveles fue una revolución inacabada. Los ideales de ‘los capitanes de abril’, siguen vigentes. Hoy el país pierde gradualmente su soberanía, debido a las imposiciones de la troika (Unión Europea, Fondo Monetario Internacional, Banco Central de Europa), que imponen una criminal política de ajuste, que se traduce en una profunda crisis, caracterizada por el alto desempleo, impuestos impagables y recortes en los programas de bienestar social.

Los gobiernos conservadores han destruido el estado social, el pluralismo sindical y pisoteado la constitución. Pero esa situación de injusticia generalizada, da aliento a los sectores sociales democráticos más avanzados, para persistir en la construcción de un nuevo proyecto de sociedad, que seguramente estará iluminado por el ejemplo de la Revolución de los Claveles.

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