miércoles, mayo 1, 2024
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¡Todos y todas a la calle este 1 de Mayo!

Nelson Lombana Silva

El 1 de mayo es el día internacional de la clase obrera. Es un día de lucha más que de fiesta, ha dicho el vicepresidente de la CUT Regional Tolima, Pedro Varón. Una jornada de la clase trabajadora que rinde homenaje a los mártires de Chicago, a las diversas luchas del proletariado en el mundo por la destrucción del capitalismo y la construcción del socialismo.

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Fortalecer la lucha de clases, la unidad de los pueblos, el internacionalismo proletario, la defensa del medio ambiente y la paz con justicia social, son banderas que se deben levantar en calles y avenidas de Colombia con decisión y coraje en el día internacional de la clase obrera.

Exigir democracia y defender los diálogos de La Habana (Cuba) con conciencia de clase son iniciativas que debemos desarrollar en este maravilloso y día. Decirlo públicamente con claridad y sin rodeos, por cuanto la paz es sinónimo de pueblo, mientras la guerra es sinónimo de burguesía y explotación brutal.

La marcha comenzará en Ibagué (Tolima) a las nueve de la mañana y partirá de la Casa del Maestro (Calle 37 Cra. 4ª) y culminará en la plazoleta de Santa Librada (Calle 14 Cra. 3ª). El Partido Comunista Colombiano, Regional Tolima, convoca a todos los tolimenses a hacer parte de la movilización, con espíritu reivindicativo y político.

Grandes desafíos tiene el pueblo tolimense e ibaguereño: El alcalde municipal, Luis H. Rodríguez, siendo los dictámenes del neoliberalismo tiene en la mira al hospital San Francisco y la Unidad de Salud de Ibagué (USI) para borrarlos del mapa, dejando en la calle a 650 trabajadores. Una verdadera masacre laboral se cuece en las alturas del poder municipal.

Las multinacionales y transnacionales avanzan como hienas hambrientas tras los recursos naturales que esconde la Pacha Mama, liderada por Anglo Gold Ashanti con la complicidad del gobierno Santos a nivel nacional y Luis Carlos Delgado Peñón a nivel regional. Nuestras bellas cordilleras y prolongadas llanuras serán convertidas en socavones, sin vegetación, sin agua, sin fauna y sin vida.

La corrupción aumenta alarmante de acuerdo a lo poquísimo que se logra filtrar en los medios de comunicación, mientras las autoridades locales y regionales aún no se recuperan del guayabo de la fiesta vallenata en Valledupar. Aumenta el desempleo, el desplazamiento silencioso, las muertes por enfermedades curables e incluso, liquidadas hace muchos años, como el dengue hemorrágico, que a propósito en los últimos días ha generado más de diez muertes de personas humildes y anónimas. Muchos jóvenes en edad escolar están por fuera de los claustros educativos y siguen muriendo personas en las puertas de hospitales y clínicas en el tenebroso “paseo de la muerte”.

Hay mil razones para salir combativamente a las calles este 1 de Mayo. Incluso, recordar a los miles y miles de mártires que han caído en la lucha revolucionaria por la justicia social y el cambio de sistema económico. Los mártires de la Unión Patriótica, del Partido Comunista Colombiano, los sindicalistas, los maestros, los campesinos, los indígenas, los periodistas, los jóvenes, los niños, los ancianos, las mujeres…

Recordamos a los compañeros llevados al cadalso el 11 de noviembre de 1887 en Chicago (Estados Unidos), entre ellos: tres periodistas: Adolf Fischer, alemán, 30 años de edad; Albert Parsons, estadounidense, 39 años de edad; y August Vincent Theodore Spies, alemán, 31 años de edad; Georg Engels, alemán, 50 años de edad, tipógrafo. También recordamos a Louis Lingg, alemán, 22 años, carpintero, al parecer se suicidó en su celda; otros que fueron presos y murieron en las mazmorras del régimen con dignidad y conciencia de clase.

José Martí, corresponsal en Chicago del periódico “La Nación” de Buenos Aires (Argentina), relató los dramáticos y últimos momentos de estos héroes del trabajo de la siguiente forma:

“…salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro… Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: «la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable…”

Una de las luchas de entonces era por una jornada humana de trabajo. Se planteó la jornada de ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso y ocho horas de estudio. Una conquista que costó lágrimas, dolor y muerte y que hoy el capitalismo, una vez desaparece la Unión Soviética, viene desconociendo esa y muchas conquistas más. Es decir, se hace necesario de nuevo la lucha de esas y muchas conquistas más.

No pierde vigencia la frase lanzada por el proletariado en 1848 en el marco de la publicación del “Manifiesto Comunista”: ¡Proletarios de todos los países, Unidos!”.

Sobre la conquista de los ocho, el mismo Federico Engels escribió en 1890 en el prefacio de “El Manifiesto Comunista”:

“Pues hoy en el momento en que escribo estas líneas, el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por vez primera en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada normal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. !Oh, si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!”

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