Un librero catalán libertario y sabio, una tienda en la esquina de la calle 59 con carrera 43 en Barranquilla y un grupo de jóvenes escritores marcaron la primera mitad del siglo XX literario, no solo del Caribe, sino de Colombia y del mundo. Literatura, arte, jolgorio, ebriedad, locura y polémica
Sonia N. Truque
Un grupo de jóvenes escritores barranquilleros, que pasó a llamarse Grupo de Barranquilla, empezó a reunir en los años 40 y 50 del siglo pasado, con la llegada a Barranquilla en 1923 de Ramón Vinyes, que venía huyendo de la persecución del gobierno español por defender la independencia de Cataluña. Abrió, con su amigo Xavier Aunqué Masdeu, una librería R. Vinyas & Co.
En la primera mitad del siglo XX hay una figura que resaltar en la tertulia barranquillera: el librero catalán Ramón Vinyes y Cluet, nacido en Berga, en 1882. Llegó en 1913, y en su librería conformó una tertulia que se alimentó con las lecturas de las obras del librero. También fundó la revista Voces, que circuló entre 1917 y 1920.
La librería se incendió en 1923, pero, años después, Vinyes fundó la Librería Mundo, con Jorge Rondón Hederich, en donde desarrolló, tras su regreso a Barranquilla, en 1940, una tertulia acreditada con intelectuales de Barranquilla, de la costa y el país, en torno a la literatura, el periodismo, el cine y la pintura.
También fue partícipe de otra tertulia, la del Café Colombia, en el centro de la ciudad y vecina al Mundo, que comenzaba tras cerrarse la librería y reunía contertulios comunes como Alfonso, hijo de José Félix Fuenmayor, Gabriel García Márquez, Álvaro Cepeda Samudio y Germán Vargas. Ramón Vinyes fue muy apreciado por García Márquez, quien lo llamó “el sabio catalán”. Una exageración, según Armando Benedetti Jimeno, para quien “Vinyes no fue un sabio. Sus cuentos y obras teatrales están lejos de merecer elogios discretos, y hasta su propia crítica literaria se muestra decepcionante”.
La famosa tertulia comenzó hacia 1940 con las reuniones en la Librería Mundo y el Café Colombia, que hacia 1954 pasaron a una tienda de la esquina de la calle 59 con carrera 43, llamada La Cueva, de propiedad del odontólogo Eduardo Vilá, donde, al parecer, la literatura y el arte se mezclaron con el jolgorio y la ebriedad.
Próspero Morales Pradilla dio en 1954 la primicia de ese grupo creativo de jóvenes de Barranquilla, cuyo nombre de Grupo de Barranquilla se consolidó tras una nota de Germán Vargas en la revista Semana. Años antes, el grupo había fundado el semanario Crónica, dedicado a la literatura y al deporte, como medio de difusión de la producción de sus integrantes. Estuvo bajo la dirección de Alfonso Fuenmayor y contó con Gabriel García Márquez.
La Cueva vio pasar contertulios como Plinio Apuleyo Mendoza, Consuelo Araújo, Fernando Botero, Álvaro Cepeda Samudio, Jorge Child Vélez, Meira Delmar, Rafael Escalona, Juan B. Fernández Renowitzky, Alfonso Fuenmayor, Gabriel García Márquez, Enrique Grau, Héctor Rojas Herazo, Ángel Loochkartt, Nereo López, Néstor Madrid Malo, Próspero Morales Pradilla, Alejandro Obregón, Roberto Prieto, Juan Antonio Roda, Orlando “Figurita” Rivera, Julio Mario Santo Domingo, Enrique Scopell, Germán Vargas y Eduardo Vilá.
Por haber ganado el Nobel, Gabriel García Márquez es hoy la figura más descollante de La Cueva, pero no está muy claro qué tan asiduo fue de la tertulia. Vivió en La Arenosa entre 1950 y 1955, y así como se afirma que fue uno de los miembros más habituales, Jacques Gilard y otras voces son enfáticas en que García Márquez nunca la frecuentó. Quique Scopell, integrante del grupo, afirma tajante que “Gabito nunca fue a La Cueva”. ¿Quién entiende? Si también había afirmado que “allí nos reuníamos Alfonso Fuenmayor…Gabriel García Márquez, Bob Prieto y yo”. Scopell también atestigua que Escalona “venía muy esporádicamente porque vivía en Valledupar”, al igual que Germán Vargas, porque vivía en Bogotá.
José Cervantes Angulo en su escrito Los secretos de La Cueva cita a Félix Fuenmayor cuando dice: “Ese no fue un tertuliadero literario ni nada de esa vaina que se han inventado los cachacos con su prosopopeya pseudointelectual. La Cueva era una tienda donde se vendían yuca, arroz y manteca, y después cerveza Águila, cuando Álvaro la surtió. […]
»Entonces surgió aquello de la tertulia, pero no se trataba de tertulias literarias y artísticas, sino roneras. Allí lo que se consumía era ron en cantidades alarmantes. […] Nada de Faulkner, ni Joyce, ni Hemingway. Nada de Bach, Mozart o Beethoven. Allí lo que sonaba era la rumba, el son cubano, el cha cha chá, el ritmo tropical, Celia Cruz, el inquieto anacobero Daniel Santos”.
José Miguel Racedo complementa: “La finalidad de nuestras reuniones era la de mamarle gallo a todo el mundo. Era una tertulia de ron sin literatura”. En cambio, según Quique Scopell, en la finca de José Félix Fuenmayor, en Galapa, sí hablaban de literatura José Félix y Alfonso Fuenmayor, García Márquez y Cepeda Samudio.
Ramón Vinyes es mencionado en Cien años de soledad, como el sabio catalán. José Cervantes Angulo en su escrito Los secretos de La Cueva, cita a José Félix Fuenmayor cuando dice: “La Cueva se puede evocar como forjadora de cultura, pero también como sitio de reunión de intelectuales y artistas quienes al ritmo de la música y el consumo de ron, pasaban sus noches conversando de distintos temas, para luego salir a los burdeles, especialmente a la casa de las muchachitas que se acostaban por hambre”, según contó Gabriel García Márquez.
El colombianista francés Jacques Gilard recuerda que hubo controversias con “las vacas sagradas del panorama nacional: López de Mesa y Calibán entre otros” y sus críticas a Eduardo Carranza y los escritores caldenses.
La Cueva cerró sus puertas en 1959. El lugar estuvo en arriendo hasta que se creó la Fundación La Cueva en el 2004 y la dirigió el cronista y escritor barranquillero Heriberto Fiorillo desde el 2002 hasta el 2007 cuando pasa a dirigir el Carnaval Internacional de las Artes. Actualmente, La Cueva la dirige el profesor y poeta Miguel Iriarte. Por cierto, este año el Carnaval Internacional de las Artes se celebrará en el mes de abril.