martes, abril 30, 2024
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Las mentiras que no creeré

Aseguran que la verdad se encuentra en sus periódicos, su televisión y en sus encuestas manipuladas.

Foto: La Candelaria - Bogota, Colombia via photopin (license)
Foto: La Candelaria – Bogota, Colombia via photopin (license)

Mario Serrato

Quieren hacernos creer que el hambre y la pobreza son hechos naturales. También nos empalagan con que la seguridad es nuestro mayor problema y solo tiene solución en la represión.

Aseguran que la verdad se encuentra en sus periódicos, su televisión y en sus encuestas manipuladas.

Nos quieren convencer de que los ricos y poderosos tienen derecho a apropiarse de todo…hasta de la basura.

Ordenan que creamos que cuanto más pan se coma en la mesa del rico, más mendrugos caerán para que el pobre los recoja del piso y se alimente con ellos.

Afirman que el cemento es mejor que el árbol y el humedal. Nos hacen creer que lo público es sucio y deshonesto y lo privado sacrosanto y eficiente. Cuando desde los inicios de la Nación controlan lo público y solo ahora, cuando encuentran más y mejores ganancias en lo privado, les incomoda y censuran lo público.

Insisten en que los recursos naturales son inagotables y que deben entregarse al extranjero para que de lo nuestro nos regale un poco. Y que el medioambiente no sufrirá deterioro alguno si quien lo interviene goza de licencia, es amigo de ellos y habla en inglés.

Nos ilusionan con que en sus hijos y nietos se encuentra el cambio que nunca hicieron sus padres, sus abuelos y sus tatarabuelos en 200 años de dominio plutocrático sobre la cosa pública, la tierra, la conciencia popular y todas las fuentes de riqueza.

Nos invitan a compartir y participar de sus derrotas económicas y se esconden cuando se trata de disfrutar las ganancias y los triunfos. Se sientan en los foros internacionales a decir que 20 de sus familias mantienen a 50 millones de nosotros.

Nos dicen que debemos abrir nuestras puertas a los nuevos retos de la economía global mientras sus bancos privados cierran las posibilidades al crédito popular, a la microempresa y a las iniciativas de los jóvenes humildes.

Nos hicieron creer que era conveniente bajar nuestros salarios para que el empresario generara más empleo y el resultado fue que el empresario generó más ganancias y ningún empleo. Sin embargo, a pesar de que la lógica y la realidad tumbaron la descabellada idea, insisten en mantener los salarios bajos.

Impusieron el argumento según el cual quien pensara diferente atentaba contra la Patria, la seguridad y Dios, mientras ellos abrían el mercado y nuestra dotación ambiental al mejor postor foráneo y facilitaban nuestro territorio para la instalación de bases militares de potencias extranjeras.

Nos hicieron creer que la guerra era necesaria para gozar de libertad y de seguridad, por lo que nuestros hijos se fueron a pelearla, mientras los suyos incrementaban sus fortunas con triquiñuelas inexplicables lejos de las detonaciones, las balas, la sangre y el terror.

Por no creer en tanta mentira, y otras que no relaciono por falta de espacio, es que votaré por Clara López este domingo.

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