Temas de debate hacia la Conferencia Nacional Ideológica del Partido Comunista Colombiano
Nelson Fajardo
Colombia es un país cuya formación socioeconómica sigue moviéndose de manera ambigua entre la inestabilidad, propia de formaciones bajamente desarrolladas, y el estancamiento, ligado al bajo desarrollo de sus fuerzas productivas. Estas últimas encasilladas en unas relaciones sociales y económicas donde se mezclan el atraso con lo moderno.
Entendemos por formación socioeconómica, desde la Introducción a la Crítica de la Economía Política, de 1852, hecha por Carlos Marx, la relación dinámica que se da entre la base material, la estructura, la materialidad de la sociedad y la superestructura que se levanta sobre esa base material; relación dinámica en la que es la base material la que determina en última instancia, lo que sucede en una superestructura determinada y en la que se mueven y actúan los componentes subjetivos de una sociedad, tales como el Estado, la familia, las religiones, los partidos y los movimientos políticos, los sistemas educativos, las organizaciones de la sociedad civil, entre otras manifestaciones propias de la ideología y las instituciones que representan.
Tomando en cuenta esta caracterización de la formación socioeconómica, en abstracto, y emplearla para hacer una caracterización específica, en el caso de Colombia, encontramos que los conceptos básicos de la formación están presentes, pero no se dejan encasillar dentro de un sistema rígido y puro, que permita identificar rápidamente la sustancia originaria de dicha formación.
Precisamente, esa falta de “pureza” con respecto a la sustancia originaria, o lo que los culturalistas llaman el mestizaje, hizo que Marx introdujera el modo de producción asiático como objeto de estudio, pues es ahí donde se comprueba que la pureza, lo originario y lo clásico no se repiten fácilmente.
Es esta complejidad en el concepto de formación socioeconómica lo que hace posible afirmar que la formación socioeconómica de Colombia es una convivencia entre lo moderno y lo premoderno, sobre un amplio territorio.
Base material
Desde la base material de nuestra formación socioeconómica, dominan las relaciones capitalistas, altamente dependientes del capital transnacional. Pero con esas relaciones, coexisten rezagos que oscilan entre el comunismo natural, el esclavismo y el feudalismo; así como relaciones con los capitales trans y multinacionales, que nos hace cada vez más un país sin soberanía nacional.
La muestra clara de esta situación es la pretensión de instalar los megaproyectos que beneficiarán a esos capitales mundializados y nos convertirán en exportadores netos de materias primas minero-energéticas, mientras que importamos bienes de consumo directos que harán de Colombia un enorme depósito de mercancías, sin una base productiva nacional adecuada, que armonice un aparato de reproducción resquebrajado.
Del lado de la superestructura, ya domina un régimen político autoritario, excluyente y concentrador del poder político, en manos de una elite oligárquica que concentra, también, la riqueza bajo condiciones impuestas por el modelo de acumulación neoliberal, transnacional y supraestatal. Es el dominio de los monopolios con una democracia restringida, que puede virar hacia un fascismo criollo, estimulado por la presencia de capitales ligados a los Estados Unidos y sus intereses geoestratégicos.
Colombia vive una transición compleja hacia una modernización vertical y dictatorial, que puede detenerse si los trabajadores, los pequeños capitales en proceso de ruina y las fuerzas sociales alternativas consolidan un Frente Amplio por la paz con democracia y justicia social, nos llevan por un sendero de amplia democracia, elaborado desde una Asamblea Nacional Constituyente por la reconstrucción de la nación o de la formación socioeconómica.
