El sindicato Sintraemcocables marchó en la vía que va de Zipaquirá a Cajicá (Cundinamarca), protestando por la persecución constante de la Empresa de Cables de Colombia (Emcocables).
El miércoles 4 de diciembre miembros del sindicato de base Sintraemcocables marcharon desde la planta de Emcocables hasta el casco urbano de Cajicá, denunciado las políticas laborales de su empleador, que incluye toda clase de maniobras para no negociar el pliego de peticiones que presentaran el 30 de diciembre de 2011, pero además una constante persecución contra los directivos sindicales, a quienes sanciona por acciones nimias, y ahora a uno de ellos lo envió fuera del trabajo, anunciándole que le iniciará un proceso de levantamiento de fuero sindical.
Con el sindicato Sintraemcocables marcharon miembros del sindicato Sintraindumecol que se solidarizaron con el sindicato, que hacen parte de la Federación de Trabajadores Metalúrgicos de Colombia, aunque también denunciaron la conducta del mayor empleador de sus afiliados, la multinacional Yazaki Ciemel, que en una semana ha despedido a 60 afiliados, además de cientos de trabajadores temporales, sin importar las normas que prohíben tan masivos despidos.
Por la carretera hacía el municipio los marchantes recibieron el apoyo de muchos de quienes por allí se movilizaban en sus vehículos, y de quienes a la vera del camino y las calles del municipio fueron enterados de la situación de los trabajadores en la empresa que tiene asiento en Cajicá, donde la gente cree equivocadamente que es un empleador que respeta los derechos de quienes trabajan para ella. Para informar a la población se repartió un volante explicativo de la situación.
La marcha concluyó ante la Casa de la Justicia del municipio, luego de unas dos horas de marcha, denunciando los atropellos de los empleadores Emcocables y Yazaki Ciemel, lo que indiscutiblemente afectará a la región, ya que uno está en Cajicá y el otro en Chía. Los despidos y agravios contra los trabajadores afectan a personas de la región y de otros municipios como Zipaquirá, Cota y hasta Mosquera y Funza.
Entre las conductas de Emcocables contra sus trabajadores se cuenta el despido del trabajador Víctor Bello, sin importar que en negociación colectiva los trabajadores gozan de fuero circunstancial, lo que hizo que en primera y segunda instancia se ordenara el reintegro del trabajador.
Entonces sus ataques al sindicato cambiaron, aplicando sanciones disciplinarias contra directivos sindicales como Juan Carlos González y Juan Carlos Arzuaga, y ahora Rubén Marín, a quien la empresa le negó un permiso de dos horas para llevar a su hija a una cita médica previamente definida, ante lo cual y la necesidad de la atención a su niña, el trabajador decidió salir de la empresa, luego de que dos directivos sindicales hubieran buscado le dieran el permiso.
Llamado a descargos, le fue suspendido el trabajo, siendo enviado a su casa sin la obligación de trabajar. La empresa le anunció entonces que le adelantará un proceso de levantamiento de fuero sindical para despedirlo, ante lo cual el sindicato decidió protestar.
En lo referente a la negociación, la empresa de manera torticera se ha venido negando a negociar desde que el 30 de diciembre de 2011 el sindicato Sintraemcocables le presentara pliego de peticiones, el que fue radicado, y la denuncia de la convención colectiva en la Inspección del Trabajo en Chía, la que, luego de un tortuoso proceso, le impuso una sanción de diez salarios mínimos legales mensuales, decisión que apeló, pero cuando sabía que sería confirmada la sanción, solicitó al sindicato se sentara a negociar, el que aceptó la invitación, siendo su deseo siempre negociar unas relaciones laborales decentes para sus afiliados, lo que la empresa no quiere reconocer.
En la mesa de negociación, como era de esperarse y ante la intransigencia, fracasó la negociación. Entonces el sindicato decidió solicitar un tribunal de arbitramento para que resuelva la controversia, petición que fue acogida por el viceministro de Trabajo, José Noé Ríos, decisión que fue apelada, sustentando sus razones en verdaderas mentiras, que no buscan sino entorpecer la definición de esta negociación. Ahora es el ministro de Trabajo, Rafael Pardo Rueda, quien tiene la palabra: convocar al tribunal o dejar salir con la suya a la empresa violadora de los derechos de los trabajadores.
