domingo, mayo 5, 2024
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Ríos pasan cuenta de cobro cada año

La falta de planeación de Bogotá en épocas anteriores hace que cientos de personas se vean perjudicadas cada año por construcciones cerca de los ríos. Llegó la hora de la conciencia en el cuidado de las fuentes hídricas, pues largos periodos de verter desperdicios en ellas traen sus consecuencias

El cuidado de las fuentes hídricas es trabajo de todos. Foto Caro Rincón.
El cuidado de las fuentes hídricas es trabajo de todos. Foto Caro Rincón.

Redacción Bogotá

Cada vez que en Bogotá empieza la ola invernal se repite la historia de las crecientes, las inundaciones de barrios aledaños a los ríos, cientos de damnificados, casas destruidas y anuncios de reubicación.

En esta oportunidad el turno fue para los habitantes de la localidad de San Cristóbal, especialmente el barrio Laureles, los conjuntos residenciales San Cristóbal 1, 2 y 3, y los alrededores de la carrera 6 con calle 13 sur. Ante el riesgo de inundación 350 personas fueron evacuadas y cerca de 40 perdieron sus casas.

El Fondo de Prevención y Atención de Emergencias (Fopae) se responsabiliza de los gastos habitacionales del primer mes de los damnificados que aceptaron ser reubicados, y posteriormente pasan a manos de la Caja de Vivienda Popular.

El río San Cristóbal, mejor conocido como Fucha, nace en el páramo de Cruz Verde, desemboca en el río Bogotá y tiene una cuenca de 12.991 hectáreas urbanas y 4.545 rurales (Cerros Orientales). En su curso medio y bajo atraviesa la zona meridional de la sabana de Bogotá.

A pesar de que en 2010 el Fucha se canalizó con la respectiva separación de aguas residuales y lluvias, para evitar inundaciones en las localidades de Fontibón y Kennedy, esto no impidió que el pasado lunes 18 de noviembre, a raíz de las fuertes lluvias que azotan a la capital de la República, la fuerza del río reclamara lo que le pertenece, llevándose por delante varias casa y dejando semidestruidas otras.

El torrente del Fucha desbordó su capacidad debido a que las lluvias aumentaron el cauce de las quebradas La Laguna, El Pilar y Aguas Claras.

El río Fucha es víctima de la inconsciencia de los habitantes, quienes lo usan como alcantarilla receptora de desperdicios y aguas residuales. Hoy está cobrando la deuda que tienen con él.

Solo por mencionar un claro ejemplo del maltrato que se ha dado al río, se puede ir al parque San Cristóbal. Allí es receptor del canal de San Blas, también en las carreras 50 y 51, o también el canal Albina y el río Seco.

Grupos ecologistas de la ciudad han denunciado en reiteradas oportunidades que el río Fucha presenta estados de degradación, y como consecuencia de ellos emana malos olores, y que se ha convertido en depósito de basura en la desembocadura ubicada en la zona de Comuneros y la avenida Boyacá. A lo que se le agrega que a esta llegan aguas negras de otros barrios.

Pero este no es el único río que ha reaccionado ante el abuso de los seres humanos, intentando recuperar su territorio usurpado por el “desarrollo” de la ciudad.

Según información del Fopae, el río Tunjuelo, que alimenta el embalse de La Regadera y que pasa por los barrios Meissen, Las Acacias, San Benito, Nuevo Muzú, Madelena, Nuevo Chile, Class, Bosanova, La Paz, entre otros y que atraviesa la localidad de Bosa, está en constante riesgo de desbordarse dadas sus condiciones de erosividad.

El río Tunjuelo, además de transportar las aguas lluvias propias de la cuenca, también conduce las aguas negras de los barrios aledaños a esta, por ello en épocas invernales el porcentaje de aguas negras es mínimo comparándolo con el caudal total que transporta la quebrada.

En el año 2011 hubo alrededor de 50 mil afectados en las localidades de Bosa y Kennedy por inundaciones producidas por el río Bogotá. En el 2012 la situación se repitió. Tal vez la solución sea dejar de construir cerca de los ríos y no convertirlos en basureros.

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