El jurista y expresidente de la Corte Constitucional habla de los obstáculos a las reformas de Gustavo Petro en el Congreso. Propone mecanismos alternativos para sacarlas adelante
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
¿Cómo llevar a la práctica el Artículo 49 de la Constitución Política, el derecho a la salud, teniendo en cuenta que la mayoría del Congreso de la República se opone a esta reforma?
La Constitución Política tiene que ser aplicada como lo consagra el Artículo 113 de la misma carta política, es decir, en colaboración armónica entre las ramas y órganos del poder público.
Existe falta de voluntad de cooperación entre las ramas del poder público, particularmente desde el Congreso hacia los proyectos del Gobierno. Se ha decidido bloquear porque sí y sin mayores argumentos los proyectos gubernamentales en materia de salud, pensiones, trabajo, etcétera.
De acuerdo con el Artículo 49 de la Constitución, la atención de la salud y el saneamiento ambiental son servicios públicos a cargo del Estado. No quiere decir que los particulares no puedan participar.
Se garantiza a todas las personas el acceso a los servicios de promoción, protección, recuperación de la salud y le corresponde al Estado organizar, dirigir y reglamentar la prestación de estos servicios a todos los habitantes y eso obedece a una de las finalidades básicas del Estado, que es la realización de los derechos. Recordemos que la salud es un derecho fundamental.
Diálogo y concertación
¿Existen las leyes para que esa reglamentación se haga por decreto desde el Ejecutivo, sin contar con el Legislativo?, porque ya sabemos que en el Congreso no se va a aprobar la reforma para que la salud sea un derecho para todos.
Siempre y cuando esté prevista la facultad del Gobierno en la Ley correspondiente. Lo que no puede hacer es modificar la Ley por decreto. Puede desarrollar lo que la Ley ha previsto. De lo que se trata es de desarrollar, de acuerdo con las posibilidades ofrecidas por las normas legales vigentes.
Y, en aquello que no está previsto por las leyes, el Gobierno puede elaborar y presentar proyectos de ley o de reforma constitucional, que pueden ser por la vía de acto legislativo en el Congreso, o por la vía de referendo, o de Asamblea Constituyente, pero hay que contar con el Congreso.
Pero lo que se ve es que las mayorías del Congreso no quieren ni discutir los proyectos del Gobierno.
Hay que buscar diálogo, concertación para que se produzcan algunos cambios. Y, en cuanto no se encuentren esas posibilidades, hacer uso de los instrumentos que las leyes vigentes contemplan y actuar por la vía reglamentaria, así como cumplir la función que corresponde a entidades como la Superintendencia de Salud.
También para efectos de las leyes que vienen de iniciativa del pueblo, es decir, hablando de democracia participativa, la Constitución contempla la posibilidad de proyectos de ley o de reforma constitucional de origen popular.
Obligaciones del Congreso
Hace algunos años se presentó un proyecto de ley construido por organizaciones de usuarios y de médicos, entre otras, que se convirtió en la Ley 1751, que convirtió la salud en un derecho fundamental. ¿Esa puede ser una herramienta para que el Ejecutivo trate de que el Artículo 49 sea una realidad, sin contar con el Congreso?
Claro, pero el problema es que todo lo que concierne o si es reforma constitucional, pasa por el Congreso. En cuanto a proyectos de ley, el mismo pueblo puede presentar un proyecto, pero el que aprueba, modifica o niega es el Congreso. En el Congreso podría haber una mayor posibilidad de diálogo y concertación si la iniciativa es popular.
Hay otras reformas como educación, pensiones, laboral que se prevé no van a ser aprobadas en el Legislativo, ¿el Ejecutivo podría hacer lo mismo?
Sí. Creo que se puede acudir a la iniciativa popular, que incluso tiene un efecto político en el interior del Congreso porque son iniciativas de quienes son representados allí. En ese sentido, me parece de la mayor importancia que se procure el diálogo, la concertación y la mutua colaboración entre los órganos y las ramas del poder público. Mientras sigamos en esta polarización en que todo lo que el Gobierno propone es bloqueado por un sector del Congreso, no vamos para ninguna parte y el Congreso no está cumpliendo con sus funciones.
Egoísmos partidistas
El presidente Gustavo Petro ha hablado de asambleas constituyentes y hay unos puntos que quiere consultarle al pueblo para que se conviertan en propuestas y en leyes, ¿cómo ve esa propuesta?
Siempre que aludamos a Constituyente estamos hablando de reforma, modificación constitucional. La Constitución de 1991 prevé tres modalidades de reforma constitucional: el acto legislativo que expide el Congreso, una Asamblea Constituyente o el mismo pueblo mediante referendo.
El problema radica en que los artículos 375 y siguientes de la Constitución, en todas las modalidades de reforma constitucional participa el Congreso. Por eso, insisto en la mutua colaboración y en apelar a la iniciativa popular para mediante la combinación de esos dos elementos concertar y llegar a soluciones.
Es que los integrantes de la ramas y órganos del poder público, más que en las peleas internas y en esa polarización que existe, deberían pensar en los derechos y las necesidades de la población, para eso los eligieron, tanto al presidente de la República como a los congresistas.
El interés general
Doctor, usted me está hablando de una democracia ideal, pero lo real es que hay congresistas que abiertamente defienden intereses económicos y de extranjeros, de grupos que los financiaron como el caso de Sanitas, eso sobrepasa lo que usted describe. Quien quiera la realización del Estado Social de Derecho, con eso queda maniatado.
Sí, pues precisamente es eso lo que tenemos que corregir. Eso es lo que tienen que pensar los partidos políticos, los miembros del Congreso, el Gobierno y las distintas instituciones; pensar en que fueron elegidos para cumplir beneficios, objetivos que tienen por finalidad satisfacer necesidades, los apremios, las urgencias de la colectividad.
Entonces, que los partidos políticos piensen y acaben con esa polarización y entren en la colaboración armónica, en el diálogo, y en la concentración a ver cómo se defienden los intereses generales.
