Resistencia, Memoria y Paz

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Anllel Ramírez

A pocas semanas de cumplirse el tercer aniversario del Paro Nacional del 2021, que tuvo a Cali como epicentro de lucha y resistencia, es necesario hacer un reconocimiento al trabajo que las distintas organizaciones sociales articuladas a Es Por Cali han venido adelantando junto con el Ministerio de las Culturas para que El Monumento a La Resistencia sea declarado como Bien de Interés Cultural.

Luego que el presidente Gustavo Petro, la vicepresidenta Francia Márquez y parte del gabinete ministerial hicieran presencia en la Minga del Suroccidente el pasado 15 de marzo del presente año, Petro mencionó tal posibilidad como una tarea que debía asumir el Gobierno nacional junto con los sectores populares que hicieron parte del estallido social y que reclaman hoy no permitir que dicho monumento sea derruido.

Tal declaratoria implica ir más allá de un acto de memoria y respeto por quienes salieron a las calles desde aquel 28 de abril hasta finales de julio del 2021, con el firme propósito de visibilizar y transformar las condiciones sociales que golpeaban la realidad de los más pobres y que por cuenta de ello hoy están presos, desaparecidos o haciéndole frente a los daños físicos que sufrieron debido tanto al trato inhumano de las fuerzas policiales y militares del Estado.

Se debe juzgar a quienes emprendieron y decidieron, con el silencio cómplice de las autoridades, atentar de diversas maneras contra la población que se manifestaba y que hoy, además, tienen una representación en el Concejo de nuestra ciudad. Es el camino que recorre Puerto Resistencia, lugar en el cual se encuentra el monumento y en el que se desarrollan semanalmente actividades culturales, artísticas y sociales, un territorio que teje paz.

Este reconocimiento cobra gran importancia en un momento en el cual nuestra ciudad se debate frente al camino que se debe trazar para lograr la reconciliación. Es decir, el camino que se debe emprender ─y que emprendimos─ pese a personajes como Andrés Escobar, que no contento con disparar contra el pueblo, continúa violentando simbólica y verbalmente la memoria viva de nuestras luchas, sin darse cuenta de que la dignidad no se amilana frente a la barbarie.

El camino hacia la paz y la reconciliación solo es y será posible si el alcalde y las instituciones tienen presente a la juventud, las madres comunitarias, la comunidad estudiantil, las mujeres, las personas de la tercera edad, el campesinado, las negritudes, las y los indígena, a quienes trabajamos diariamente para que la vida productiva de Cali sea una realidad, a la gente del barrio que da ese sabor y ese color del que presumimos quienes vivimos aquí.

De no hacerlo, de seguir ignorando que el camino es colectivo y amplio, será el pueblo mismo el que lo luche y lo gane, tal y como sucediera en ese entonces, porque el territorio es nuestro y lo construimos nosotros.

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