jueves, mayo 2, 2024
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¡Despacio que vamos pa lejos!

En Colombia es el momento de la paz, y esto requiere que todas las fuerzas sociales se articulen en la materialización de los acuerdos y en el desarrollo de los cambios que necesita un país que no ha cesado de matarse por discrepancias política

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Pavel Santodomingo A.
Sociólogo – Miembro del Comité Ejecutivo de la UP

El pasado 14 y 15 de noviembre se desarrolló en la ciudad de Bogotá el primer encuentro del Frente Amplio por la Paz, evento que contó con la participación de las organizaciones, partidos y expresiones políticas de la izquierda y el campo democrático de Colombia, en la búsqueda de consensos que permitan la consolidación de este escenario.

Se desarrolló este magno evento con las experiencias de unidad a cuestas, escepticismos y tímidas esperanzas de lo que puede ser, el cual se inundó de saludos de viejas amistades y clásicos veintejulieros que se saben dar en la izquierda, acudimos al típico desfile de discursos que se escuchan con paciencia y un poco de resignación, todos enérgicos por el Frente Amplio, izquierda y demócratas uníos.

El viernes 14, en medio del partido amistoso que Colombia le ganó al Águila Imperial, se desarrolló el panel sobre las experiencias de unidad de los diversos países hermanos de América Latina, a mi modo de ver un panel que aportó muchísimo a esta nueva propuesta de frente. Con la diversidad y los contextos propios se fue demarcando un horizonte posible donde se realizan rupturas reales con el bloque de poder que históricamente ha gobernado a nuestros países.

Dentro de las intervenciones internacionales más ejemplares, fue la realizada por la compañera de Bolivia, Leonila Zurita. Con sencillez y buen humor contó por lo menos 20 años de resistencia indígena y campesina, en donde las federaciones sindicales realizaron un proceso de unidad que tomó la decisión de participar en política electoral, un aprendizaje que empezó con pocos escaños locales y paulatinamente fueron ganando representación en los diversos poderes regionales y nacionales, todo ello, en proyección de una nueva Constitución Política que reconozca la diversidad étnica que habitan esos territorios, así, el Estado Plurinacional de Bolivia se muestra ante nuestros ojos como un referente real y auténtico, punto de inflexión del cual será muy difícil retroceder.

Son también nuestras luchas, solo que en nuestro país nos tocó una de las oligarquías más audaces, por lo inteligente y sanguinaria. La exclusión política ha pasado de generación en generación de las mismas familias, tal como se dispuso hace varias décadas, donde la guerra ha sido el factor de poder, y la tragedia ha tocado cada rincón de nuestra patria, culpables ellos del asesinato de una generación completa de luchadores sociales y políticos.

De todas las experiencias expuestas en este panel internacional, nos queda una enseñanza: la unidad como camino para la victoria es un proyecto estratégico; entendido como un proyecto que se fortalece en la medida que comprende y tramita las diferencias y se proyecta más allá de los resultados que arrojen las elecciones periódicas.

En Colombia es el momento de la paz, y esto requiere que todas las fuerzas sociales se articulen en la materialización de los acuerdos y en el desarrollo de los cambios que necesita un país que no ha cesado de matarse por discrepancias políticas y, sobre todo, una sociedad que requiere prescindir de esa élite que ha usufructuado el poder con base en la guerra y que hoy insisten en ella.

El Frente Amplio tiene varios retos que se unen en perspectiva estratégica: Por un lado, la consolidación de los cambios para la paz marcará la agenda de por lo menos los próximos 20 años del país, y en tal sentido, la necesidad de pasar, como sujetos de transformación, de la resistencia a la alternativa de poder, tanto en los gobiernos locales como de las instancias nacionales, y allí será clave creernos las posibilidades que se abren en él, juntos como hormiguitas, como bolivianos, juntos ganando poco a poco en lógica de crecer, cuidando cualquier logro por pequeño que sea, priorizando siempre lo colectivo.

La experiencia del Polo de otrora, cuando estábamos todos juntos, nos dejó como aprendizaje que el diseño de la unidad en un solo partido es inviable, porque la unidad no pasa por renunciar a cada una de las identidades. Por el contrario, respetarlas y definir los mecanismos para tramitar las diferencias debe ser siempre el camino. Por eso, y a pesar de la desorganización y la falta de mística que se vivió en este primer encuentro del Frente Amplio por la Paz, considero que puede ser un espacio tranquilo para juntarnos y de esta forma desarrollar consecuentemente el pacto generacional, ya que, como dice el dicho: ¡despacio que vamos pa lejos!

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