miércoles, mayo 1, 2024

Vera Grabe

Violeta Forero
@Violeta_Forero

En octubre de 1991 mi tío Vinicio llegó a nuestra casa exaltado. Traía publicidad de las candidaturas de la Alianza Democrática M-19 para las elecciones parlamentarias, convocadas extraordinariamente después que la Asamblea Nacional Constituyente culminó sus labores en julio de ese año.

Aunque era una niña, esos años de intensidad no se olvidan. Las bombas, los noticieros en blanco y negro, los periódicos VOZ denunciando el genocidio, por supuesto Pablo Escobar y el fútbol ocupaban la agenda hogareña. Por eso recuerdo con nitidez la publicidad de la exguerrillera de origen alemán Vera Grabe que aspiraba a una curul en la Cámara de Representantes. En la noche de la elección, le seguí la pista y celebré su elección, algo anómalo si se considera que en el hogar el voto era comunista o no era.

Años después, ya sumergida en la militancia, le voté en 2002. Era la fórmula vicepresidencial de Lucho Garzón, el ex camarada que se lanzaba a la presidencia por el Polo Democrático Independiente, partido político donde nosotros no estábamos. No olvidar que eran momentos difíciles. Una vez se cayó todo el proceso de paz del Caguán, el país se embriagó de guerra y la amenaza fascista de Uribe Vélez ganó la contienda.

Sobre Vera Grabe y el M-19 existía mucho sectarismo. No bajábamos aquel proceso insurgente como un proyecto aventurero y socialdemócrata que entregó las armas. Recuerdo autocríticamente aquellas ideas ligeras y reafirmo hoy que el extremo izquierdismo es perjudicial para la unidad.

Posteriormente, en una conferencia por la solución política al conflicto armado, escuché el análisis de Vera Grabe sobre el proceso de Santos y las Farc. Me sorprendió su sensibilidad y pensamientos sobre la paz que necesita el país, su experiencia como guerrillera y comandante, su paso por la política electoral, pero lo más importante, su labor como investigadora social y el llamado de empoderar a las comunidades que resisten a la guerra.

Por eso es muy bueno la designación que le ha hecho el presidente Gustavo Petro para que sea la jefa negociadora en el proceso de paz con el ELN. En momentos que se desarrolla el quinto ciclo en México, el aterrizaje de Vera Grabe será importante para dinamizar la mesa.

Tres conclusiones saco con este nombramiento. La primera es que Petro cierra las responsabilidades de la Paz Total con sus excompañeros del Eme, posición coherente pero arriesgada. La segunda es que mantener a una exguerrillera como jefa de la delegación, sostiene simbólicamente la crítica a la prolongada lucha armada elena. Y en tercera instancia, considerando la hoja de vida de Vera Grabe, el Gobierno se la juega por una carta de experiencia, sobre todo cuando la mesa necesita cuanto antes poner en funcionamiento el proceso de participación de la sociedad.

Finalmente, es histórico que una mujer sea la jefa de una delegación en una mesa de paz. Es increíble que ya sean cuatro décadas de lucha por la solución política al conflicto y nunca una de nosotras fuera destacada en la tarea.

Vera Grabe asume en momentos de dificultades, no solo ante las declaraciones soberbias y anacrónicas del comandante Antonio García, sino también ante múltiples denuncias documentadas de violación al cese al fuego por parte del Ejército.

Muchos éxitos a la compañera en su nueva responsabilidad. La Paz Total es el camino y cuenta con las mujeres comunistas para lograr ese objetivo.

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