En muchos hogares, donde al menos uno de sus miembros trabaja, la familia sigue sumida en la pobreza. El empleo no necesariamente sirve para erradicar la miseria, indica el informe de una ONG humanitaria
Un estudio de la organización humanitaria Cáritas Internacional, de orientación cristiana, divulgado el pasado martes 6 de octubre, indica que el 53 por ciento de las personas atendidas el año pasado en España, vivían en hogares en los que alguno de sus miembros tenía un empleo relativamente estable, sin que eso fuera garantía para que el núcleo familiar hubiera podido salir de la pobreza.
“Tener un empleo no garantiza salir de la pobreza”, indica Cáritas en su Informe Anual de 2014. Esta organización atendió el año pasado a dos millones 17 mil personas que requerían algún tipo de ayuda social en España, y de ellas más de la mitad vivían en hogares donde uno de sus miembros tenía empleo. El 62 por ciento vivían en barrios en buenas condiciones habitacionales, lo que indica en principio que el crecimiento de la pobreza se estanca, pero al mismo tiempo se dispersa y no se erradica.
Sebastián Mora, secretario general de Cáritas en el país ibérico, dijo que “si desde los años sesenta el empleo ha sido el mecanismo de inserción social, hoy por sí mismo no es suficiente y son necesarias políticas de protección social. Seguimos perdiendo la batalla contra la pobreza y la exclusión”, puntualizó el funcionario.
El estudio se detiene en otras particularidades: En los hogares que a diferencia de los anteriores, el desempleo los afecta de manera general, el 74 por ciento de sus miembros son desempleados de larga duración, lo que indica que “se está abriendo la brecha entre la pobreza más crónica”.
El 58.1 por ciento de los atendidos se encontraba en situación de pobreza, y un tercio de estos, en condiciones de pobreza severa. El 41.9 por ciento restante no eran pobres en términos estadísticos, pero no tenían medio suficientes para llevar una vida digna. Dice finalmente el informe que en el período analizado se atendió menos población inmigrante, pero en el caso de España se registra la nacionalización de muchas personas, la mayoría de ellas procedentes de países de América Latina.
