Ana Elsa Rojas Rey
Hay lunas que se van y nos dejan el recuerdo de una noche estrellada; hay flores que se marchitan y nos dejan impregnado el dulce aroma que nos cubre con el olor cual dulce manto; hay amigos que mueren y nos deja el ejemplo, la lealtad, fraternidad, valentía, para que en ese recuerdo en cada uno de sus amigos y amigas se eternice para seguir viviendo.
Ese era nuestro amigo Julio Castiblanco, ejemplar padre, esposo, hermano y militante del Partido Comunista. Durante 35 años su mayor responsabilidad se centró en ser el conductor de reconocidos camaradas como Álvaro Vázquez del Real; se convirtió en la mano derecha del compañero, le salvó la vida cuando fue víctima del vil atentado por los años 80.
Era un hombre que con inteligencia y con su ejemplo les enseñaba a sus demás compañeros de trabajo que un conductor no se debía limitar a manejar un vehículo, sino que es una persona que apoya las iniciativas políticas, las actividades, como un miembro más de la organización.
Era el secretario político de la célula Jesús Arias, en honor a un compañero conductor asesinado por los paramilitares.
A su compañera de lucha sus hijas e hijos, especialmente a Yarima, un abrazo solidario, de los y las integrantes de la redacción del periódico VOZ. Se ha ido el amigo, el compañero de las mil primaveras. Su ejemplo queda en cada uno de quienes lo tratamos y lo conocimos. Lo estimamos y lo seguimos recordando con el mismo cariño que nos unió en vida.
