Efectos del 9 de abril
Me parece que lo que está ocurriendo es todo lo contrario: ahora es cuando arranca la profundización de la contradicción entre los que están por la negociación política y los que están por la continuación de la guerra. Todo al calor de la elección presidencial. La negociación de La Habana es el eslabón de la cadena que está motivando los nuevos desarrollos de la situación política.
En efecto, no es gratuito que un ex presidente haya divulgado las coordenadas donde recogieron a un representante de la insurgencia para llevarlo a la mesa de negociación, y que, además, siga vociferando histérico contra los diálogos de paz; no es gratuito que el procurador esté procurando en contra del marco jurídico de la paz; ni que un ex vicepresidente -‘Facho’ Santos- haya puesto unas vallas comparando la insurgencia con el extinto jefe del cartel de Medellín; y, lo que es más delicado: que el ministro de Defensa y el director de la Policía acusen a la Marcha Patriótica de estar financiada por la insurgencia.
La ultraderecha va a hacer todo lo posible para sabotear los acuerdos de paz y ganar las elecciones. Así las cosas, a la izquierda le quedan dos tareas esenciales e inaplazables: La conformación de un frente amplio por la solución del conflicto armado, y la selección de un candidato presidencial que sea el vocero de la oposición democrática. Para mañana es tarde, porque toda situación es susceptible de empeorar. Tiberio Gutiérrez (vía internet).
Congreso decadente
El Congreso colombiano continúa en primer lugar en desprestigio por desconocer los deberes como entidad legisladora y vulnerar los derechos de los ciudadanos que, siendo una minoría de cuatro millones, tienen los mismos derechos de las mayorías. El artículo 13 de la Constitución, bien claro, consagra la igualdad y libertad de todas las personas. El Congreso desconoció el fallo que la Corte Constitucional estableció sobre el matrimonio igualitario (ambos sexos).
Los argumentos de la mayoría de los senadores asistentes se basaron en creencias religiosas y la Biblia cristiana se invocó como si se tratase de un debate espiritual. El debate es y será jurídico entre laicos. En estos momentos de propuestas reeleccionistas, debemos los indignados establecer términos para los legisladores del país a nivel individual. Omar León Muriel Arango (vía internet).
Invierno de falacias
Arreció el invierno de falacias en el gobierno de la “Prosperidad para todos”: La agencia de imagen de los gobiernos colombianos, el inefable DANE, dijo que disminuyó el índice de pobreza, afirmó que “350 mil menores ya no trabajan”.
Nosotros, que le creemos más al mentiroso de Itagüí que al empleado Bustamante, pensamos que hay dos posibilidades para que ese dato sea verdadero: que los pobres de esos menores se hayan ganado el Baloto y por eso sus hijos ya no tienen que ir a trabajar, o que los capitalistas salvajes los echaron del trabajo porque no rendían de acuerdo a sus cánones de explotación a sus peones. Ni los unos ni los otros “trabajan”, se lo pasan rebuscándose en toda la geografía nacional y países vecinos para llevarle algo a sus padres y hermanos. Rodrigo Cardona Osorio (vía internet).
