jueves, mayo 2, 2024
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Argentina: El sol del 25 sobre otra plaza popular

La Plaza de Mayo y sus zonas aledañas no veían una manifestación similar desde las fiestas del Bicentenario. Pero al contrario de las millones de personas dispersas en aquellas jornadas, el pasado 25 de Mayo fueron 700 mil, concentradas en la Plaza, cuyas capacidades excedieron largamente. Entre ellas, al frente, muy cerca del escenario, destacó una columna del Frente Nuevo Encuentro con una presencia comunista cuyas banderas no pasaron inadvertidas. Convocaba no sólo la fecha patria sino los diez años del kirchnerismo en el gobierno bajo el lema “una década ganada”.

Banderas rojas, hoces y martillos, la cara del Che y las barbas de Fidel, junto a los rostros de Eva Perón y las banderas kirchneristas, humanistas, socialistas y de muchas otras expresiones políticas e ideológicas. El hecho dio la pauta de que la unidad popular se va perfilando. Para consolidarla es necesario aportar a la profundización del proceso de cambios emprendido con un programa democrático, popular, antiimperialista y con unidad y organización.

La Presidenta en su discurso dio algunas señales en ese sentido, algo que sólo los hechos nos permitirán verificar. El apoyo militante, de cientos de miles nuevamente copando la plaza mayor de la Argentina, al menos se da por descontado.

El espectáculo que enmarcó el acto, además, demostró el alto vuelo que la creatividad artística argentina va retomando. Para dar fe de ello, se vieron en el escenario artistas consagrados como el cubano Silvio Rodríguez, los brasileños Paralamas, los argentinos Fito Páez y Chango Spasiuk y los mexicanos Café Tacuba, junto a músicos y bailarines de otros países hermanos, cuyos ritmos se han integrado a nuestra cultura como si siempre hubieran sido nuestros. Así lo demostró la cumbia, que en su estilo porteño fue encarada por Pablo Lescano desde un “escenario volador” inmediatamente después del discurso presidencial.

Una propuesta de música electrónica más masiva que una rave berlinesa, fuegos artificiales grandilocuentes, grandes globos con lemas partidarios suspensos sobre cientos de miles de cabezas, el espectáculo de luces más impactante y la marca registrada de las performances de Fuerza Bruta. Fue más que el acto de la “década ganada”. Fue un ejemplo de realización colectiva en unidad y un llamado de atención a la derecha de cara a las elecciones legislativas de octubre.

La cara roja del acto

Luego de que el rumbo fuera claramente convalidado en un festejo popular, este acto, que además de celebrar 203 años desde nuestra Revolución conmemoró los diez años de la asunción de Néstor Kirchner como presidente, no puede pasar en la política argentina sin dejar huella.

Así lo expresó Alejandro Forni, secretario nacional de la FJC (muy numerosa en la gran columna del PC), presente en la gran fiesta, cuando pidió “diez años más de crecimiento”. Y argumentó: “el mensaje que damos los jóvenes comunistas al resto de la juventud argentina” es “unidad para profundizar los cambios y volver irreversible este proceso latinoamericano”.

También adujo que la derecha argentina “a este evento lo toma con mucho odio” porque es “expresión de soberanía política y popular”. Añadió que los derechistas al acto lo asumieron “como una provocación”. En cambio, consideró que “nosotros lo tomamos como una posibilidad de expresarnos libremente acerca de la necesidad de seguir cambiando y transformando la Argentina”.

El secretario de Organización del PC, Salvador Caputo, también presente bajo las muchas banderas rojas en la plaza del pueblo (una de las cuales, grande y muy visible, amalgamó bajo la hoz y el martillo a San Martín, Castelli, Belgrano y Moreno) dijo: “no está de más reivindicar a nuestros patriotas y lo que significó la gesta de mayo”.

Consideró que aunque los cambios que se dieron en nuestro país en la última década “no son todos los que pretendemos (…), este acto nos tiene que dar mayor fortaleza para profundizar los procesos”. Llamó a construir una “fuerza política amplia, revolucionaria y de liberación nacional que enfrente las políticas del imperio” y “se incorpore activamente a todo el proceso de cambio latinoamericano”.

Se destacaron en la columna del PC los militantes venidos de provincias y ciudades distantes, como Córdoba, La Rioja, Santa Fe, Mar del Plata, Santiago del Estero, San Juan, San Luis y Bahía Blanca. Entre ellos, Esteban, militante de la Fede de Mar del Plata, emocionado comentó que “los militantes tenemos que hacernos cargo de este proceso” porque “los cambios fueron gracias a los militantes”.

Rogelio De Leonardi, secretario del PC riojano y de Derechos Humanos de Ctera, definió al acto como “emocionante” e “impactante” por su convocatoria. “Ha desbordado todas las expectativas”, describió. Dijo estar “agradecido de estar viviendo este momento” y deseó “para todos un mejor futuro y una segunda y definitiva independencia”.

Por su parte, Víctor Hugo Gómez, secretario de Organización del PC bonaerense, dijo que su presencia se debía a que los comunistas “seguimos peleando para profundizar el rumbo, para poder darle bienestar a todos los argentinos”.

Empoderar al pueblo

Las palabras de Cristina Fernández de Kirchner fueron las centrales en el acto. Las brindó cuando ya había anochecido, precedida por la versión de Charly García de Rezo por vos en los parlantes. Tras ella se ubicaron el gabinete de ministros en pleno, los representantes sindicales (entre ellos Hugo Yasky, por parte de la CTA), diputados y senadores nacionales y legisladores de la Ciudad de Buenos Aires y de provincias. A estas también las representaron casi todos los gobernadores, desde Scioli al formoseño Insfrán, cuya presencia exactamente a las espaldas de la Presidenta resultó mal vista por todos los que condenamos los recientes hechos de violencia contra el pueblo quom.

La Presidenta reiteró el lema del acto, pero aclaró que ésta es “una década ganada, pero no por ningún gobierno” sino “por el pueblo”. Valoró las luchas abiertas en Mayo de 1810 y destacó: “estamos peleando ya no por libertad, sino por la igualdad, el gran signo de esta década y de las que vendrán”. Luego convocó a los argentinos “a que a ésta década ganada le siga una década más en que los argentinos sigan ganando”. En este punto, aclaró: “no soy eterna, ya lo he dicho muchas veces, y, lo que es más importante, tampoco lo quiero ser; es necesario empoderar al pueblo y a la sociedad de estas trasformaciones y estas conquistas para que ya nadie más pueda arrebatárselas”.

Más tarde se refirió al problema de los aumentos de precios y dijo que a estos “no los fijan ni los trabajadores ni el gobierno” sino “los empresarios y los grandes monopolios”. Y recomendó repasar lo publicado por los medios de comunicación “algunos meses antes (…) a que se confiscaran los ahorros de la clase media argentina” en el año 2001. En referencia a los medios y la dictadura “lean lo que decían y lo que hacían”.

La mandataria admitió que siente “una inmensa deuda” con las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “No hemos podido encontrar a sus hijos y a sus nietos”, puntualizó. Además pidió unidad de todos los argentinos, pero “con memoria, con verdad y con justicia”. Y recalcó: “sin eso no hay unidad posible”.

También se refirió a la reforma de la Justicia “para democratizar al tercer gran poder del Estado”. Y señaló que “otro gran logro” del que se siente “orgullosa”, fue el matrimonio igualitario.

Cuando memoró el no al ALCA planteado por presidentes sudamericanos en el 2005, la Presidenta recordó a Hugo Chávez y lo definió “eterno en el corazón de nuestro pueblo”.

“Quiero que los argentinos entiendan y comprendan dónde están sus verdaderos intereses”, enfatizó después y destacó la necesidad de “organizar a la sociedad para cuidar las conquistas, mirar para cuidar”. “Si no se organizan, si no participan, si no cuidan ustedes mismos lo que es de ustedes, van a venir por todos ustedes como han hecho a lo largo de la historia”, remarcó.

También dijo que la pasada fue “la década de la solidaridad”. Al respecto, sostuvo que “una gran parte de los argentinos ha comenzado a mirar al costado, o tal vez un poco atrás, hay muchos argentinos a los que todavía les faltan muchas cosas”. Sostuvo que quienes agravian quieren instaurar climas “de odio”. Y aseguró: “Conmigo no van a poder, no van a escuchar una sola palabra de ofensa; sí de ideas, sí de política”.

“Argentinos, no les pido que estén de acuerdo con lo que pienso o de acuerdo con nuestras políticas; sólo les pido que tengan memoria, que sean inteligentes y que piensen en la Patria, porque todos somos la Patria, los 40 millones de argentinos”, en una de sus frases más celebradas. A la que sumó: “quienes pergeñaron ese golpe terrible del 24 de marzo de 1976 quisieron tender un río de sangre que separara al pueblo de las Fuerzas Armadas; tenemos que cerrar ese río con verdad, justicia, trabajo y la convicción de que tenemos que unirnos; la Patria es el otro, sea quien sea”.

Tres festejos muy diferentes

Mientras en la Plaza de Mayo una multitud celebraba los 203 años la Revolución de Mayo y la “década ganada”, algunos gobiernos señeros para la derecha, en sus respectivas jurisdicciones, sólo organizaron tradicionales fiestas de mayo. Tal fue el caso de Córdoba, Santa Fe y la propia Ciudad de Buenos Aires.

En la provincia mediterránea los festejos oficiales se realizaron en Villa María, con el típico desfile cívico-militar. El gobernador De la Sota no asistió, porque se encontraba en el exterior luego de haber pedido, al respecto de los genocidas de la última dictadura, un “baño de reconciliación”. Solana López, secretaria del PC de Córdoba, prefirió la Plaza de Mayo y dijo que allí estuvo rodeada de “organizaciones políticas populares que están en el marco del proceso político abierto en Argentina y América Latina, en Córdoba, en cambio, son festejos que lo que hacen es reivindicar los aspectos más retrógrados y conservadores de la política”.

Claudio Ortegoza, secretario de la Fede de Santa Fe, también eligió la plaza mayor de la Argentina para celebrar el 25 de Mayo. Recordó que su provincia está gobernada por el Frente Amplio Progresista, al que definió como “variante de la derecha” en la que su principal referente, Hermes Binner, “se está proponiendo claramente como el Capriles argentino”. Y agregó que en Santa Fe el festejo “no va a estar, desde ya, enmarcado en el proceso abierto en esta última década”.

Por su parte, el jefe de gobierno porteño organizó un pequeño recordatorio tradicional y dio a entender que en el 2015 se volvería al tedeum en la catedral de Buenos Aires (la Presidenta asistió ese mismo sábado, pero en la basílica de Luján). Quique Guglielmotti, secretario del PC porteño, asistió a la Plaza de Mayo y dijo: “el mensaje de Macri es una búsqueda de hacerse con el gobierno, articular a la derecha, que es un papel que se lo plantea el imperialismo”. Y puntualizó: “la inteligencia de nuestro pueblo, la fuerza que estamos construyendo, va a impedir que eso se alcance”.

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