Intervención de Juan de Dios Varela en el 30 aniversario de la muerte de Juan de la Cruz Varela
Queridos compañeras y compañeros, amigas y amigos:
Permítanme, como integrante del comité organizador de este evento, agradecer la presencia de todos ustedes que aceptaron nuestra invitación a la conmemoración de este 30 aniversario de la muerte de Varela. Pero también, y de manera especial, quiero agradecer a las personas y organizaciones que no sólo están presentes sino que con denuedo han trabajado y contribuido para el magnífico acto del día de hoy: a los compañeros del Sindicato Agrícola del Alto Sumapaz, Asojuntas de la Localidad 20 del Distrito Capital, a los compañeros de Fusagasugá, de Pasca, de Icononzo, y de aquí mismo de Cabrera.
Muy complacidos estamos con la participación y contribución de la dirección nacional del Partido Comunista Colombiano, y con la presencia de su secretario general, el camarada Jaime Caycedo Turriago, con la presencia de los comités regionales de Cundinamarca y del Distrito, con la presencia de compañeros de la dirección nacional de la Unión Patriótica y de la Marcha Patriótica, esta última, que al igual que el Partido Comunista nos ha traído placas de mármol conmemorativas de este acto y que serán fijadas en el monumento. Agradecemos muy especialmente la presencia y las palabras dichas por el compañero Iván Cepeda, senador de la República por el Polo Democrático.
Considero, en primer lugar, que este es un acto de conmemoración, de homenaje y de memoria. Hoy no solamente rendimos homenaje y recordamos a Juan de la Cruz Varela, sino también a muchos compañeros que a lo largo de más de cien años de luchas agrarias, junto con sus líderes lucharon y muchos dieron su vida por las causas populares, otros ya murieron y muchos continúan y están representados hoy por ustedes. Recordamos y rendimos homenaje a Erasmo Valencia, a Pedro Pablo Bello, a Pedro José Acosta, a Jeremías Riveros, César González, a Álvaro Aldana, a Pompilio Patarroyo, a Marcos Arellán, a Salomón Cuéllar y a miles de personas más.
Por lo demás quiero recordar parte de lo que nos ha tocado familiarmente: recordamos a los seis hermanos de Juan de la Cruz, asesinados por fuerzas oficiales y enemigas de nuestro movimiento; recordamos los numerosos atentados sobre Juan de la Cruz, en uno de los cuales salió gravemente herido su hijo mayor, Teodosio, revolucionario consecuente y gran soporte intelectual de Juan de la Cruz, quien como consecuencia de este atentado su salud se afectó gravemente hasta llevarlo a su temprana muerte.
Y cómo no recordar hoy a nuestra hermana Ana Cornelia Varela, quien siendo alcaldesa encargada de este municipio, una mañana fue secuestrada por paramilitares cuando hacia diligencias oficiales en la notaría de Pandi, y a los pocos minutos fue asesinada en cercanías del Puente Natural de Icononzo. Este crimen no habría sido posible sin la connivencia del fuerte operativo militar que por entonces existía en el sector.
En segundo lugar, considero que este acto conmemorativo es un acto de paz; no solamente porque la paz fue un objetivo permanente de la acción de Juan de la Cruz y del movimiento agrario de oriente del Tolima y Sumapaz, sino porque también somos defensores del proceso de negociación de La Habana, porque esos acuerdos serán decisivos para iniciar el gran proceso de construcción de nuestro país en paz, con equidad y justicia social. Nuestra acción ha de oponerse a los poderosos enemigos de que logremos un país en paz.
