Un balance propio

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Raúl Pacheco Granados
@PachecoGranados

El balance de la participación electoral del Pacto Histórico lo han pretendido hacer desde la derecha y los medios de comunicación privados como una especie de autopsia que sirve para expedir su acta de defunción y sentenciar el fin de las reformas, que impulsa el Gobierno de Gustavo Petro Urrego. Y utilizo la palabra ‘autopsia’ porque lo dan por muerto, a pesar de que en muchos territorios el Pacto avanzó. No hay lugar a29 de octubre

la catástrofe, pero quienes trabajamos por él nos debemos un balance propio, serio y sincero, no para llorar sobre lo que no se pudo, sino para corregir ante el desafío del golpismo que camina y tener continuidad en el proceso de cambio más allá del 2026.

El éxito inicial del Pacto Histórico está en que, previo a las elecciones parlamentarias de 2022, logró trascender la izquierda misma y entablar un proceso de diálogo y unidad con otras fuerzas políticas y sectores sociales, basado en mínimos programáticos y una idea clara, tener una bancada amplia de luchadores populares en el Congreso y ganar la Presidencia. Y así lo consiguió porque hubo persistencia y madurez en los partidos y movimientos integrantes, y porque hubo un liderazgo claro e indiscutible en Gustavo Petro. Esta práctica de éxito, lamentablemente, no se replicó en las elecciones territoriales del 29 de octubre pasado.

Desde el año anterior se comenzó a replicar el Pacto en cada territorio, con la idea de que funcionara como instancia de discusión y definición unitaria para candidaturas en el 2023. Fueron largos e intensos meses de discusión. En las regiones, donde había candidaturas sólidas para cargos uninominales, avanzó con relativa facilidad en la confección de listas a la Asamblea, el Concejo y las Juntas Administradoras Locales; en las que las discusiones fueron extensas, con resultados disimiles.

La sensación de derrota, que intentan vender desde la derecha y que compran algunos en la izquierda, se funda en que la expectativa era que la coalición repitiera los resultados de 2022. No se dio por varias razones. En primer lugar, la ausencia de orientación del líder; es de todos sabido que el presidente Petro no participó con la intensidad que nos tenían acostumbrados los presidentes de la derecha, y ese vacío se notó. El centralismo excesivo fue evidente, candidatos sin avales ni acuerdos de coalición el 29 de julio en la mañana, a espera que finalizaran discusiones sobre el ajedrez nacional. La falta de mecanismos vinculantes, para las decisiones del Pacto y la obligatoriedad, se manifestó; hubo partidos que discutieron durante meses ralentizando decisiones y, finalmente, expidieron avales en las regiones para competir contra la coalición. La imposición de listas cerradas sin atender realidades locales, causó la deserción de liderazgos hacia otras listas y el raquitismo de las apuestas del Pacto.

En el Magdalena, el Pacto Histórico inscribió lista a la Asamblea, al Concejo y las Juntas Administradoras Locales en Santa Marta y varios municipios. A pesar de los elementos señalados, la votación al Concejo en Santa Marta se acercó a los seis mil votos, sin alcanzar el umbral y la curul, a pesar de ser una votación significativa para la izquierda diferente a la Fuerza Ciudadana, que gobierna la ciudad, y que reclamó sus triunfos a la Alcaldía y la Gobernación como propios, una muestra de lo que sigue en materia unitaria.

Se abrió el partidor para el 2026 y el Pacto será el camino si corregimos.