Herencia maldita

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José Ramón Llanos

Cuando se hace el balance de casi 200 años de gobiernos de liberales y conservadores son pocos los resultados positivos que podemos identificar. Sin embargo, para engañarse y engañar al pueblo, se inventan subterfugios: reinados de belleza, premios a dirigentes generosos, a estos casi los coronan.

Ahora hemos asistido al más reciente sainete, un empresario que monopoliza la construcción de carreteras que antes de culminarlas se caen dejando trabajadores muertos y heridos. Sin embargo, ha sido exaltado en calidad de benefactor

¿En realidad cuál es la herencia, los aportes positivos del empresariado nacional y su clase política, conservadores y liberales, que han dejado al presente y al inmediato futuro del país? Encontramos muchas situaciones sociales humanas deplorables, que acusan la carencia de sensibilidad y de indiferencia ante el dolor humano de la burguesía. Aparte de que la miseria y carencias del pueblo son consecuencias de la explotación de los trabajadores a su servicio.

Para muestras dos fenómenos fundamentados estadísticamente. El hambre en los niños y el alto nivel de violencia.

Las cifras sobre pobreza monetaria, según informan el DANE, Cepal y la Defensoría del Pueblo, en vez de disminuir aumentan anualmente, lo que acusa la ausencia de eficaces políticas para combatirla.

Solo cuatro de los 32 departamentos colombianos presentan nivel aceptable de nutrición de los niños menores de cinco años. En el resto de los departamentos o sea 28, el 82 por ciento de niñas y niños menores de cinco años, por el hambre que padecen sufrirán a lo largo de su vida bajo nivel de inteligencia y altos riesgos de sufrir enfermedades que les impidan vivir normalmente.

Médicos, analistas sociales y CEPAL consideran que esta deplorable situación es consecuencia de las pésimas políticas económico sociales de los gobiernos colombianos de los últimos 180 años. Hasta una fuente burguesa, la Fundación Éxito muestra cifras que acusan esta tragedia. Pero esto solo es una manifestación de la herencia maldita que deja la burguesía colombiana.

La violencia que azotó al país desde los inicios del Gobierno de Mariano Ospina Pérez y el de Laureano Gómez y la dictadura de Gustavo Rojas, asoló a Colombia hasta el mandato de Juan Manuel Santos quien mancomunadamente con las FARC-EP, propiciaron los Acuerdos de Paz de La Habana y El Teatro Colón. Lamentablemente, todavía padecemos otras formas de violencia, la política del ELN, la de los narcotraficantes. Estas violencias son consecuencia de las promovidas por la burguesía conservadora liberal. Otra rémora de la herencia maldita.

Estos son apenas unos de los nefastos frutos que han dejado años de gobiernos capitalistas. Para erradicarlos de nuestros territorios es necesaria la acción política benefactora de muchos Gobiernos realmente democráticos, como el del Pacto Histórico. Regímenes que rescaten a los excluidos de la miseria, los empoderen elevando su nivel de conciencia y los habiliten eficazmente para las lides que conduzcan a la liberación real de la potencia dinámica de su inteligencia, apta para edificar sociedades más humanas.

El PCC, que pronto deliberará en su 23 Congreso, aportará su valiosa experiencia “para que avancen las condiciones subjetivas que consoliden los procesos de unidad estratégica que tienen una función específica en la amplia unidad del pueblo. Una segunda tarea consiste en avanzar en la construcción del Partido Comunista, en todos los frentes estratégicos para ganar nuevos liderazgos populares en todos los niveles del campo popular”, como afirman documentos para este debate.