Jaime Caycedo
@JaimeCaycedo
El primer trimestre del año señala el punto de inicio de cambios que modifican las relaciones de gobernanza impuestas por el orden tradicional a las mayorías sociales de Colombia. Tales propuestas de cambios fueron centro del debate eleccionario, en particular durante la campaña presidencial que culminó en junio de 2022 con el triunfo histórico de las fuerzas renovadoras del Pacto Histórico y la derrota electoral de quienes han esgrimido la lógica neoliberal de la desigualdad necesaria. Esta falacia del capitalismo senil, (Samir Amin) está en crisis en el nivel planetario, ha mostrado su inviabilidad en todos los continentes y se aferra ahora a una concepción militarizada del dominio mundial, respaldada en las alianzas del imperialismo colectivo de EEUU, Reino Unido y UE, articuladas militarmente por OTAN y AUKUS.
Las reformas en debate corrigen aspectos extremos y grotescos de super explotación, aprovechamiento del poder, refinamientos de la corrupción, atornillamiento de élites subalternas funcionales al tipo de sistema capitalista sujeto al imperialismo e instrumental a su control político y militar del continente suramericano. Estas cosas están cambiando porque tal es el nuevo rumbo escogido y los cambios propuestos, representados en las reformas elementales que están a consideración del Congreso, junto con el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 se corresponden con esa reorientación.
El que estos mecanismos de regulación del capitalismo puedan ser el resultado de reformas y convertirse en instrumentos de organización popular para profundizar nuevas conquistas, simplemente reafirman la circunstancia histórica de que no estamos ante un situación revolucionaria. Pero esta comprobación no quiere decir que no exista un proyecto revolucionario y una estrategia revolucionaria que actúe aún en los marcos y limitaciones de un proceso de cambios democráticos. En la fase actual, los cambios están proponiendo la destrucción de categorías neoliberales como “flexibilización”, “concertación”, recuperación de la jornada de ocho horas, el pago de las horas extras después de las seis de la tarde y el reconocimiento de las mismas en domingos y feriados. Se trata de generalizar el reconocimiento del sindicalismo y su derecho de existir, pese a ser constitucional y estar sujeto a un habitus de degradación, estigmatización, sospecha y exterminio. En las condiciones de la resistencia al fascismo paramilitar el restablecimiento de las conquistas democráticas más elementales significan un paso adelante en la dirección de cambios de mucha mayor profundidad. El acto importante, que reúne la conciencia de los logros democráticos, consiste en la intervención organizada colectiva y popular que se constituye en un instrumento para garantizar las libertades, los avances y experiencias de formas que enuncian poder popular.
Las nuevas formas de explotación que se encubren en la llamada inteligencia artificial, el ChatGPT y las plataformas se superponen de una manera fetichista y fantasmal a las demás formas tradicionales. Se imponen mediante fenómenos de enajenación, forzados por la necesidad y las condiciones precarias de existencia. Los jóvenes que se incorporan a la actividad laboral en condiciones precarias ignoran por lo común su existencia real como ejército de reserva del capital en circunstancia de aprendizaje y del primer empleo. Todos los niveles de educación que contemplen a las y los jóvenes trabajadores deben incorporar las garantías de la Seguridad Social laboral aún en las fases de aprendizaje. El llamado bienestar estudiantil de las universidades debe incluir las condiciones para la salud, física y mental, la alimentación saludable, las condiciones de alojamiento de un trabajador potencial en sus circunstancias pre laborales.