Gabriel Becerra Y.
@BecerraGabo
Con la instalación de las sesiones del Congreso el jueves 20 de julio inicia el segundo tiempo del gobierno progresista liderado por el Compañero presidente Gustavo Petro Urrego.
Y como el tiempo en política es implacable, necesitamos que este año de legislatura y gobierno, sea lo más fructífero posible en realizaciones concretas. Si en el primer tiempo fue posible sacar adelante, entre otros proyectos, la reforma tributaria y el plan nacional de desarrollo cumpliendo en términos generales con lo propuesto, el segundo tiempo tiene que empezar a mostrar resultados más efectivos, por lo menos en los siguientes aspectos:
En primer lugar, en implementación y ejecución de las políticas, programas y proyectos que ya se encuentran aprobados en el nuevo plan y con recursos. El gobierno nacional debe exigir a todos los ministerios e instituciones a su cargo planes de cumplimiento efectivo que ayuden a pasar de los anuncios a los hechos. La política del cambio debe reflejarse en nuevas obras, proyectos sociales y de infraestructura que impacten la vida cotidiana del pueblo en los territorios, especialmente en los más necesitados.
Un aspecto diferencial con relación a otros gobiernos debería ser la mas amplia participación popular en la formulación, ejecución y control de los proyectos. Algo con lo cual la burocracia histórica que aun ejerce gran influencia en cargos de alto y mediano nivel del estado no está de acuerdo, muy a pesar de la insistencia del presidente Petro.
En segundo lugar, el gobierno y el proceso de cambio necesita mantener, ganar y fortalecer la mayor legitimidad posible, por lo tanto, es correcto que el Pacto Histórico y el gobierno mantengan abierta la invitación a una nueva coalición bajo la premisa y el llamado a un Acuerdo Nacional con todas las fuerzas políticas, económicas y sociales dispuestas a suscribirlo en respaldo a temas estratégicos como: la paz integral, las reformas sociales, la política exterior, entre otros.
La legitimidad también incluye una estrategia de comunicación, articulación, movilización y trabajo conjunto con todo el amplio espectro de la sociedad organizada y no organizada. Hay que potenciar las experiencias de las asambleas campesinas, comunales, cooperativas, juveniles y estudiantiles que expresan un método y una concepción distinta del gobierno y del poder. En cualquier escenario, la presencia del pueblo es lo decisivo.
En tercer lugar, es difícil el éxito y la continuidad del proceso progresista sin un sujeto político organizado y fuerte. En esta perspectiva, hay que ganar y avanzar en cargos de representación política en Concejos, Asambleas, Alcaldías y Gobernaciones. La principal tendencia a derrotar es la dispersión en un momento donde las derechas y la reacción tratan de reagruparse y unirse para retomar la iniciativa. El Pacto Histórico puede fortalecerse si actúa en unidad y lidera una política de alianzas que logre aislar lo más reaccionario de la política regional y nacional.
Comienza entonces un nuevo tiempo en un momento decisivo de la historia y del proyecto político del cambio, y lo que corresponde a las fuerzas mas avanzadas de las izquierdas y el progresismo es cumplir. Ni los planes de la reacción ni las limitaciones y contradicciones internas del proceso pueden desviar la atención de lo fundamental, hacer realidad las reformas y transformaciones democráticas que cimenten las bases de un nuevo poder en Colombia.