Nixon Padilla
@nixonpadilla
Ya inició la preparación de la contienda electoral en 2023 En esta ocasión la votación que elegirá autoridades locales reviste una importancia inédita. Para las fuerzas democráticas y lo sectores que acompañan al gobierno de Gustavo Petro, este proceso democrático podrá marcar el camino para la continuidad, ampliación y territorialización del proyecto político reformador. Y para la derecha será la oportunidad para perforar la gobernabilidad, quitarle sustento a la coalición de gobierno y debilitar su capacidad de implementar los cambios en que está comprometido el poder ejecutivo.
El desafío para las fuerzas del cambio es descomunal. No será tarea fácil poder transformar el fervor popular que se expresó en las elecciones presidenciales y que permitió la mayor presencia de sectores democráticos en el Congreso de la República, en gobiernos y representaciones territoriales.
El respaldo popular al Gobierno del cambio se concentra en lo fundamental en la figura de Gustavo Petro y este no se traslada mecánicamente a las fuerzas del Pacto Histórico ni a sus liderazgos en los territorios. Adicionalmente, las experiencias de gobiernos alternativos locales son complejas y contradictorias, no siempre en sintonía con el proceso político nacional y con desgastes importantes en su ejercicio de gobierno.
En medio de este panorama es necesario concentrar nuestros esfuerzos en tres ideas fundamentales. La primera, es comprender que el próximo ejercicio electoral debe garantizar la ampliación de la base política de respaldo a las reformas del Gobierno nacional desde gobernaciones y alcaldías, por lo que es evidente la necesidad de construir una política de Frente Amplio que concite al mayor número de aliados y que aísle políticamente a la oposición uribista y de ultraderecha. Este, tal vez, es el reto más complejo, cuando las distancias -algunas históricas y estructurales, otras coyunturales- con sectores del Establecimiento que han entrado en la órbita de la coalición del gobierno, nos exigen actuar manteniendo nuestra coherencia ética y programática, pero también exhibiendo una alta dosis de realismo político, para ampliar las alianzas que respaldan las reformas en curso.
La segunda, es lograr que el núcleo central de las fuerzas del cambio, avancemos de conjunto en los cargos de representación popular, logrando una mayor participación de mujeres y jóvenes que aseguren una nueva cohorte de cuadros con experiencia política y administrativa en los asuntos públicos. Para esto es vital consolidar al Pacto Histórico, como la expresión política unitaria que sirve de soporte al Gobierno del cambio, que se proyecte en el tiempo con mayor identidad política y programática. La posibilidad de construir un proyecto unitario pasa por construir sin sectarismos, experiencias de participación electoral conjunta, donde todas las fuerzas podamos avanzar.
Y en tercer lugar, ganar espacios para que las izquierdas y sectores revolucionarios jueguen cada vez más, un papel conductor, con un criterio de amplitud, unitario y sobre todo aglutinador. El reto de avanzar en el proceso de reformas y profundizar su contenido, pasa por interpretar y garantizar la participación decidida de los sectores sociales organizados y movilizados, que a la vez que ganan la calle, también incidan en las definiciones electorales.
Con estas idean en mente, debemos concentrarnos con mucha decisión y disciplina, en desplegar en cada territorio nuestras fuerzas para participar en el proceso electoral que se avecina. En la Unión Patriótica tenemos este horizonte claro porque somos el corazón del cambio.