Cuando el barco se hunde

0
899

Zabier Hernández Buelvas
@ZabierHernndez

Una muy antigua ley marítima reza que, en caso de emergencia, el capitán es el último que debe abandonar el barco. Mientras exista nave, el principal responsable de la tripulación es quien debe organizar hasta el final laCu evacuación de todo el personal. En la cultura de la navegación se sabe que cuando las ratas se lanzan al mar es porque el naufragio es inminente. Los maltratados e inteligentes roedores tienen un especial sentido para predecir el peligro y el desastre que se avecina.

En el caso del contexto político colombiano, parece que algunos roedores del poder huelen el desastre y han comenzado a abandonar lentamente el barco del poder de derecha y tradicional que se hunde bajo el peso de su propia irracionalidad, desfachatez e insoportable avaricia. Algunos capitanes de la extrema derecha, políticos, empresarios y altos funcionarios del Estado y el gobierno actual han comenzado por enviar gran parte de sus capitales a los paraísos fiscales.

Desde los Papeles de Panamá pasando por los Pandora Papers publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ por sus siglas en inglés, se ha venido descubriendo que el presidente Iván Duque Márquez; su director de la DIAN, Lisandro Junco Riveira; el exfiscal Néstor Humberto Martínez Neira; así como millonarios, expresidentes, ministros actuales y exministros y aliados al poder, del narcotráfico y del uribismo están catalogados como “clientes” de estos paraísos fiscales.

El capítulo nacional analizado por la ICIJ contiene información de 588 nombres de personas naturales y jurídicas que figuran en los papers como dueñas reales de múltiples sociedades offshore.

Iván Duque ha dicho que no es un delito tener cuentas en el exterior. Señor, no son cuentas en el exterior, es evasión de impuestos, es decir, estamos hablando de un engaño y fraude con la economía colombiana.

Recordemos lo que sucedió en 1991 con el crucero griego Oceanos. Con cientos de pasajeros a bordo, la lujosa embarcación se hizo agua, se inclinó y comenzó a hundirse lentamente, hecho que quedó marcado más que por el hundimiento, fue por la actitud de su capitán Yiannis Avaranas, quien salió con su tripulación antes que 200 hombres, mujeres y niños, desesperados y aún a bordo. En su defensa Avaranas diría: “Si doy la orden de abandonar el barco, da igual cuándo yo me vaya. La orden vale para todos. Si algunas personas deciden quedarse, que se queden”.

Parece que Uribe ha dado la orden de evacuar. El capitán del uribismo, además, ha decidido evacuar primero a sus hijos Tomás y Jerónimo, que tiene vínculos con el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas. Pequeños roedores que presagian el cambio de rumbo del país.

Hay muchas formas de abandonar el barco en política. Una es yéndose definitivamente del país, otra es cambiando de discurso y otra muy usual en Colombia es pasándose a otro barco. De esta última ni hablemos. En Nariño, se dice que un reconocido líder político, un roedor del territorio, senador uribista, ha dicho que está pensando apoyar a Gustavo Petro.

En la cultura naviera hay otra curiosa ley según la cual, que el capitán huya, es un problema para los dueños de los barcos, ya que un barco abandonado por su tripulación pasa a manos de quien lo rescate. ¡Vamos con el Pacto Histórico por el rescate de Colombia!