La jauría incapaz

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José Ramón Llanos

Vale la pena recordar que una jauría es una manada de perros hambrientos que persiguen a alguien. En esta ocasión se trata de los líderes de los comerciantes, de los grandes industriales, y por supuesto, del poder financiero. La presa objeto de sus bocas, ahora convertidas en fauces, que no emiten voces sino rugidos, es el Gobierno. Especialmente atacan a Gustavo Petro preferencialmente a las ministras Gloria Inés Ramírez, Irene Vélez, objeto de sistemático ataque es el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo.

Los medios del capital están disponibles 24 horas para difundir las declaraciones, boletines y entrevistan a los voceros del empresariado. Estos diariamente emiten las mismas críticas, pero con diferente lenguaje para ocultar sus verdaderas motivaciones y objetivos: engañar y tratar de movilizar al pueblo contra el Gobierno de El Pacto Histórico. Ellos saben que el cambio afecta sus, no siempre legales, altísimos ingresos.

Sin embargo, sus críticas y mentiras se están quedando en lo que son: intentos de que los proyectos de ley necesarios para financiar los cambios, apoyar a los excluidos, fracasen. Pero hasta ahora los tiros le están saliendo por la culata. Acaban de recibir dos estruendosas y dolorosas bofetadas: de Joseph Stiglitz y de la nada pro obrera Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE.

El nobel de economía, Stiglitz sobre el proyecto de reforma presentado por el Gobierno ante el Senado opinó: “Para muchos países, la mejor manera de obtener nuevos recursos es a través de la tributación a la riqueza al asegurar que multinacionales paguen una parte justa y al gravar ganancias inesperadas. Estas medidas no afectan la inversión…”.

La OCDE hizo comentarios más extensos y bien sustentados. En el caso de los tributos a las pensiones fue más petrista que Petro. Mientras el proyecto gravaría las pensiones superiores a 13 millones. La OCDE recomienda que deben tributar incluso los ingresos inferiores a 10 millones.

La OCDE apoya la progresividad de los impuestos, por tanto, el gravamen a los más ricos.  Recomienda que no se debe descuidar la tributación de aquellos que reciben entre 10 y 45 millones mensuales. La última manifestación de aprobación al contenido de la reforma tributaria está relacionada con el incremento a los impuestos a las actividades mineras, las dedicadas a la explotación del petróleo y carbón. Llamó la atención sobre el impuesto a estas empresas en México que es de 57 por ciento y que las de Brasil es superior. Recomendó que lo ideal es que los países Latinoamericanos hicieran acuerdos sobre estos asuntos.

También hubo elogios para el condicionamiento de los beneficios a las zonas francas y ponerles porcentajes de exportación para mantenerles las ventajas que ahora tienen sin condiciones.

Como respondiendo a una senadora del Centro Democrático que dice que el Gobierno no sabe en qué va utilizar los recursos de la reforma tributaria, en la reunión anual del Fondo Monetario Internacional, el ministro Ocampo, afirmó: “Estos recursos se destinarán a las exigencias de los más necesitados y a financiar las actividades para detener el cambio climático”. Y a los agoreros que pronostican un desastre fiscal, Ocampo les dice: El déficit fiscal lo reduciremos del 7,1 del PIB a 4,3 el año próximo.

Como se puede ver en este caso como en el de Marroquín Aquella jauría, “si,/ cosa de volverse loco/ No pudo tampoco” impedir/ el cambio aquí.