El difícil diálogo entre los mismos

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Zabier Hernández Buelvas
@ZabierHernndez

El diálogo y el entendimiento son los inventos más poderosos de la humanidad. El diálogo debe fluir al interior de cada uno (consigo mismo), en la lucha (con otros diferentes y contrarios) a quien presentamos nuestros reclamos históricos, pero la discusión es aún más necesaria con los iguales con quienes compartimos el proyecto histórico de vida y de justicia social.

¿Cuántos pliegos han quedado en el libro del olvido, en las gavetas de los escritorios de la burocracia nacional?, ¿Cuántos diálogos truncados y sometidos a la fuerza del arma oficial? ¿Cuántas mesas de diálogo perdidas en la formalidad y en el texto de letra muerta? Sí, venimos de una larga era de diálogos y pactos incumplidos. Pero ¿acaso no se ha iniciado el cambio?, ¿acaso no somos parte del cambio?

A propósito de las protestas y los bloqueos, desarrollados contra o en tensión con el actual gobierno progresista de Gustavo Petro y Francia Márquez, administración que precisamente cumple un mes de haber asumido funciones, el diálogo, la palabra reflexionada es clave para visionar una perspectiva histórica, que nos debe hacer posible la constatación de un nuevo significado y la identificación de una nueva etapa en la lucha, en la que debe emerger una nueva comprensión de las relaciones de poder.

Las relaciones con el Estado, incluso la confrontación con el Estado y el gobierno actual, obliga a encontrar creativamente los aspectos ocultos del nuevo momento, hacer resaltar los aspectos que no se hallaban en las relaciones anteriores con el poder. Encontrar el entendimiento a través del diálogo, partiendo de repasar las líneas del proyecto histórico de cambio, es el «cemento» que sostiene los vínculos entre las personas que defienden justos derechos y el gobierno progresista que elegimos.

Ahora bien, debemos recordar que ganar el gobierno no es conquistar el poder para el pueblo. Es una primera cuota, es un momento de cambio que hasta ahora empieza, falta ahora avanzar en el proceso más complejo y de larga duración: la adquisición de una nueva conciencia colectiva en la que la educación y la pedagogía, desde un nuevo proyecto impulsado por las organizaciones políticas, movimientos sociales, el magisterio y el gobierno, dinamizarán las transformaciones que el país necesita.

El proceso de cambio tiene dos dimensiones que deben caminar juntas y dialogar permanentemente. Una, el cambio de realidades concretas y estructurales como la redistribución de la riqueza iniciando con la imposición de impuestos a la clase poderosa y la redistribución de la tierra, y otra, el cambio de muchos imaginarios a través del largo proceso pedagógico y educativo.

Si no se reconocen estas dos dimensiones, la acción de un bloqueo y una protesta, que por demás no enmarca una dinámica general de lucha, no aportará al cambio real. El diálogo entre iguales, es sin duda el más difícil pero muchas veces el más necesario.

Adenda 1: A propósito, se perdió el plebiscito en Chile. No se debe someter a un pueblo a este tipo de mecanismos, porque aún no se crea una conciencia colectiva sobre el cambio necesario, apenas inician su camino en las dos dimensiones mencionadas. Error político que le pesará a la izquierda, no sólo chilena, sino latinoamericana.

Adenda 2: Murió el alcalde de la Plaza de Nariño, Edgar “el diablo» Hernández, el hombre mejor informado de la política local pastusa. Paz en su eterno sueño.