Sindicalismo y Cuarta Revolución Industrial

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Lina María Montilla Díaz (*)
@lina_montilla

Los cambios en el mundo del trabajo se han acelerado en los últimos años, con mayor desarrollo durante la pandemia del COVID-19. No solo se potenció la industria tecnológica, sino que, poco a poco, se fue interiorizando la tecnología y la digitalización en la cotidianidad de la vida de las personas.

Las múltiples plataformas digitales de reparto, transporte, streaming, videoconferencias, trabajo remoto, trabajo colaborativo, entre otras, se hicieron parte de la vida familiar. Es el proceso de la Cuarta Revolución Industrial, que avanza intensamente y se refleja en la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la nanotecnología y la robótica avanzada, los cuales impactarán fuertemente no solo la forma de vivir, sino también el mundo del trabajo.

El estudio de McKinsey & Company, en su informe del 2020 titulado ‘The Future of Work in the Age of AI’, concluye que más de dos mil actividades laborales en múltiples sectores: hasta un 30 por ciento de las tareas podrían ser automatizadas, para el año 2030 en el 60 por ciento de todas las ocupaciones. Es decir que, de las tareas realizadas actualmente por personas, el 20 por ciento podrían realizarse por el uso de la inteligencia artificial.

Hoy las modalidades de trabajo también han mutado y las y los trabajadores ya no se encuentran de manera permanente en el sitio de labor. El trabajo en casa, el teletrabajo y el trabajo remoto, desplazan al trabajador de su espacio habitual, rompiendo con la comunidad en el trabajo y elevando la competencia y la individualidad.

Es clave que el movimiento sindical comprenda lo que esto significa, en varias vías: primero, las pérdidas de empleos por el proceso de automatización; la reforma laboral establece las consultas previas a las organizaciones sindicales existentes en la empresa para generar procesos de reconversión y reubicación laboral en similares o mejores condiciones de trabajo, pero si se agotan las posibilidades anteriores, el empleador deberá solicitar permiso  al Ministerio de Trabajo para poder despedir e indemnizar, garantizando los derechos de los y las trabajadores y trabajadoras.

Segundo, es necesario generar dinámicas organizativas que permitan a las y los trabajadores que se encuentren mediados por la digitalización y la inteligencia artificial, para que puedan ejercer el derecho de sindicalización y de negociación colectiva y la movilización por el trabajo digno y decente. Este es el reto de la Central Unitaria de Trabajadores, teniendo en cuenta los cambios en el mundo del trabajo. La sindicalización para estos nuevos trabajadores no se puede ejercer de la forma clásica, teniendo en cuenta, además, que producto de la desideologización y la interiorización de la filosofía neoliberal en la clase trabajadora, para muchas personas no es importante tener derechos laborales y se asumen como colaboradores.

Los próximos congresos de la central, el VII Congreso de la Mujer Trabajadora, el IV Congreso de la Juventud Trabajadora y el VIII Congreso Ordinario de la CUT, deberán discutir estos elementos que determinarán el presente y el futuro de gran parte del movimiento sindical colombiano.

El reto es de los jóvenes y las mujeres, quienes son mayoritariamente víctimas de la precarización laboral, pero, al mismo tiempo, son la fuente principal de crecimiento y fortalecimiento de las organizaciones sindicales en nuestro país. ¡El momento es ahora!

* Integrante y directora del Dpto. de Juventud Trabajadora y Erradicación del Trabajo Infantil Integrante en el Comité Ejecutivo Nacional de la CUT. @lina_montilla