Resistencia latina en Estados Unidos

0
275

Magnolia Agudelo Velázquez

Desde su campaña, Trump prometió reforzar las deportaciones masivas, endurecer las condiciones en los centros de detención y restablecer políticas violatorias de los derechos humanos de diferentes poblaciones y países a criterio del presidente norteamericano. Y no terminaba de posesionarse cuando arrancó su máquina de odio y xenofobia expulsando de manera arbitraria a los latinos inmigrantes que se encuentran trabajando – no delinquiendo – en sus “dominios”. Porque así considera Trump a su país: un imperio que tiene el poder de manejar a su antojo las demás naciones -colonias – de la tierra.

Y ¡cómo son las ironías de la vida!, quién iba a imaginar que fuera por el lado más frágil, los inmigrantes, por donde se iniciarían las grandes protestas y rupturas con el decadente imperio, y que su agenda migratoria se convertiría en una poderosa bandera de resistencia de la comunidad latina en EE. UU, México y diferentes países de América Latina. Podría causar grave daño a la economía norteamericana según se verá con el paro latino decretado para estos días.

El fascismo emerge cuando el capitalismo está en crisis. En esta coyuntura, el imperio se encontró con presidentes como Petro, Claudia Sheinbaum y Xiomara Castro. El primer golpe que recibió fue la respuesta del presidente Petro, no permitir que los inmigrantes colombianos fueran tratados y deportados como delincuentes. En esas condiciones no los recibiría en sus aviones militares. La reacción del amo fue amenazar con sanciones arancelarias a Colombia.

Durante su campaña electoral, Trump se refirió en numerosas ocasiones a México amagando con sanciones y aumento de aranceles, renegociación de los acuerdos comerciales y prometiendo duras políticas antinmigrantes contra este país, que además debe llevar la carga no querida ni buscada de que hacia él convergen todos los emigrantes de los países de América latina que quieren ingresas a los Estados Unidos.

Pero bastó con la primera redada y envío de mexicanos para encontrarse con la valla de contención de la dignidad de un pueblo que con su presidenta plantó cara al racista y xenófobo presidente. Claudia Sheinbaum fue muy clara y coherente: “México no es una colonia. La soberanía no se negocia”. Este clamor tocó los corazones de millones de mexicanos y mexicanas y desató una campaña de boicot a los productos y empresas que apoyan las políticas racistas de Trump. Se unieron en defensa de sus hermanos y hermanas humillados y deportados como bestias, encadenados de pies y manos. ¿Su delito? ser pobre, indígena, mujer y pasar la frontera para conseguir el pan diario. Porque lo que quieren es trabajar.

¡Por fin los excluidos fueron escuchados! Millones de latinos se indignaron y convirtieron esa indignación en odio antimperialista.  Veremos los informes de los analistas económicos sobre los catastróficos efectos de ese boicot a los productos norteamericanos. Y ese levantamiento no será en vano, porque no lograrán los millones de deportaciones prometidas. Se tendrán que detener.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí