¡Que no falte la salud, la rebeldía ni su voto!

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Inéride Álvarez

Como las segundas partes de las películas, un año después escribo sobre el regreso a las aulas. Como lo sabemos y vivimos, el regreso es importante y necesario y, como hace un año, se mantiene que, este regreso requiere de condiciones para hacerlo. – ¡Es de no creer! – ¿qué? -estar reclamando por lo mismo que hace un año. -Sí, y no es un año, son muchos más. Los sindicatos nacionales y regionales de maestros continúan con las mismas exigencias – ¡es imposible! – No, no es imposible.

La cantidad de colegios con difícil acceso (por no decir peligroso), sin los servicios básicos (agua, luz y ni mencionar internet), el número reducido de profesores (as), el deterioro de las escuelas y colegios durante este tiempo (porque no se hizo ningún tipo de mantenimiento), son los denominadores comunes.

Mientras la mayoría o casi todos los colegios privados terminaron sus años escolares con relativa “normalidad”, el debate de regresar con garantías corresponde a las instituciones públicas a las que no llegan los recursos económicos para que profesores, profesoras, administrativos (as) y estudiantes realicen sus actividades en lugares dignos y seguros.  – ¿Terquedad con esto del regreso? – Queremos regresar – No es mucho pedir, se trata de gozar del derecho a la educación. De una educación pública, gratuita y de calidad.

Casi que resignados a un retorno no muy distinto a lo que se dejó, con esperanza enuncio algunos de los referentes programáticos del Pacto Histórico relacionados con la educación:

“El Pacto Histórico impulsará un acto legislativo y una ley estatutaria de la educación que conformen el sistema nacional de educación en Colombia que garantice la infraestructura, la pertinencia y la financiación requerida, incluido el pago de las deudas del gobierno central con las universidades públicas, para alcanzar en el corto y mediano plazo las metas de la cobertura universal con calidad y la gratuidad en todos los niveles (preescolar, básica, media, terciaria, superior e inclusive la investigación científica).

“Con modelos pedagógicos orientados al pensamiento crítico y la innovación, pero también al estímulo de las carreras humanísticas y las ciencias sociales como la sociología, trabajo social, antropología y filosofía, tan necesarias para forjar identidad y cultura y educar para sostener el cambio. Será dignificada la labor de los y las docentes a partir del reconocimiento de sus justos derechos”.

Como parte del Pacto por la Memoria Histórica, “se debe revisar la malla curricular para hacer énfasis en las ciencias sociales, que se han descuidado muchísimo durante los últimos años, y estimular, entre los niños, niñas y los jóvenes todas las expresiones del arte —pintura, teatro, poesía, novela, cuento, crónica, cine, danza—, con temas de cultura de paz”.

– ¿Se siente identificado con algo de esto? – ¿alguna vez en su vida de estudiante, de obrero (a), trabajador (a), cabeza de familia, empleado (a) o desempleado (a) lo soñó? – Bueno, esta vez puede sumar al sueño y hacerlo realidad – ¡qué falta mucho!, ¡qué son ideas muy amplias! ¡qué cómo se concretan! -Pues juntos y juntas. ¡Quien dijo que esto de ser poder es fácil! No la tenemos fácil… Esto se construye.

En memoria de William, Wilson, Jorge, Amparo y tantos compañeros y compañeras del sector educativo que han colocado una cuota alta de ausencias y tristezas en estos tiempos de pandemia.