Poderes vs. Pueblos del mundo

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Luz Marina López Espinosa
@koskita

El mundo está conmocionado. la declaración del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu de borrar del mapa el territorio de Gaza con el insolente ultimátum a la ONU, de sacar de allí un millón de palestinas y palestinos, so pena de dejarlos polvo entre los escombros será recogida por la historia universal como las más ominosas páginas. Y lo será porque esta decisión, no se da en época “de bárbaras naciones”, sino que ocurre en este siglo XXI cuando la humanidad se enorgullece de los avances materiales, espirituales y políticos.

En esta situación, los vocablos “trágico” y “dramático” son exiguos. Se debe resaltar: el terrible divorcio entre los poderes regentes del mundo y los pueblos. El anuncio de Netanyahu, desde la conciencia universal, lo entroniza como uno de los más brutales genocidas de la humanidad – Nerón, Hitler, Harry Truman, George Bush hijo – fue saludado por los poderosos del mundo – los presidentes de EE. UU. y de Francia, los Parlamentos europeos, norteamericano e inglés, con efusivas manifestaciones de respaldo y solidaridad. Y como expresión bien provocadora de ello, engalanaron las fachadas de sus edificios con la bandera del estado sionista. Cualquier otra interpretación de ese saludo y homenaje es impostura. En este conflicto de 75 años, sólo ha habido víctimas y victimarios. Y los palestinos siempre han sido las primeras y los israelíes los segundos. Decir lo contrario es vano intento por desmentir el libro de la Historia. Feo Inri para los que así ella consagra.

¿Mientras tanto los pueblos sometidos a esos poderes qué? Los pueblos volcados en calles y plazas protestan indignados contra un crimen que nunca imaginaron ver, justificado y enaltecido por las grandes corporaciones mediáticas. Por eso, como en tantas recientes ocasiones, gritan: “No en nuestro nombre”. Y es tan brutal y dramático ese divorcio entre los mandatarios y sus pueblos, que en el mismo momento en que se consuma el Holocausto Palestino, aquellos tienen la impudicia de prohibir las manifestaciones populares de repudio. Más aún: de exhibir la bandera palestina; lo cual nos hace reparar en cuán hondo ha penetrado el oro sionista en los gobiernos.

En el momento en que redactamos esta nota, el anunciado y prometido arrasamiento de Gaza se concreta en miles de casas y edificios destruidos incluidos hospitales, mercados, universidades y colegios, miles de heridos graves sin atención médica posible y 2.700 muertos, de los cuales más de un millar son niñas y niños. Porque la guerra no es contra Hamas sino contra Palestina. Por ello, la contundente y justa respuesta a la pregunta “triunfal” que hacen los cristianos hipócritas, los pacifistas de pacotilla y los “neutrales” de conveniencia – en verdad sionistas vergonzantes todos – sobre qué opina de la feroz operación militar de Hamas sobre Israel donde murieron civiles inermes y niños inocentes, debe ser: “Y qué opina usted de los feroces bombardeos diarios de Israel sobre Palestina a lo largo de 75 años donde han muerto docenas  de miles civiles inermes y miles de niños inocentes?”

Y para los impostores que critican la comparación que hizo el presidente Gustavo Petro de lo actual con el holocausto nazi, ahí les responde la entonces Ministra de Justicia de Israel Ayelet Shaked refiriéndose a las madres palestinas: “…deberían desaparecer junto a sus hogares, donde han criado esas serpientes. De lo contrario, criarán más pequeñas serpientes”.