Oda a las Mayoras

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Ana Elsa Rojas Rey

Algunos pocos versos son suficientes para describir el inexpugnable vientre donde germina el endospermo embrión, depositado en el útero materno que da paso a la sublime elevación de la vida, formando raudales de esperanza, sin perder de vista que en cada cabello ensortijado se encuentran las virtuosas canas, que el archivo del pasado, hacen una Oda a los y las Mayoras, con el propósito de expresar los relatos anónimos, pero no olvidados, de diagramas que registran cofradías permanentes de quienes juraron la libertad de su ancestros para convertirse en identidades colectivas que estén y sean sujetas y sujetos de derechos en un gran Pacto con la Historia.

En ocasión a que Francia Márquez ha llegado a la historia del Pacto Histórico, los grandes medios de comunicación desataron su furia recurriendo a un supuesto tecnicismo de la Real Academia de la Lengua, porque ella utiliza el lenguaje incluyente.

“Preocupados” por el maltrato a la lengua castellana, pero callándose frente al saqueo “abudinesco”, que condenó a niños y niñas a estar por fuera de los avances tecnológicos para su educación; silenciando los crímenes contra líderes y lideresas sociales, indígenas y negros, callándose frente a la usurpación de los ahorros de la clase trabajadora, acumulado jugosas ganancias en los fondos privados, porque ellos representan a un Estado ausente y están convencidos que son “la gente de bien”.

Las expresiones de Francia Márquez corresponden a nuevos lenguajes de la vida cultural, pero además son prácticas ancestrales de las Mayoras que, de conversa en conversa de parteras, y de Mayores, tocando los violines negros, luego de las fatigosas jornadas del esclavismo caucano, han conservado hasta hoy.

Ellas y ellos, de generación en generación, han dejado huellas en la memoria, en la descendencia con el relato, dándole un sello poético enfrentando la adversidad y la mentira. Los y las Mayoras dan sentido ontológico a la palabra, su historia tiene un significante con el que nos expresan el valor de ser mujer, altiva y valerosa en momentos de la historia y de la vida, que se potencia para vencer a los tiranos, como lo hicieron Rafaela y Carlota Rengifo Denis, quienes fueron fusiladas en Santander de Quilichao, norte del Cauca, en 1814.

Y como ellas existen otras heroínas afro que la “gente de bien” ha desconocido, como María Josefina Costa, fusilada en Palmira el 19 de septiembre 1817; María del Carmen Olano fusilada en Santander de Quilichao el 2 de febrero de 1820; o Bárbara Montes fusilada en Caloto, Cauca, el 24 de septiembre de 1820.

Las Mayoras han atesorado lo mejor de sus luchas, para que viejas y nuevas generaciones que engrosan los difíciles caminos del amor y la unidad tengan el referente histórico.  Nadie debe dudar que se está en los caminos del cambio, donde todas y todos se sentarán en la mesa a repartir el pan con equidad, para homenajear a las personas olvidadas de la historia.

La presencia de Francia Márquez en el Pacto Histórico es el principio donde se rompa el racismo estructural que en estos días se exacerba por todos los medios de comunicación de la gran prensa patriarcal, posicionando en el imaginario colectivo, que la candidata vicepresidencial salió como por arte de magia, desconociendo que Francia es la continuidad de los y las Mayoras que contribuyeron con sus muertes al parto de la libertad.