Una semana crucial

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César Santoyo Santos
@Cesar_Santoyo_S

Acabamos de pasar una semana crucial y bastante diversa de la actividad política. Hay cuatro temas de interés para valorar. La intromisión colombiana en el conflicto Rusia-Ucrania, por cuenta del fallido Duque Márquez, en la guerra que no nos corresponde y que sólo debería inmiscuir a Colombia para proponer el diálogo, la paz entre pueblos e impulsar el cese de fuegos como lo mostró el Acuerdo de Paz.

También se registra un tránsito político interesante en el que las nuevas bancadas del Congreso están afinando su participación en el debate presidencial. Las alternativas, por ejemplo, el Pacto Histórico inicia con un mandato que deriva de su carácter de lista cerrada y la gran conexión que logró con su principal regente, el candidato presidencial, lo cual resultó siendo un éxito rotundo, permitió el acceso de un grupo de personas diversas, con acumulados en las movilizaciones lo cual implica un reto importante, que es promover iniciativas que aseguren la paz, la vida, respeto por el agua y el ecosistema, los derechos humanos y sus poblaciones.

Para el futuro estos ejercicios deberán fortalecerse con procesos democráticos que favorezcan la participación activa para alcanzar el cambio democrático que se promueve. Buen viento a esa bancada.

Igualmente, encontramos que la muerte sigue contando vidas en el territorio nacional. La crisis humanitaria en Arauca, en donde se llevó a cabo el Foro de Derechos Humanos para abordar la crisis humanitaria del departamento exigió la apertura de mesas y corredores humanitarios, continuar sin dilación con la implementación del Acuerdo de Paz, la instalación de mesas de negociación con la insurgencia del ELN; exigió desescalar la guerra deteniendo los planes cívico-militares que ponen en riesgo a la población civil y al territorio al convertirlo en una supuesta zona de interés estratégico.

El foro alertó de la magnitud del daño que ha ocasionado Duque Márquez en la región fronteriza, así como en Chocó, Catatumbo, Cauca, Caquetá, Magdalena Medio. El espacio no relaciona la grave situación que viven territorios como el Vichada, donde la vulneración a los pueblos indígenas es permanente, al igual que en el Pacífico nariñense, donde también estas imposiciones gubernamentales de Zonas de Intervención Estratégica y la militarización de la vida cotidiana generan zozobra, exclusión, despojo y son una muestra del racismo estructural que aqueja la institucionalidad.

Mientras que la guerra se ensaña con las mayorías pobres y excluidas de estos territorios, las entidades y órganos de control son conniventes con este estado de cosas, los altos cargos del gobierno miran para otro lado y limitan la independencia judicial, como hace el soberbio Francisco Barbosa que, presuntamente, usa su cargo para constreñir y vengarse de las fiscales que investigan a poderosos clanes económicos del país. Este es un reto para el nuevo gobierno y el nuevo Congreso, hay que asegurar mecanismos de diálogo que aseguren la independencia de los poderes públicos.

Finalmente, es necesario recordar a otro de los gigantes de la cultura, el arte, el teatro y de la actuación en Colombia. Jaime Barbini ha partido y su legado se convierte en una reserva de la creación, de la movilización por las artes al servicio de los cambios sociales. Murió luchando porque le permitieran ejercer su derecho a la muerte en dignidad que implica la eutanasia y que también está amenazada por la soberbia y el negacionismo de estos gobiernos criminales.